Opinión
Ver día anteriorLunes 2 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Los excesos de la representación popular

Sueldos injustos, por inmorales

H

abrá quien, desde la ceguera de su ignorancia o a partir de su prepotencia, pretenda ignorar la muy anómala circunstancia de los dineros que perciben los diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Pero eso en nada cambia su realidad, por el contrario, la agrava.

Los diputados locales se llevan mensualmente una cantidad mayor aún que la que pretendían, se diga lo que se diga, los consejeros del IFE y no pasa nada. El caso, más que lamentable, muestra las formas engañosas, las trampas de un grupo de funcionarios electos que ha encabezado desde hace casi tres años Víctor Hugo Círigo.

Las denuncias van y vienen junto con los reclamos de muchos ciudadanos que hoy se arrepienten de haber sufragado en favor de quienes sin miramientos, ausentes de las necesidades reales de la gente, se llenan los bolsillos de dineros, que a los votantes les hacen falta, para vivir fuera de la realidad, de su realidad y de la que viven quienes los eligieron.

La dieta les es insuficiente, tanto que se inventaron una serie de formas para hacerse llegar fondos que no siempre se utilizan para aliviar la situación de quienes los votaron. ¿Quién debe intervenir para pedir cuentas a los bribones de la Asamblea?

Cada uno de los diputados que integran la ALDF dispone de más de 400 mil pesos mensuales. Una cifra inferior sirvió para levantar un escándalo en el IFE. Claro, los consejeros se pasaron de cínicos y sin tratar de darle vuelta a la vuelta se los querían meter en la bolsa en calidad de salario directo. Los diputados locales, que no son tan ingenuos, inventaron cosas tan raras como la llamada Ciudad de Leyes, que les proporciona una buena cantidad de billetes de la que no tienen que dar ninguna explicación y, desde luego, ningún recibo, es decir, si lo quieren se puede convertir en un sobresueldo, que ni siquiera está sujeto al pago de impuestos.

Lo malo es que lo que ellos gastan proviene del dinero de los trabajadores de la ciudad que a estas alturas de la crisis bien les podría servir para, por ejemplo, pagar los adeudos de las tarjetas de crédito que usan para comprar alimentos. Alguien debería poner un freno al saqueo que estos diputados hacen del erario. No resulta comprensible, de ninguna manera que mientras se ponen en peligro obras de importancia para el Distrito Federal, los asambleístas llenen las alforjas con dineros mal habidos, y no decimos con esto que el hecho sea ilegal, sino simplemente injusto, inmoral.

Pero eso no les preocupa, por el contrario, parece que los alienta, les despierta la ambición y ahora quieren más. No sabemos si desde el gobierno de Marcelo Ebrard se pueda corregir esta muy grave situación, pero lo que sí es muy cierto es que cuando menos el jefe de Gobierno debería deslindarse antes de que alguien le eche la culpa a su gobierno, y por ahí, no estaría mal que desde la Consejría Jurídica de su gobierno se hiciera un buen estudio de lo que a todas luces se mira como saqueo.

De pasadita

Y ya que andamos por el rumbo de Donceles, no podemos olvidar la última prohibición que la Asamblea de conservadores impuso en contra de la gente. El horario para cerrar los antros donde acude una muy buena cantidad de jóvenes se limitó a las 2.30 de la madrugada, pero esto no inquieta a los chavos que, por ejemplo en La Condesa, se han lanzado a los parques a seguir la convivencia que el legislador les prohíbe. Ni modo, más fallas que deben cargarse a los diputados locales. Bien dijimos.