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Inminente, el desalojo del gobierno de los nacionalistas moderados

Confirman los socialistas vascos acuerdo con el Partido Popular para gobernar Euskadi
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El secretario general del Partido Popular en el País Vasco, Iñaki Oyarzábal (centro); el secretario general en la provincia de Álava, Alfonso Alonso (segundo de la derecha); la vicesecretaria Arantza Quiroga (segunda de la izquierda) y el portavoz Leopoldo Barrena abandonan la sede del PSE en BilbaoFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 14 de marzo de 2009, p. 23

Madrid, 13 de marzo. La alternancia en el gobierno del País Vasco parece irreversible. Por primera vez desde las elecciones autonómicas del pasado primero de marzo, el vocero del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Rodolfo Ares, informó que su formación ya recabó los apoyos necesarios para la investidura como presidente del gobierno vasco de su candidato, Patxi López, lo que significa que el desalojo de los nacionalistas moderados del gobierno es inminente.

Los comicios de hace dos semanas arrojaron un resultado inédito en la historia de la región: por primera vez los llamados partidos españolistas o constitucionalistas superaron en escaños a los nacionalistas o soberanistas. A pesar de que el hegemónico Partido Nacionalista Vasco (PNV, en el poder desde hace 30 años) fue el más votado, con 30 diputados, el resto de las formaciones con las que mantenía la coalición de gobierno sufrieron una drástica caída.

Mientras que el PSE obtuvo 25 diputados y el derechista Partido Popular (PP) 13, con lo que sumarían los 38 escaños que dan la mayoría absoluta del Parlamento regional y que permitirían así la investidura de lehendakari.

El País Vasco es, quizá, la única autonomía del Estado español en la que es posible una alianza entre los socialistas y el PP, enemigos acérrimos en el resto del territorio. Los unen su vocación de sacar del poder a los nacionalistas del PNV y, también, su condición de dirigentes políticos amenazados por la violencia de la organización armada vasca ETA.

Sin embargo sus divergentes puntos de vista sobre el histórico conflicto se evidenció en el último intento de relanzar proceso de paz, en el que el PP intentó por todos los medios que éste se suspendiera, mientras que el Partido Socialista Obrero Español era uno de sus principales defensores.

Al margen de estas diferencias, Ares reconoció que una vez finalizada la ronda de contactos con el resto de las formaciones políticas será posible el cambio y la alternancia, si bien matizó que no pretenden formar una alianza de gobierno con el PP, sino un Ejecutivo en minoría, con la intención de llegar a acuerdos puntuales con el resto de los grupos.