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Ver día anteriorDomingo 22 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los libros sobre la mesa
D

e tres proyectos que sometí para obtener una beca, Perfil de literaturas es el más antiguo y el único que no he terminado. Aunque hice su respectiva solicitud en 2001, no empecé a trabajar en él sino hasta octubre de 2004. Pero desde entonces me ocupo de atenderlo continuamente, y me parece que a finales de 2009 le podré poner punto final.

Pretende ser un curso de literatura no académico, oral o escrito, concebido y elaborado por mí, narradora y ensayista, no profesora ni crítica, para orientar el juicio y el gusto del lector común. En él creo que quedan establecidos por sus mejores exponentes los géneros literarios clásicos y algunos otros, de modo que el lector aprenda a reconocerlos y a diferenciar entre ellos antes de juzgarlos y apreciarlos.

El proyecto tiene tantos apartados como géneros reviso en él. En cada sección analizo un género, cada uno representado por cuatro textos de creadores del siglo XX que, para los años 70, ya estuvieran establecidos. Occidentales; hombres y mujeres y, en cada conjunto, por lo menos un autor hispanoamericano. En lo posible, los títulos incluidos cuentan con traducción al español y son accesibles en librerías o en bibliotecas públicas.

Curso, digo, en forma de libro, o de serie de fascículos o charlas de viva voz o grabadas, o de colaboraciones impresas o electrónicas. Con los títulos y mis exposiciones de prólogo, el editor proporcionaría al lector una biblioteca compacta y panorámica de la literatura que marcó el siglo XX. Mi intención es no rebasar los límites de los principios fundamentales de los distintos géneros literarios, pero no deberán extrañar los géneros expandidos o que traspasan las fronteras entre géneros y forman el suyo. También doy una muestra de libros inclasificables por lo que hace a género.

He tenido en cuenta que los incluidos, sin dejar de haber sido libros significativos en mi propia formación, puedan serlo en la de los lectores comunes. Excluí algunos títulos cuya influencia, demasiado específica para mí, muy difícilmente tocaría a otros. Me exigí que todo libro incluido definiera o aportara algo al respectivo género en el que lo situé, o que, a la vez que contuviera el sedimento de la tradición de la que descendiera, se desprendiera de toda tradición para imponer la propia.

Insistir en que los textos en mi Perfil... fueran de creadores más que de críticos, se debe a que prefiero la expresión que nace de las emociones a la que se produce sólo a partir del conocimiento y el razonamiento, por más fundamentados y lúcidos que éstos puedan ser. Concedo valor a la contradicción, a la incertidumbre, al riesgo de la equivocación. Pretendo que el lector aprenda a distinguir el texto en el que lo importante no sea únicamente el tema, o la trama, o la anécdota que se desarrolla en él, o las ideas que en él se exponen, sino la elaboración personal, artística, del contenido, así como que éste presente una verdad. A mayor aprovechamiento de las lecciones, mayor capacidad del lector para diferenciar entre la buena literatura y la mala, entre la que va a leer porque aprendió a que le gustara, y la que no va a leer, porque mediante el curso aprendió a que no le gusta.

Con el Perfil..., quiero ofrecer al lector común los modelos contra los cuales comparar sus lecturas futuras. Por eso los modelos de mi bibliografía son depositarios de la mejor tradición, pues cargan con la responsabilidad de pesar como si fueran insustituibles. Quiero dar al lector potencial todo lo que yo he aprendido de cuanto cada autor que he leído ha depositado en mi experiencia.

Puede ser que no haya libro malo; pero lo que no puede ser es que un lector no se deje tocar por los libros buenos, que son los que hay que aprender a leer, y no dejar de leer mientras podamos seguir leyendo.

Tengo clasificados 32 géneros, unos 128 libros. He escrito los capítulos de 21 de los conjuntos. Me faltan 11 géneros, o 44 textos, por releer y exponer.