Espectáculos
Ver día anteriorLunes 23 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La argentina Aída Bortnik, la autora, rindió homenaje al Nobel en Guadalajara

Presentan a García Márquez el guión para cine de Noticia de un secuestro

Es un año de mi vida dedicado con devoción a ti, dijo la escritora

Pedro Pablo Ibarra dirigirá la película sobre el libro homónimo, que será producida por Carlos Payán y Epigmenio Ibarra

Foto
Gabriel García Márquez con Aída BortnikFoto Arturo Campos Cedillo
Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 23 de marzo de 2009, p. a16

Guadalajara, Jalisco, 22 de marzo. La guionista argentina Aída Bortnik llegó a esta ciudad para rendir homenaje a Gabriel García Márquez. Le entregó las flores preferidas del Nobel de literatura colombiano y el guión cinematográfico de su libro Noticia de un secuestro.

El encuentro entre Aída y Gabo, que desde hace 18 años no se veían, se dio en el 24 Festival Internacional de Cine en Guadalajara, a propósito de la entrega del libreto de la versión cinematográfica de la obra, que será dirigida por Pedro Pablo Ibarra, producida por Carlos Payán y Epigmenio Ibarra, y que iniciará rodaje el próximo octubre.

La conversación entre estos dos amigos transcurrió así:

Aída: Para mí, Gabriel, eres un dios, y ya sabes que no creo en un dios.

Gabo: Estás equivocada porque hay tres.

Aída: Por lo menos, creo que hay dioses, creo que Shakespeare era uno y tú eres otro.

Gabo: No me digas eso, porque me lo creo y luego quién me aguanta.

Aída: “Te hemos aguantado todos estos años; sé que lo sabes… Eres un dios de verdad, has creado mundos que nos has regalado”.

Gabo: Lleva el discurso por otro lado, porque me la estoy creyendo.

Aída: Lo primero que hace uno con los dioses es darles una ofrenda, así que te traje flores amarillas que sé te gustan, no conseguimos rosas que son tus segundas favoritas.

Gabo: Así que ésta es la primera ofrenda. Se las paso a Mercedes, que es quien me guarda las flores.

Aída: “La segunda ofrenda depende de tu humor, tu ánimo y tus ganas cuando la leas… Claro, y depende de la ofrenda misma: el guión cinematográfico de Noticia de un secuestro”.

Gabo:Noticia de un secuestro es mío y yo no lo escribí como guión cinematográfico”.

Crónica transformada en libreto para la pantalla grande

Aída: No, lo hiciste como crónica y yo lo transformé en guión cinematográfico.

Gabo: ¿Y te has atrevido a hacerlo sin mostrármelo?... aunque me lo muestras ahora. ¡Qué bueno, porque esta noche no duermo!

Aída: Y yo, Gabriel. Tengo mucho miedo, pero también estoy enormemente honrada.

Gabo: ¡Y por qué lo hiciste? ¿Para quién lo hiciste?

Aída: “Lo hice por muchos motivos. Hace 20 años nos encontramos en una filmación de Gringo viejo, la novela de Carlos Fuentes, con Jane Fonda y Gregory Peck… Fuiste de visita, estuviste encantador…”

Gabo: Como de costumbre. Como ahora.

Aída: “Claro, como siempre… En esa ocasión, mientras charlabas con mi marido, sorpresivamente me dijiste que necesitabas un año de mi vida, y yo me asusté muchísimo”.

Gabo: Más me asusté yo. Mira, cómo me atreví a pedirte eso.

Aída: “Nunca más se habló de eso, aunque nos encontramos muchas veces… en Cuba con Fidel… 10 años después Epigmenio Ibarra vino a mi casa y me dijo que quería hacer una película enormemente interesante basada en un hecho real. Se hizo nuestro amigo. Después me llamó para decirme que no podía realizar un proyecto, pero que esperaba que en algunos años haríamos algo juntos. Pasaron cinco años, cuando me dijo que haríamos Noticia de un secuestro”.

Gabo: Él tiene los derechos, porque de eso yo no sé.

Aída: “Entonces, te he dado el año de mi vida que me pediste: yo era alta, pelirroja, de ojos verdes… y mira lo que ha quedado”.

Gabo: “Mucho mejor que esa mujer que hablas de ojos verdes…”

No te copié; te inventé

Aída: Ha sido un año completamente dedicado, con devoción, a ti, para respetarte de verdad. No te copié, te busqué. Te inventé. Te hice bromas. Pero no te copié, porque copiarte ha hecho que otros fracasen.

Gabo: ¡Ah!, entonces éste no es el mío, no es mi libro. Entonces de quién es.

Aída: Claro que es tuyo, sale de ti, pero con algunas libertades. Espero que lo leas pronto.

Gabo: “Qué prisa la tuya. No será mejor que no lea todavía hasta que vea la película… no me aguantaré la tentación de leerlo y de sufrir, por supuesto”.

Aída: Ha sido un año en el que pasaron cosas terribles en mi vida y hacer este libro cinematográfico ha sido un refugio para mí.

Gabo: ¿Cuándo te vi la última vez? Creo que fue en La Habana”.

Aída: Sí fue en el Palacio, que nos reprochaste que no había llegado la fotografía que te tomamos con tu hermano y te la volvimos a enviar. ¿Finalmente la recibiste o no? Esta es la humilde y temerosa ofrenda que te presento.

Gabo: Lo de temeroso no hay prueba, lo que me preocupa es lo de humilde.

Aída: Es que eres un dios, Gabriel, de verdad.

Gabo: Dime una cosa, y ¿vas a filmar esto?

Aída: “Lo va a filmar Epigmenio, lo va a dirigir Petipol. Va a tener un elenco divino; están buscando todo de lo mejor”.

Gabo: ¿Dónde lo van a filmar? ¿Cuándo comenzarán el rodaje?

Aída: Siete semanas en Colombia y cinco en México. Comenzarán entre octubre y noviembre.

Gabo: ¿En qué mes estamos?

Aída: En marzo.

Tengo que leer el mío para acordarme

Gabo: “Bueno; aún hay tiempo para pelear… pero el verdadero problema es que primero tengo que leer el mío para acordarme”.

Aída: “No, no lo hagas. Cuando inicies la lectura de éste, te vas a acordar cómo era el tuyo. Voy a agradecerte mucho que lo hagas, porque era una crónica. No hubiera querido adaptar tus historias de realismo mágico… sólo vine al festival para darte el libro. Está escrito como escribes tú, cuando lo haces en la crónica.

“Recuerdo que antes de que saliera publicado Cien años de soledad estaba en Buenos Aires y me pidieron hacer la crítica, pero leí Doscientos años de soledad, porque llegué a la última página del libro e inmediatamente regresé a la página uno. Estaba loca; no quería salir de allí, no quería que ese mundo se terminara nunca. Me enamoré perdidamente de ti.”

Gabo: Y el libro ése ¿se vendió? ¿Ya han hecho película?

Interviene Mercedes: “No, de ése no. La que se vendió fue El amor en los tiempos del cólera”.

Nadie tocará Cien años de soledad

Gabo: “No quisiera que se hiciera una película de Cien años de soledad”.

Aída: Ni te preocupes, ese libro nadie lo va a tocar.

Gabo: Ya no me acuerdo de nada, qué maravilla. No guardo rencores en contra de nadie.

Aída: “Sí, Gabriel, éso es una maravilla…”

Gabo: Bueno, yo lo leeré con mucho interés. Inmediatamente te llamo para decirte lo que pienso.

Después del encuentro entre Aída y Gabriel, los flashes de las cámaras acompañaron al Nobel de Literatura a otra sala. Con un dejo de fastidio, dijo: Quien inventó la cámara fotográfica lo hizo en mi contra; desde hace mucho tiempo no puedo pararme en ningún lugar sin que alguien pida que me tome una fotografía y ahora más con los aparatitos ésos que todos traen y que tienen cámara fotográfica.

Por cierto, Gabo no durmió esa noche.