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Amigos y colegas ponen de relieve su coherencia intelectual ante las causas más justas

Murió el humanista Javier Wimer; aguardó un país más democrático

Siempre fue un gran mexicano y defensor de la República en los mejores términos, dice Carlos Payán

Poseía una inteligencia muy vasta y afilada, manifiesta José María Pérez Gay

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Javier Wimer, en la sede del Instituto del Derecho de Asilo Museo Casa de León Trotsky, fundado por el diplomático –fallecido ayer a los 76 años– para resguardar el legado del revolucionario rusoFoto Cortesía Museo Trotsky
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de junio de 2009, p. 3

El ensayista, editor y diplomático Javier Wimer, fundador del Instituto del Derecho de Asilo Museo Casa de León Trotsky, falleció ayer a los 76 años en su domicilio.

Fue integrante de la Comisión de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas y delegado general de la Unión Latina en México.

Entre otras obras, Wimer es autor de Antología de Sor Juana Inés de la Cruz (Barcelona, 1973) y Juicio crítico de la Revolución Mexicana (Imprenta Universitaria).

Fue precisamente su contribución al resguardo del legado de Trotsky una de las labores que más le apasionaban, convencido de que la importancia de preservar la herencia de uno de los grandes artífices de la Revolución Rusa de 1917 se basaba no en cuestiones ideológicas, sino en el respeto al pasado, pues el mundo no se puede encerrar en conceptos estrechos, solía decir.

Trotsky, señalaba Wimer, fue un hombre de una gran pureza intelectual. Nunca renunció a sus puntos de vista, a su concepción del mundo, sus ideas abarcan los temas que todavía se discuten.

Incursión en la política

Nacido en 1933, Javier Wimer fue embajador de México ante Yugoslavia y Albania, poco antes de la difícil época en que Estados Unidos atacara esa región de los Balcanes. También se desempeñó como agregado cultural en la embajada de México en Argentina, trabajo mediante el cual logró estrechar los vínculos entre ambas naciones.

En su faceta de editor, uno de sus aportes más relevantes consistió en haber introducido a México por primera vez una obra del periodista polaco Ryszard Kapuscinski, La guerra de Angola. También incursionó en la política, al fungir como subsecretario de Gobernación durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988).

Al enterarse de su fallecimiento, sus amigos y colegas pusieron de relieve la calidad de Wimer como académico, escritor y servidor público, además de la coherencia con la que se mantuvo siempre del lado de las causas más justas del país.

A continuación, algunas de las reflexiones sobre el deceso de Javier Wimer:

Carlos Payán, periodista y fundador de La Jornada: Se trata de la muerte de un amigo entrañable, un amigo de toda la vida. Culto, refinado, buen escritor, con un pensamiento siempre hacia la izquierda, y que pertenece a esa generación que perdieron hace tiempo los priístas en su modernización. Ahí perdieron a sus mejores soldados republicanos. Javier siempre fue un gran mexicano y un defensor de la República en los mejores términos.

Porfirio Muñoz Ledo, politólogo y abogado: Javier Wimer fue mi amigo más entrañable y lo seguirá siendo. Fue un hombre inteligente, sensible, orgulloso y leal. Por razones familiares y vocacionales, sus inclinaciones originales fueron artísticas. Adquirió desde niño un sentido literario de la vida, pero también una inclinación apasionada por la amistad. Fue ante todo un ser ideológico.

“Tenía una visión clara del mundo y la convicción de que había que transformarlo. Fue un hombre de izquierda en el sentido más profundo, por su gusto casi personal por la igualdad entre los seres humanos, pero también por la primacía del pensamiento crítico.

“Javier produjo numerosos ensayos, artículos, prólogos y muchos otros trabajos definitorios para la orientación política del país, muchos de los cuales no fueron publicados.

“Encarna, y ese fue su retiro gradual de la vida, el fracaso histórico de una generación –que es la mía– que soñó con transformar el país, y ahora contemplamos el espectáculo de su absoluta degradación. También debo a Javier la introducción a un mundo de valores estéticos y humanísticos. Nuestros viajes y convivencias en México y en el mundo nos dieron una misma manera de mirar las cosas.”

Brillante universitario

Carlos Monsiváis, escritor y periodista: Javier pertenece a una generación brillante de universitarios, la del grupo Medio Siglo, entre cuyas figuras destacadas se encuentran Porfirio Muñoz Ledo, Carlos Fuentes, Rafael Ruiz Harrell, Sergio Pitol y el propio Wimer. Su primera vocación fue la de jurista y, como los de su grupo, estuvo muy cerca de dos maestros: Manuel Pedroso y Mario de la Cueva. Luego alternó el servicio público con el ensayo, género que le permitió desplegar su brillantez. Fue subsecretario de Gobernación, de un modo que él calificaría de efímero y circunstancial. Fue agregado cultural en Argentina, donde hizo un papel brillante y frecuentó a escritores como Borges, Bioy Casares y José Vivanco. Tuvo un trabajo de investigación humanística en México y en Suiza, y todo el tiempo estuvo atento a la vida intelectual y humanística.

“Además fue el primer editor de Ryszard Kapuscinski en español, con el libro La guerra de Angola. Dirigió con enorme tino una dirección de la Secretaría de Trabajo, que por desgracia desapareció, la dedicada a la cultura de los trabajadores. Hasta el final, siguió escribiendo y publicó artículos en La Jornada. Lo recuerdo siempre discutiendo o atendiendo los argumentos de Porfirio Muñoz Ledo con una discreción sarcástica y una atención irónica a lo que sucedía. Fue mi amigo desde hace más de 50 años.”

José María Pérez Gay, escritor y académico: Javier es, sin duda, una de las personas más lúcidas del grupo Medio Siglo. Se distinguió siempre por tener una visión de un México diferente, más democrático, más allá de estrechez de los grupos que en los años 50 y 60 gobernaron este país. Era un conocedor de la literatura, el primer hombre que facilitó la obra de Kapuscinski, ya que cuando dirigía una editorial publicó La guerra de Angola. Su labor como diplomático fue muy importante en Argentina, ya que logró acercar a ambos países. Tenía una inteligencia muy vasta y afilada, y creo que nos hará mucha falta. Como editorialista de La Jornada, habría querido que escribiera más, porque Javier era un hombre que no sólo tenía una inteligencia afilada, sino muy reservada. Durante su periodo como subsecretario de Gobernación, durante el gobierno de Miguel de la Madrid, tuvo una función siempre democratizadora y abierta.

Difusor de la cultura

Hugo Gutiérrez Vega, poeta: Wimer fue un hombre que incidió en muchos aspectos positivos de la difusión de la cultura en México. Dirigió un organismo dedicado a la cultura y recreación de los trabajadores, hizo periodismo cultural. Es muy recordable su trabajo sobre Sor Juana Inés de la Cruz, pues en ese libro analiza algunos aspectos antes no estudiados de la vida y obra de la monja novohispana. También podemos decir que fue un intelectual comprometido y un diplomático que defendió los aspectos más positivos de la política exterior mexicana.