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Woodstock, maravilloso accidente

Nadie esperaba que el festival se convirtiera en icono de la generación amor y paz: Alvin Lee

 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de agosto de 2009, p. a40

Hamburgo, 11 de agosto. Su presentación en el legendario festival de Woodstock, hace 40 años, lo hizo mundialmente famoso de la noche a la mañana. Alvin Lee, líder de la banda británica Ten Years After, se convirtió, tras su solo de guitarra I’m going home, en el más rápido del mundo en ese instrumento y fue inmortalizado en la banda sonora de Woodstock y en la película, premiada con un Óscar, y que hasta hoy es el documental más exitoso.

Hasta Jimi Hendrix, quien entonces era uno de los más destacados artistas presentes en Woodstock, alabó la presentación como la mejor del festival y calificó de maestro a Lee.

El roquero Lee y el ex beatle George Harrison estuvieron unidos por una larga amistad y colaboración musical.

Lee, de 64 años, vive desde hace largo tiempo en la Costa del Sol. Con motivo del 40 aniversario del festival de Woodstock ofreció una de sus poco frecuentes entrevistas.

–Cuando estaba en el escenario de Woodstock, ¿sintió que escribía una página de la historia?

–No, de ninguna manera. En el verano de 1969 ofrecíamos una serie de festivales. Sinceramente, para nosotros era en principio uno de muchos, aunque al llegar nos quedó claro que en términos numéricos era muy, muy grande. La protesta contra Vietnam ya existía entre la juventud estadunidense antes de Woodstock. Prácticamente todos los jóvenes estaban en contra de esa guerra sin sentido.

“Pero la mayoría de las bandas no tenían un mensaje político, sólo querían transmitir su música y garantizar alegría y diversión. Incluso un año después del festival todavía no se habían producido cambios. Sólo cuando se lanzó la película, en 1970, se convirtió en ese acto gigantesco, en el icono de la generación de paz y amor, que quería cambiar el mundo. Eso inquietó a los gobernantes en Estados Unidos.

Sin embargo, eso de que Woodstock iba a entrar en la historia es algo que seguramente ningún músico presintió. Fue un maravilloso accidente.

–¿Qué recuerdos vincula con el festival y su presentación?

–Fuimos trasladados en helicóptero. Fue una imagen impactante mirar esas multitudes. Recuerdo también la tormenta que amenazaba con hacer volar el escenario.

“Llegamos al mediodía y debíamos tocar enseguida. Pero tras la presentación de Joe Cocker comenzó esa terrible tormenta. Todo se postergó horas. A las 21 horas subimos al escenario. La disciplina de las 500 mil personas fue notable. Soportaron todo estoicamente, no podían buscar refugio en ningún lado. Eso ya tenía algo de pacífico, armónico.

Recuerdo también que durante la espera se me habían acabado los cigarrillos. Simplemente me dirigí al público, que me ofreció cigarrillos de mariguana. Todavía hice un paseo a orillas del lago. Acerca de la presentación no tengo recuerdos. Un año después la vi en la película, sobredimensionada, de un tamaño mayor al real.

–De los más de 30 grupos que se presentaron en Woodstock sólo una parte fue incluida en la banda sonora y en la película. La propia Janis Joplin no apareció en la película de 1970. ¿Estuvo conforme con su actuación y como fue presentada en el filme?

–En primer lugar estoy bastante orgulloso de haber estado en Woodstock. Evaluar mi parte en la película no me resulta sencillo. En Hollywood me encontré en la última fase de producción con el director Michael Wadleigh, quien me invitó a ver algunas escenas. Entonces me enteré de que la película debía ser cortada. Era demasiado larga y por lo tanto iba a atraer a pocas personas al cine, argumentaban.

Yo ordené a mi representante dejarles en claro que eso no entraba en consideración en mi caso. La intención era, junto con otras bandas, advertir por escrito que, en caso de un recorte, no podrían usar ninguna de las canciones. Pero al final cedieron.

Gigantesco éxito de taquilla

Los directivos cinematográficos se equivocaron. Woodstock se convirtió en un gigantesco éxito de taquilla; ganó un Óscar, la banda sonora llegó al puesto número uno de los charts.

–¿Qué cambió para usted después de que la cinta fue presentada en los cines de todo el mundo?

–En Estados Unidos tocábamos en salones con mil 500 a 2 mil espectadores. Cuando se estrenó la película, el éxito nos arrolló, uno podía sentirse realmente mareado. De pronto nos presentábamos en el Madison Square Garden, en arenas de hockey sobre hielo y estadios, con decenas de miles que nos querían ver.

–¿Y cómo vive ahora?

–Estoy feliz. Elijo uno u otro concierto o festival, actúo tal vez 10 veces por año. Los viajes se me hicieron pesados; no necesito ni quiero todo ese estrés, de ninguna manera las giras de conciertos con 20 presentaciones seguidas.