Opinión
Ver día anteriorJueves 10 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La SEP contra la teoría de la evolución
E

n estos tiempos de oscurantismo y emergencia de viejos fanatismos, la Secretaría de Educación Pública (SEP) nos ofrece una nueva y muy desagradable sorpresa en sus nuevos libros de texto para la materia de ciencias naturales de primaria: se trata de la mutilación de la teoría de la evolución. Una aberración más del gobierno panista, la cual ya no resulta sorprendente luego de constatar la obsesión de este gobierno por atacar día con día la cultura y la inteligencia e intentar imponer su concepción confesional y religiosa a toda la población de México.

Pues bien, en esta tesitura, un conjunto de personas carentes de la menor preparación en ciencia, ha mal redactado un texto dirigido a los alumnos de sexto de primaria en el que la teoría de la evolución queda reducida en mucho más de la mitad con respecto de la atención que merecía el texto anterior, aprobado en 1993 y elaborado por personas conocedoras, profesionales del tema. Se trata de un texto en el que el evolucionismo merece un tratamiento confuso, erróneo e incompleto, por decir lo menos. He aquí algunos de los imperdonables errores que contiene:

1. El creacionismo es tratado al nivel de las distintas teorías científicas sobre el origen de la vida: La generación espontánea, la panspermia y la teoría evolucionista de Oparin-Haldane son puestas todas al mismo nivel que las charlatanerías creacionistas. El creacionismo no es ninguna teoría; es sólo una especulación fantasiosa imposible de corroborar, no está basada en un hecho real que se pretenda explicar.

2. No existe la menor mención de la variabilidad al azar y de su herencia, los cuales son procesos (y conceptos) centrales en la teoría de Darwin. La selección natural es imposible de explicar si antes no se hace mención de esos dos procesos, porque solamente cuando las especies varían pueden seleccionarse las mejor adaptadas al medio de las que no lo están.

3. No se menciona ningún concepto de genética ni la relación de los hallazgos en esta rama de la biología con la teoría de la evolución. Hay que mencionar al respecto que en las primeras décadas del siglo XX tuvieron lugar entre los científicos interesantes debates sobre el carácter de la herencia y de la selección natural, que concluyeron con la emisión de la llamada teoría sintética, que unificó los conocimientos en genética provenientes de las investigaciones de Gregor Mendel con el modelo darwinista de evolución por selección natural.

4. En el texto se pone atención a los fósiles y a las extinciones como evidencia de las formas de vida pasadas. Pero eso no es necesariamente evolucionismo. Los fósiles son conocidos desde hace milenios sin que se diera una explicación evolucionista a su existencia. El científico francés Georges Cuvier (1769-1832) emitió la teoría llamada catastrofismo, en la que explicaba que los fósiles eran evidencia de catástrofes y creaciones sucesivas que habían tenido lugar en la Tierra, negando toda implicación evolutiva. Fue Darwin quien encontró una evidencia de la evolución en el registro fósil relacionando las edades de fósiles semejantes entre sí y los sedimentos geológicos en los que se encuentran. Esta explicación está ausente en el texto de sexto de primaria.

5. No hay mención alguna sobre evolución humana. Eso abre las puertas a la interpretación del diseño inteligente, que plantea que el ser humano es demasiado complejo para ser explicado por procesos naturales y que por tanto (¡vaya falacia!) tiene que ser producto de la decisión de un ser supremo inteligente.

6. De la vida de Darwin no se explica casi nada, ni el viaje del Beagle ni las evidencias biogeográficas embriológicas y paleontológicas sobre la evolución, ni el principio del ancestro común y, desde luego, nada sobre su triunfo sobre las fuerzas oscurantistas y reaccionarias de su tiempo.

Debemos dar la señal de alarma: esta reducción de la teoría evolucionista es, en manos del panismo, el primer paso para, en un futuro no lejano, eliminarla de los planes de estudio o ponerla en el mismo nivel de las charlatanerías creacionistas, como se ha intentado en muchas partes de Estados Unidos o Italia. Omitir o deformar la enseñanza del evolucionismo en las escuelas primarias es sumir en la ignorancia y la mentira a la niñez de este país; es condenarla a ignorar una de las más certeras y trascendentales aportaciones a la ciencia y la cultura. Nadie, absolutamente nadie tiene derecho a hacer eso.

El panismo es insaciable en su ataque a la inteligencia. Encendamos los focos rojos. La defensa de la cultura, de la historia y de la ciencia es, hoy día, una de las tareas más importantes en México.