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Reabrirá sus puertas mañana en Puebla luego de ser sometido a rehabilitación integral

El Museo Bello recupera su esplendor y celebra 65 años

Un ejército multidisciplinario se encargó de la restauración del recinto y sus colecciones

Se realizarán tres conciertos con su órgano tubular del siglo XVII, también renovado

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Periódico La Jornada
Miércoles 11 de noviembre de 2009, p. 3

Puebla, Pue., 10 de noviembre. Celebración múltiple: el Museo José Luis Bello y González cumple 65 años. Será reabierto dentro de unas horas. Fue sometido a restructuración integral. Cuenta con nuevas lecturas museográficas. Reaparece como emblema local, nacional y garante de identidad y tradición culturales.

Conocido de manera familiar como Museo Bello, fue inaugurado el 21 de julio de 1944, luego de que su instaurador, Mariano Bello, decidió dejar de habitar ese hermoso inmueble, dejar de convivir con obras de arte, que heredó de su padre, el industrial José Luis Bello, iniciador de la colección, buscar alojamiento aparte para que tal acervo pasara a disfrute público.

Durante 55 años, los escolares poblanos, las familias locales y el turismo de doquier desfilaron por sus habitaciones.

El temblor de 1999 lo afectó notablemente. Hubo de cerrar. Y su contenido trasladado a San Pedro Museo de Arte para restaurarlo. El inmueble fue intervenido arquitectónicamente y reabrió en 2005 pero de manera parcial: sólo la planta baja alojaba 400 piezas del total de 3 mil 28.

Nuevo discurso museográfico

Hace un año se decidió cerrarlo de nuevo para reabrirlo ahora de manera definitiva, con sus 22 colecciones, sus 13 salas de exhibición y un nuevo discurso museográfico.

La hazaña se debe a un ejército multidisciplinario de historiadores, historiadores de arte, arquitectos, diseñadores gráficos, sicólogos, abogados, administradores, musicólogos, restauradores, et al.

Una parte de ese ejército trabaja a marchas forzadas a unas horas de la reapertura formal, que ocurrirá la noche de este jueves, en el marco del Festival Internacional de Puebla y seguirá una serie de actividades diarias hasta el sábado 21, entre ellas la presentación del Libro Museo Bello, una conferencia sobre la restauración del órgano tubular del siglo XVII, que forma parte de su colección de tesoros, a cargo del restaurador del mismo, Daniel Guzmán Vargas, y tres conciertos en ese bello instrumento ejecutados por Víctor Manuel Contreras, Rafael Cárdenas y Agustín Peñuela, consecutivamente.

Los tesoros restaurados incluyen, además del órgano tubular, óleos, textiles, metales, cerámicas, marfiles, porcelanas, cristales, ornamentos varios, lacas, muebles, relojes...

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Vista parcial de dos de las 13 salas de exhibición del recinto inaugurado el 21 de julio de 1944, que se ubica en la capital de PueblaFoto Pablo Espinosa

Se respetó el proyecto original, en el que participó en su momento Manuel Toussaint, pero ahora con elementos museográficos que no existían en 1944.

Un trabajo integral de investigación permitió habilitar, también, un sistema cedulario que tomó 65 piezas claves para elaborar 65 cedularios que proporcionan información sobre el resto de las piezas, es decir, que a partir de un elemento el visitante puede entender el resto de sus similares. Esto para evitar inundar de cedularios un museo de suyo abigarrado, es decir, un museo de coleccionismo.

Los trabajos de arquitectura, iluminación, ventilación y soportes mínimos permiten ahora garantizar las condiciones de seguridad necesarias.

Acervo de 3 mil 28 piezas

La pieza más antigua es un ánfora del siglo I, hallado en Biblos, Líbano. Cada una de las 3 mil 28 piezas van narrando la historia de la colección entera, por ejemplo un arcón filipino que en su capa luce el primer mapa conocido de Manila, Filipinas.

Los daños causados por el sismo de 1999, que ocasionó el cierre del museo, obligaron a enrollar cielos rasos, tapices de Damasco, embodegar cristales de Baccarat, marfiles chinos. Todo fue sometido a minuciosos procesos de restauración.

La intervención arquitectónica comprendió en su caso estudios estructurales para localizar puntos débiles y ahora se cuenta con planos completos, inclusive vistas tridimensionales y soportes modernos que convivan con los elementos originales. Entre otros trabajos, se restructuró un domo de 24 toneladas para reducir su peso a una tonelada y proteger el inmueble de daños mayores en caso de siniestro.

Un óleo de Cristóbal de Villalpando, otro de Agustín Arrieta, vitrales de Pillandini, un pabellón chino flotante elaborado en marfil, una pinacoteca entera. Los tesoros del Museo Bello estarán en pocas horas al alcance nuevamente de la gente.

Un recorrido realizado horas antes de la reapertura se puede condensar en una frase popular: luego de un trabajo intenso y admirable de rescate, el Museo Bello quedó chulo de bonito.