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Presentan hoy Al sol y al sereno en la Plaza de la Música del Centro Nacional de las Artes

En el fandango, una mujer tiene que llegar con muchas armas para ganarse un espacio
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Doña Agustina Ramos, aquí con el grupo Relicario, será homenajeada esta nocheFoto Rodrigo Vázquez
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de noviembre de 2009, p. a13

Los capitalinos podrán vivir los momentos más significativos de un fandango, en compañía de algunos de los músicos, bailadoras y cantadoras fundamentales del son jarocho.

Todo fandango debe tener una intención. En esta ocasión será un homenaje a doña Agustina Ramos, la última cantadora, a decir de Rubí Oseguera Rueda, bailadora y organizadora de Al sol y al sereno, las cantadoras y bailadoras del fandango jarocho, que se llevará a cabo este viernes por la noche en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).

La última cantadora, en el sentido de que cantar en un fandango suele ser asunto de hombres, y Oseguera describe a las cantadoras como mujeres fuertes que llegan al espacio y se plantan a cantar verso tras verso, sin repetir, toda la noche. Una mujer tiene que llegar con muchas armas para ganarse un espacio. Así era doña Agustina.

Doña Agustina, de El Comején, al sur de Veracruz, quien falleció en septiembre, formó parte de una generación que se está despidiendo, siguió Oseguera Rueda en entrevista. Así pues, el fandango será un tributo a todo lo que nos han compartido. Su intención es reconocer una generación de la que hemos aprendido mucho, a la que le debemos mucho. No se trata sólo de conocimientos técnicos, sino de que compartieron lo que son, su vida misma. De esta generación estarán presentes los bailadores y cantadores: Adela Cazarín, Rosario Fernández, El Negro Tadeo, María Jiménez y Marciano Torralba.

Representamos lo que somos

También participarán Son de Madera, Caña Dulce y Caña Brava y Relicario, entre otros.

La bailadora Rubí Oseguera, integrante de Son de Madera, proviene de Coatzacoalcos y lleva tres años viviendo en el Distrito Federal. Su familia paterna es de una ranchería en Los Tuxtlas, uno de los bastiones más importantes del son jarocho. Su padre tuvo que salir del rancho para estudiar y rompió con la tradición familiar de ser laudero, músico, bailador o cantador. Sin embargo, siempre llevaba a sus hijos a las fiestas en la ranchería. Ellos retomaron la tradición.

Este viernes participarán 24 músicos, cantadores, poetas y bailadores. Se incluirá multimedia, con la idea de mostrar, por ejemplo, de dónde viene el baile de la canción Pájaro carpintero: del vuelo de las aves o, en otra canción, de dónde viene la cepillada en el baile: del sonido del mar.

Veremos que el fandango es multigeneracional y cómo los jóvenes aprendemos de los viejos. Hay una base tradicional sustentada en la tierra y a partir de ahí se recrea la tradición con otros elementos. Al fin y al cabo, recordó Oseguera, el son jarocho proviene de una confluencia de elementos árabes, indígenas, ibéricos, africanos...

Creamos a partir de nuestra propia historia, dijo la bailadora. Aprendemos de la tradición y creamos un estilo. Mi baile no puede ser dulce y suave si mi vida ha sido fuerte; representamos lo que somos; tiene que ver con nuestros genes, con la historia de los abuelos. Cuando se recrea la tradición lo importante, dijo, es tener cuidado con que las ramitas salgan sanas, y eso tiene que ver con tu base, para que no sean ramas artificiales, transgénicas.

El son jarocho en un principio se cantaba en espacios clandestinos, donde se reunían a disfrutar y a denunciar. Ahora, un sentido parecido convoca a los mexicanos en Estados Unidos a recrear el son jarocho: está presente como una bandera de dignidad, de resistencia, de fortalecimiento de la identidad.

En enero pasado se presentó por primera vez Al sol y al sereno, en el Multiforo Ollin Kan, y fue un exitazo.

Ahora, además de la función en la ciudad de México, se presentará en Guanajuato (Teatro Juárez, día 29) y San Luis Potosí (Centro de las Artes Centenario, 2 de diciembre), a las 20 horas.

Al sol y al sereno se llevará a cabo como parte de los festejos del 15 aniversario del Cenart, este 27 de noviembre a las 20 horas en las áreas verdes de la Plaza de la Música. Entrada libre.