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Revivir las glorias del Frontón México

En el vestíbulo respirabas perfume. Iba gente importante: toreros, intelectuales, políticos...

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Paredes descarapeladas, grietas y ruinas prevalecen en lo que fue el Palacio de la PelotaFoto Paula Mónaco Felipe
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de noviembre de 2009, p. a32

Paredes descascaradas, grietas y ruinas. Plantas crecen sobre los muros que ayer, recubiertos por mármoles de Carrara, constituían un centro social de la ciudad de México donde desfilaban figuras como María Félix, Kid Azteca y Ernest Hemingway. El palacio de la pelota, que abrió sus puestas en 1929 y llegó a ser considerado capital mundial del jai alai, cuenta ya 13 años cerrado y desde entonces agoniza uno de los deportes que fue de los más populares durante décadas, además de dejar a unas 300 familias sin sustento.

Pese a estar al borde de la extinción, la cesta punta sigue otorgando buenos resultados y el frontón, aun sin su escenario mayor, sigue siendo una de las disciplinas con más adeptos.

Las versiones sobre una posible reapertura del Frontón México generan desconfianza, porque ya existieron ilusiones truncas. Sin embargo, el arquitecto Felipe Leal, secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda del Gobierno del Distrito Federal (GDF), confirma la noticia: se iniciaron los trámites para que vuelva a funcionar para los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.

El GDF está recuperando la Plaza de la República. Trabajamos en la restauración del Monumento a la Revolución y se está arreglando todo el entorno: pavimento, vegetación, banquetas, alumbrado público, iluminación especial y el mirador del monumento. A su vez, la concesión a la iniciativa privada de un estacionamiento subterráneo, y se tiene un inventario de edificios deteriorados, entre los que se contempló al Frontón México.

Ya hablamos con los propietarios, los señores Cosío, y les hemos manifestado el interés de la ciudad para que se abra. El único problema es recuperar la licencia (de juegos y sorteos) que se perdió, y los hemos ayudado ante el propio secretario de Gobernación. Hay muy buena comunicación con los dueños y dicen que sí lo quieren reabrir, por lo que ya se han tenido pláticas en la dependencia federal.

El funcionario explicó que la iniciativa fue del GDF y por ello darán todas las facilidades, como ha sido acercar a la familia Cosío y a Gobernación, pero el apoyo es en sentido moral, de colaboración y asesoría, tal vez algún incentivo fiscal. De ninguna manera podríamos invertir allí, aclaró.

Tras remarcar que los propietarios del edificio conocieron el plan, dijeron que se quieren incorporar y les interesa participar, Leal indicó que el plazo para concretarlo depende de que Gobernación otorgue el permiso; al GDF nos urge, porque queremos que todo esté terminado para noviembre de 2010.

El señor Antonio Cosío no dio respuesta a las preguntas que se le realizaron, por conducto de su asistente. Sin embargo, el ingeniero Ignacio Cassem, asesor técnico del empresario, admitió que existió contacto con el arquitecto Leal, pero aseguró que no hay proyecto de reapertura, no sé de eso.

El éxito del frontón en cada momento dependió de cuál persona de la familia Cosío hubiera estado a su cargo, opinan quienes lo frecuentaban. El español Moisés Cosío, quien arribó a México a comienzos del siglo pasado, se hizo de numerosas propiedades y emblemáticos edificios, como los Condesa, la Plaza de Toros México, el estadio Azul y el Frontón México –éste en 1944–, que Teodoro Kinhard construyó en 1929.

El inversionista disfrutaba de la práctica deportiva y frecuentaba los juegos de jai alai, pero después heredó los negocios a su hijo Moisés y, tras el fallecimiento de éste en 1997, el titular pasó a ser su otro hijo, Antonio. Los hermanos Cosío restaron atención al inmueble y en sus manos estaba en 1996, cuando cerró sus puertas debido a una huelga que acordó el entonces concesionario del lugar, Miguel del Río, con los trabajadores y pelotaris para evitar la quiebra ante una deuda de cinco años de renta y servicios, más 10 meses de sueldos.

En sus manos sigue estando El palacio de la pelota, y ha demostrado por años que no le interesa, porque si así fuera lo hubiera reabierto, se lo quitaba al señor Del Río y tenía todo hecho, sintetiza Ernestina Robredo, viuda del afamado jugador Aquiles Elorduy, el cesta de seda, a quien se recuerda entre los mejores pelotaris mexicanos, como a Samuel Inclán y también Solana.

La familia Cosío es conocida como una de las mayores rentistas de la ciudad de México, además de poseer al grupo hotelero Las Brisas, empresas como toallas La Josefina y participación en Grupo Carso, Inbursa y Telmex, entre otros.

Aquellos ayeres

En el vestíbulo respirabas perfume. Iba gente sumamente importante: toreros, intelectuales, políticos, de todo, recuerda Ernestina, quien asistió a cada partido que su esposo jugó allí.

Venía lo más granado de la sociedad mexicana. Me tocó ver a artistas, diplomáticos, actores y personalidades importantes de la política y la industria. Agustín Lara y María Félix, todavía me acuerdo; ella llegó con un traje verde de terciopelo y llena de alhajas. También los hermanos Carrillo, que uno, Julián, inventó el Sonido 13. Iba la gente importante, si le nombro a todos va a tener que poner el directorio telefónico de los años 60 del siglo pasado, rememora Carlos Alcalde Rodríguez, quien pese a la prohibición de entrada a los menores pasó su infancia y adolescencia entre las butacas, por ser hijo de un apostador empedernido.

Desde el inicio, el Frontón México fue más que un escenario deportivo: era un emblema social. Después de los partidos había espectáculos donde se presentaban las máximas figuras de entonces, como Lara y la orquesta de Miguel Lerdo de Tejada. Eran tiempos de Kid Azteca en el boxeo, después Silverio Pérez y Tin Tan.

Por ahí se veía a Cantinflas y a Ninón Sevilla; a los púgiles de cada época como el Ratón Macías y el Maromero Páez, además de alguna visita de Ernest Hemingway, entre otros.

Toda persona destacada o famosa, al menos una vez debía traspasar esas puertas para estar entre los mármoles y adornos art decó. Para entrar era necesario usar saco y corbata y, quien no los llevara podía rentarlos en los puestos junto al edificio.

Los pelotaris, verdaderas estrellas, se paseaban en lujosos coches o, en el caso de Solana, quien también era piloto, llegaba en su auto de carrera.

El ancestral deporte, que se practica en una cancha de 54 metros, resulta vistoso por la destreza de los jugadores, por el uso de una cesta de mimbre confeccionada a mano para dominar una pesada pelota, también de hechura artesanal, que viaja a más de 200 kilómetros por hora, lo cual lo convierte en ejercicio de riesgo.

Pero en el frontón había otro espectáculo simultáneo, el de las apuestas a gritos y lanzando pelotas con ofertas dentro. Una verdadera locura de adrenalina. Algunos jugadores llegaban con maletas de dinero, había gente que hasta secretario llevaba porque no sabía cómo iban sus cuentas, se perdía.

Alcalde Rodríguez creció entre los apostadores; cuando era niño hasta vio morir a uno por un infarto en la butaca de junto. Resume al FM de entonces como una mezcla entre el glamur y lo sórdido, porque todo lo que es juego es así y en el entorno siempre hay personajes indeseables.

El último cierre

El 20 de septiembre de 1996, cuando se anunció el cierre del FM, pensábamos que era uno más, admite Alcalde Rodríguez, porque hubo seis suspensiones anteriores entre clausuras, huelgas y remodelaciones.

Algunos explican por la devaluación de 1994 la fuga de Del Río, porque tenía pactados altos sueldos en dólares con los pelotaris. Otros dicen sin rodeos: fue un verdadero bandido, nadie lo dice, pero era un bandolero.

Del Río acordó estallar la huelga con Ramón Gámez, quien era líder del sindicato de trabajadores del FM, pero luego de nueve años de estancamiento del conflicto, un grupo de 79 ex empleados se independizó y se unió a la CROC.

Aquí no se levantó ninguna huelga, sigue vigente hasta el momento en que se liquide la deuda con los trabajadores, remarca Emilio Rincón, antes empleado de seguridad, quien hoy lava y acomoda coches en la zona, junto con José Ángel Dimas, trabajador de imprenta y valet parking.

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El frontón, aun sin su escenario mayor, sigue siendo una de las disciplinas deportivas con más seguidoresFoto María Luisa Severiano

Ya pasaron 13 años y aunque algunos ya empezaron a buscar trabajo en otros lados, se fueron o fallecieron, allí siguen resguardando el edificio sin perder las esperanzas de que se respeten sus derechos laborales.

Rincón y Dimas son sólo dos, pero el FM llegó a sostener a unas 300 familias, entre pelotaris, cesteros, peloteros, jueces, meseros, valet parkings, trabajadores de la imprenta y la cocina, de limpieza, seguridad, taquilla y otros. Al momento del último cierre tenía 489 empleados.

Yo vivo esperanzada en que reabran. Olvídate del romanticismo, cerraron una fuente de trabajo para muchas personas. Es un crimen tener cerrado un frontón de esa categoría y es una mina de oro, dice Ernestina Robredo. Para jai alai o cualquier espectáculo caben 2 mil personas sentadas, y con sillas plegables hasta 5 mil, completan los ex empleados.

Un reporte triste

El cierre del FM significó cavar la tumba en este país de la más antigua variante de la pelota vasca. “Frenó todo lo que es jai alai, afectó mucho, impidió también que haya afición nueva.

Cuando existía, en los torneos juveniles teníamos un promedio de 60 niños, ahora llevamos años sin realizar ninguno y se han cancelado dos nacionales por falta de quórum, porque no hay cinco parejas, que es el mínimo, resume con tristeza el entrenador de la selección nacional, Francisco Fragoso.

La cesta punta vive hoy una situación muy complicada, y no nada más en México, a escala mundial, completa Eduardo Villegas, presidente de la Federación Mexicana de Frontón (FMF).

Es que ese deporte, que comenzaron a practicar los pueblos vascos, pero que también se vincula con el juego de pelota prehispánico en Mesoamérica, persistió en el gusto popular durante siglos, pero hoy está al borde de la extinción. Mientras se estima que sólo 100 personas lo practican en el país, en la ciudad de México no hay más de 20 jugadores activos.

Hablar sobre jai alai es un reporte triste, prácticamente una esquela, bromea Juan Pablo Valdés, delantero de la selección, quien forma la mejor pareja del país con su hermano José Miguel desde hace una década.

De 36 años de edad, Juan Pablo lleva seis mundiales disputados y José Miguel, de 30, tiene 15 años en la práctica de este deporte, que iniciaron por interés propio, ya que no pertenecen a una familia de tradición en los frontones.

Son arquitecto y abogado, entrenan y juegan durante su tiempo libre y eligieron no dejar de ser amateurs, porque el ambiente profesional no es agradable. Si el frontón depende de la apuesta, del dinero, se torna delicado y cambia el esquema en el que estuvo orientado en su esencia el jai alai.

Además, porque cobraron relevancia cuando ya no existía el FM y había desaparecido la figura del pelotari con fama y dinero.

De esto no vas a poder vivir, agrega Gonzalo Sierra, quien sí pertenece a una familia vasca de tradición en el jai alai y, aunque no supera los 30 años, lleva 18 practicando el deporte: cuando me di cuenta ya tenía una cesta amarrada y luego me gustó, es bonito, por la adrenalina.

Las personas consultadas coinciden en que el FM se llevó consigo al jai alai, pero también podría ser la clave para revivirlo.

Será una punta de lanza si vuelve a abrirse, porque tendrá auge tanto a nivel profesional como amateur, considera Fragoso, mientras Villegas explica que la decadencia, en gran medida se ha suscitado por no tener una instalación como fue el FM, donde la gente podíamos ir a ver, a disfrutar. Al no tener espacio, ya no puede difundir ese conocimiento.

Ante la posible reapertura no duda en ofrecer que la FMF está dispuesta a hacer hasta lo imposible porque eso pueda ser factible y se compromete a trabajar en un proyecto para que el lugar funcione de manera adecuada.

Explica que lo primero sería avanzar en una propuesta que analiza la Federación Internacional de Frontón sobre crear una instalación estándar que pueda servir al jai alai y a las 14 modalidades existentes, y eliminar así los problemas de instalaciones.

En la selección apoyan la idea y opinan que difícilmente el inmueble podría vivir hoy del jai alai, porque la economía no está para apostar miles de pesos, pero si lo combinan con otros conceptos, como un bingo o espectáculos, puede resurgir y haber nueva afición, según Elizalde.

Paradoja del deporte mexicano

El frontón es uno de los deportes que mejores resultados aporta a México, aunque sea de exhibición. En tan sólo dos ediciones de Juegos Olímpicos, México 1968 y Barcelona 1982, se conquistaron 13 medallas, seis de ellas de oro. Aún en malas temporadas se suman al menos tres preseas por campeonato mundial y a la fecha se contabilizan 97, más otras 45 en Panamericanos.

En la mayoría de sus disciplinas México se sitúa entre las cinco potencias del orbe, inclusive en jai alai, donde está al mismo nivel de Francia, España, Estados Unidos y Filipinas.

Sin embargo, resulta prácticamente invisible para los medios de comunicación, para la opinión pública, y además posee poco apoyo oficial.

En concreto, no sé la razón, porque constantemente se han dado buenos resultados, comenta el presidente de la federación, Eduardo Villegas, quien responsabiliza en parte al sistema deportivo mexicano, porque el presupuesto que otorga la Conade a las federaciones es para alto rendimiento y no considera educación ni creación de escuelas.

Inclusive a veces está en duda la participación del equipo nacional por falta de recursos, como ocurrió en la Copa del Mundo (amateur) de este noviembre en Placencia, España, para la cual dos meses antes antes el equipo conformado por los hermanos Valdés, José Pérez y Jonathan Polanco no tenía certeza sobre su participación por falta de apoyo.

La paradoja es mayor al constatar que se trata de una de las prácticas deportivas más populares del país. Para mí es el deporte nacional, asegura Elizalde. La prueba está en que en cada ciudad hay numerosos frontones, siempre concurridos. Y después de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, el Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática estimó que un millón de personas jugaba frontón en el territorio nacional.

El problema es que no se trata de un deporte olímpico sino de exhibición, evalúan jugadores, entrenadores y directivos. La explicación legal es que no cumple con el requisito de que se practique en 40 países, pero algunas personas aseguran que influye más no contar con la venia de los máximos dirigentes olímpicos, entre ellos el mexicano Mario Vázquez Raña.

Volverá a los Panamericanos

Sin embargo, la inclusión en el calendario olímpico del rugby y el golf encendió una luz de esperanza y estos días llegó una buena noticia: la Organización Deportiva Panamericana resolvió que la pelota vasca volverá a ser deporte oficial en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.

Aún no se resuelve qué países competirán ni cuáles de las 14 especialidades tendrán participación, pero se alienta el regreso a escala panamericana, porque la vez anterior que había sido oficial fue en los juegos de Santo Domingo 2003.

Así, parece que comienzan a abrirse brechas en el desolador panorama del frontón y la idea de reabrir el palacio de la pelota significa otra esperanza. No será fácil mantenerlo y hacerlo funcionar, coinciden muchos, mientras los deportistas aprueban la idea de una cancha estandarizada para rescatar del olvido varias modalidades.

Rosa María Flores, medallista olímpica y multicampeona mundial de frontenis, refiere: “ya he jugado en canchas adaptadas con pared de madera, en Europa, y hace un ruido raro –toc, toc– pero buscando el material adecuado, estaría bien. La federación internacional tiene mucha experiencia y, lo que sea, porque si el frontón es el deporte de los mexicanos, es necesario que se difunda”.