Sociedad y Justicia
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El problema se debe atacar con acciones, afirma especialista

Acuerdo para la salud alimentaria, sólo un discurso de buenos deseos
 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de enero de 2010, p. 39

Con menos discursos y más acciones, en países europeos se ha logrado normar la sana alimentación de los niños en las escuelas. En México el desinterés por regular el funcionamiento de cooperativas y la publicidad dirigida a los menores, así como la falta de políticas públicas de Estado ha propiciado que pese a los altos índices de pobreza, el sobrepeso y obesidad registren niveles de prevalencia mayores a los de la desnutrición, destacaron organizaciones no gubernamentales y especialistas.

La laxitud con la que se aplican las leyes en el país hace prever que el Acuerdo para la salud alimentaria, impulsado por Felipe Calderón, no pasará de ser un discurso de buenas intenciones en un año electoral, debido a que lo anunciado no contempla una estricta regulación al sector de las frituras y bebidas dulces, ni prevé sanciones, consideró Sergio Martínez Romo, experto en temas de educación y pobreza.

Para el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana la administración federal debe emitir menos discursos y demostrar más acciones para acabar con el problema de la obesidad y sobrepeso; se deben generar también fuentes de empleo formales y bien remuneradas.

“El decálogo presidencial es una propaganda extraordinaria en estos días, donde la sociedad conocerá de programas del gobierno federal –como un intento de demostrar que se ocupan de algo– pero las acciones de sus tres años de gobierno siguen sin verse”, apuntó.

Los altos índices de obesidad en niños mexicanos es un problema que desde 2008 nos situó en el primer lugar mundial, por lo que para combatirlo se requiere de programas de actividad física para los escolares y de inversión en la infraestructura de los centros de enseñanza. De no ocurrir eso lo que se haga será insuficiente, consideró la coordinadora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Ciencias de la Salud, Roxana Valdez Ramos.

En entrevista, la académica de la Universidad Autónoma del Estado de México advirtió que a los mexicanos les afectan los alimentos industrializados y también la fritanga, que de alguna manera ha influido en que el problema de la mala alimentación se generalice y que la obesidad esté presente lo mismo en pobres y ricos que en población urbana y rural.

Afirmó que de mantenerse este escenario es muy probable que un niño que nació con desnutrición o bajo peso, una vez recuperado, se vuelva obeso.

Martín Pérez García, director de la Red por los derechos de la infancia, sostuvo que los malos hábitos de ingesta de los niños se deben al fácil acceso a los productos altamente calóricos, el sedentarismo y la falta de una cultura de sana alimentación y de apropiados espacios públicos para la actividad física.