Economía
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Grupos de interés patrocinan y respaldan la política económica

El gobierno mantiene el modelo a pesar de que ha fracasado

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Manuel Aguilera muestra su libro Globalización y subdesarrollo, editado por la UNAMFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de enero de 2010, p. 24

Hay una razón por la que el gobierno mexicano persiste en aplicar una política económica que a todas luces ha fracasado, expone Manuel Aguilera, economista, ex funcionario público, actualmente dirigente partidista y autor de un libro que explora los efectos de la globalización tal como se ha aplicado aquí.

No hay un análisis autocrítico en el gobierno para valorar la política económica. Más que en argumentos se basan en ficciones para persistir en el mismo camino, ficciones que son en gran medida movidas por intereses muy concretos, dice en una entrevista con La Jornada.

La inmensa mayoría está en contra de una política económica que no ha generado crecimiento, empleo ni bienestar. Pero también hay grupos de interés que patrocinan y respaldan esta política económica. Son esos intereses, que identifica en la banca privada, los dueños de capitales que participan en la bolsa y la industria, los que están interesados en que no haya cambio en la política económica. Asegura que no ve en ninguno de los tres principales partidos políticos una decisión de cambio.

Aguilera Gómez es secretario técnico del consejo político nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ha ocupado cargos como jefe del Departamento del Distrito Federal, director general del ISSSTE, director del Fondo Nacional de Habitaciones Populares o del Instituto Mexicano del Café. Actual presidente de la Academia Mexicana de Economía Política, publicó Globalización y subdesarrollo. Bases para una nueva política económica, en el que analiza el saldo en los países en desarrollo de las políticas de apertura y liberalización económica impuestas a esas naciones desde el estallamiento de la crisis de la deuda a inicio de los años 80 del siglo pasado.

México se subordinó a la globalización, afirma Aguilera Gómez. Después de casi 30 años de persistencia en un mismo modelo económico no hay evidencia de que la apertura comercial, y más a los niveles absurdos a los que hemos llegado en México, puedan conducir al desarrollo económico de un país. Afirma que de manera errónea se pone de ejemplo a países del Sudeste de Asia como ejemplo de éxito basado en la apertura. Es una aseveración falsa, dice. Cada una de esas naciones diseñó su propia política económica con niveles de apertura comercial muy diversa.

En México se impuso la idea de que si el país se abría completamente a la competencia externa las fuerzas económicas del país tendrían la capacidad casi milagrosamente, diría yo, de competir con los productos importados.

El saldo fue que los industriales no se pusieron a competir, prefirieron cerrrar sus fábricas y dedicarse a importar, sostiene. Ésta no es una experiencia solamente mexicana, se ha repetido en toda América Latina, puntualiza. Ahora México es el quinto importador mundial de cereales. Cada vez se producen menos bienes y en esas condiciones yo no veo cómo el país puede seguir creciendo, añade.

Aguilera propone que sean hechos comprobados los que guíen la discusión sobre el modelo de desarrollo económico que más conviene al país. Desde que comenzó a ser aplicada la actual política económica –en el gobierno priísta de Miguel de la Madrid, hasta el actual panista– la economía ha tenido un comportamiento evidentemente mediocre, al crecer en torno a 2 por ciento en promedio anual. La deuda externa no se ha solucionado, el campo se está despoblando, los distritos de riego están abandonados y el desempleo y subempleo crecen. Son algunos de los saldos. Ninguna de las premisas de este modelo económico se ha cumplido satisfactoriamente.

–Se ha dicho todos estos años que la globalización es inevitable y que no había otra mejor alternativa que la apertura para superar el retraso en el desarrollo del país.

–Ocurrió el retraso, aun incorporando al país a ese proceso. El proceso de desindustrialización del país ha sido descomunal. ¿Qué nos pudo haber ocurrido si no hubiéramos hecho ese tipo de apertura, perder nuestra industria? No. ¿Nuestra capacidad para producir cereales? Tampoco. Realmente el único saldo transitorio que se ha tenido es el aumento de la ocupación en las maquiladoras, no hay otro.

Muchos de los funcionarios públicos que toman las decisiones en el ámbito financiero, monetario y hacendario están convencidos de esta política económica, son los patrocinadores de esta política, creen en ello y por esa razón se sigue insistiendo en temas como mejorar la competitividad, cualquier cosa que eso signifique, y no hay duda de que ese segmento del sector público es el más influyente en las decisiones y en la conducción de la política económica. Por eso he dicho que independientemente del partido que gane en 2012 es difícil imaginar que haya un cambio en la política económica del país.

Aguilera expone que el fracaso del modelo económico está documentado en hechos que no pueden rebatir los defensores del neoliberalismo. Está documentado el estancamiento de la economía y su poca capacidad para generar empleos, dice. Esa es suficiente evidencia para cambiar el rumbo de la política económica, aunque “para los defensores del neoliberalismo lo que se necesita es profundizar el modelo que ya ha mostrado su fracaso, profundizar más la reforma económica, lo cual quiere decir enajenar más activos.

Señala: como ya nada más quedan por vender los activos energéticos, entonces nos dicen que si vendemos todos eso, maravillosa y milagrosamente se va a producir un efecto que nos va a hacer una economía próspera. Yo no veo posibilidad de que eso pueda ocurrir.

No hay un análisis autocrítico en el gobierno para valorar la política económica y más que con argumentos se basan en ficciones, en gran medida movidas por intereses muy concretos, asegura.

¿Alguien cree que los banqueros quisieran un cambio en las reglas del juego y que tuviéramos un banco central de naturaleza distinta, promotor del desarrollo? ¿Alguien cree que los bolsistas, que manejan grandes volúmenes de recursos líquidos de la economía mexicana quisieran que se cambiaran las reglas del juego y entre otras cosas se gravaran las utilidades bursátiles?

Hay muchos grupos que por encima de la ideología tienen intereses concretos para que este sistema no se cambie. Dicen ellos que el mejor gobierno es el que no interviene. Esos son los intereses que están en juego, señala.

Globalización y subdesarrollo. Bases para una nueva economía política fue publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México.