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Asesinatos en la frontera
Video demuestra la brutalidad contra Anastasio Hernández
 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de junio de 2010, p. 5

Tijuana, BC, 9 de junio. ¡Piedad! ¡ayúdenme por favor!, gritó Anastasio Hernández Rojas cuando agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos lo golpearon y le aplicaron choques con pistolas eléctricas, en la zona del cruce de peatones en la garita internacional de San Ysidro-Tijuana, la noche del 28 de mayo anterior.

La golpiza que le costó la vida al migrante mexicano fue grabada en video con un celular por un joven de 24 años residente en California, Estados Unidos, quien fue testigo de la brutalidad de la Patrulla Fronteriza.

Déjenlo, no está poniendo resistencia, advirtió en inglés y español Humberto Navarrete Mendoza, estudiante de medicina avecindado en San Diego, quien presenció el incidente que primero provocó la muerte cerebral y un día después el deceso del trabajador mexicano, que vivió los últimos 20 años en el sur de California, donde fue detenido el viernes por carecer de documentos migratorios.

Hernández Rojas, quien procreó cinco hijos en territorio estadunidense, se dedicaba a la limpieza de albercas y a la industria de la construcción.

En el video apenas se aprecia el movimiento de los policías fronterizos, aunque el sonido es elocuente. Se escuchan las súplicas de Anastasio cuando una veintena de agentes estadunidenses lo golpean con toletes, puños y pies, y le infligen descargas eléctricas hasta dejarlo inmóvil.

El migrante de 32 años de edad murió tres días después en el hospital Sharp de Chula Vista.

Navarrete Mendoza fue testigo de los golpes e intentó intervenir para evitar la agresión. Acercó su teléfono celular para grabar la escena, pero sólo se escuchan las súplicas y la voz de los oficiales, quienes dijeron: no pasa nada.

En la grabación se escucha a Anastasio suplicar: “¡ayuda, piedad! ¡ayúdenme, por favor! señores… ayúdenme, por favor”.

Entonces se oye al estudiante Navarrete Mendoza decir: órale, hey, mientras continúan los gritos y llantos de Anastasio.

Una voz de mujer interviene: ya déjenlo, chingada madre. Se escuchan cuchicheos y una voz de mujer que dialoga con otros testigos. Anastasio intensifica sus quejas y se escuchan al fondo gritos de los policías.

Navarrete dice: déjenlo, él no está poniendo resistencia. Una voz de varón asegura no sé a lo que se está refiriendo, pero es obvio que no está cooperando.

El funeral de Hernández Rojas se realizó este miércoles en el condado de San Diego, ante unas 200 personas que exigieron que el asesinato no quede impune, y se castigue conforme a las leyes de Estados Unidos, pero que se castigue, como afirmó el procurador de los Derechos Humanos de Baja California, Heriberto García.

Los restos de Anastasio Hernández fueron velados en privado, y se les sepultó en el cementerio Mount Hope, cerca del centro de San Diego, después de una misa de cuerpo presente en la iglesia de San Juan de la Cruz, en la comunidad Lemon Grove.