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La escritora dedica al personaje El resplandor en la batalla, su novela más reciente

Silvia Molina rescata del olvido al cura insurgente Mariano Matamoros

Siempre estuvo a la sombra de Morelos, no nació en Tlaxcala y no tuvo hijos, asevera

Todos los combatientes querían seguirlo y hasta el enemigo lo admiraba

Foto
Silvia Molina durante la entrevista con La JornadaFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de julio de 2010, p. 9

Lo cierto es que la figura de Mariano Matamoros, hombre apasionado, brazo derecho de José María Morelos y Pavón y uno de los principales líderes de la Independencia, ha pasado a un segundo plano.

Me he preguntado muchas veces por qué cayó en el olvido, dice la escritora Silvia Molina, quien dedica al insurgente El resplandor en la batalla (Grijalbo), su novela más reciente.

Entiendo ese olvido por dos razones nada más, dice la autora en entrevista: “la primera porque él siempre estuvo a la sombra de Morelos. Matamoros nunca fue un personaje al que le gustara estar presente. Es más, cuando se lleva la convención de Querétaro él estaba cuidando que no llegaran los realistas; no estaba haciendo una carrera política, a diferencia de otros que sí buscaban ese objetivo.

“La segunda razón es que también era cura y siento que para la historia ya había dos curas con demasiado peso como para meter a un tercero. Eso es lo que me imagino, porque ganó las mejores batallas de Morelos, además de que le organizó el ejército, fabricó armamento, instruía a sus soldados no solamente en las armas, sino que les daba educación.

Mariano Matamoros era un hombre íntegro. Morelos lo apreciaba muchísimo, se hicieron inmediatamente amigos; además había destacado en su carrera eclesiástica y venía de una familia acomodada.

Este libro nació primero como parte de un proyecto de difusión acerca de personajes de la Independencia y la Revolución. La iniciativa se suspendió y Silvia Molina, coordinadora de Publicaciones del Instituto Nacional de Bellas Artes, decidió llevarlo a la novela, donde cuenta la historia de este héroe nacional en la voz de Apolonio, a quien atribuye el papel de hijo adoptivo de Matamoros.

Hay muchos detalles equivocados acerca de la vida de don Mariano, asegura la escritora. Uno es su lugar de nacimiento: fue en la ciudad de México, no en Tlaxcala, y tampoco tuvo hijos como asegura el historiador José María de la Fuente, quien se dejó embaucar por una familia que aseguraba ser descendiente de una hija del cura.

Un hombre apasionado

Para esta novela, Silvia Molina investigó en varias fuentes y se apoyó en el libro escrito sobre Matamoros por Gabriel Agraz García de Alba, titulado Mariano Matamoros Guridi, héroe nacional.

Durante la escritura de la novela, comparte Molina, “descubrí a un hombre especial. Todos sabemos la biografía de Morelos, Hidalgo, pero poco la de Matamoros. Descubrí a un cura bien intencionado, común y corriente, haciendo una carrera dentro de la Iglesia que de pronto se ve involucrado en el movimiento. Siento que él ya coqueteaba un poco con el movimiento, porque los curas que hicieron la Independencia eran los hombres letrados y había buena comunicación a pesar de las distancias.

“Cuando entra a la lucha de Independencia se transforma en un líder especial; se ve que es un hombre muy apasionado, muy orgulloso de sí mismo, el gran apoyo de Morelos.

Fui descubriendo un hombre con unas pasiones muy fuertes, con una lealtad infinita, que tenía mucho arrastre, que nunca quiso sobresalir, pero que en las batallas era un halo de luz y todos los combatientes querían seguirlo. Hasta el enemigo lo admiraba.

Esta novela no sólo es un rescate literario de la vida, obra y batallas de Matamoros; también es un rescate histórico porque es un texto apegado a la realidad.

“No me doy libertades de reinvención, no lo hago hacer nada que no hubiera hecho de verdad en la vida real: está el rescate histórico porque sí está contada la verdad de él, de su vida. Lo que me permito inventar es cuando habla el hijo adoptivo.

No he faltado a la historia y por eso es una novela que sí permite conocer históricamente al personaje, que no fue cualquier héroe: fue, nada más y nada menos, aquel a quien Morelos había nombrado para que lo sucediera al mando si él moría.