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Juez consideró insuficientes las pruebas contra Raúl Hernández, tras más de 2 años en la cárcel

Liberan a defensor de indígenas en Guerrero acusado de asesinato

El integrante de la OPIM, considerado preso de conciencia por AI, comenzó su lucha en 1998

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El indígena Raúl Hernández Abundio, tras salir ayer del Centro de Readaptación Social de Ayutla de los Libres, luego de ser declarado inocente de un homicidio ocurrido el primero de enero de 2008Foto Cortesía Tlalchinollan
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 28 de agosto de 2010, p. 29

Chilpancingo, Gro., 27 de agosto. Raúl Hernández Abundio, defensor de los derechos humanos de los pueblos indígenas y declarado preso de conciencia por Amnistía Internacional, salió en libertad del penal de Ayutla de los Libres este viernes, donde estuvo recluido desde el 17 de abril de 2008, acusado de asesinar a un informante del Ejército en enero de ese año.

El indígena tlapaneco logró su libertad absoluta al no existir pruebas contundentes de su participación en el homicidio de Alejandro Feliciano García, ocurrido el primero de enero de 2008, informó Vidulfo Rosales Sierra, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, quien defendió al activista.

Raúl Hernández Abundio, originario de la comunidad de El Camalote y miembro de la Organización de los Pueblos Indígenas Me’phaá (OPIM), ha luchado desde 1998 en defensa de los derechos de los pueblos indígenas.

En ese año exigió justicia por la matanza de 11 indígenas mixtecos en la comunidad de El Charco, ocurrida el 7 de junio. Luego; acusó a la Secretaría de Salud de Guerrero por la esterilización de 14 indígenas, y en 2003 denunció el abuso sexual de militares contra Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú, originarias de su comunidad, acontecido un año antes.

Entrevistado vía telefónica, Hernández Abundio agradeció la solidaridad recibida durante su cautiverio. “Primero, de mi organización (la OPIM), luego de las organizaciones sociales y de las no gubernamentales, pero sobre todo de Amnistía Internacional –que lo declaró preso de conciencia el 11 de noviembre de 2008–; estoy muy contento de estar libre”, expresó.

Dijo que este sábado se trasladará a su comunidad (El Camalote), ubicada a unos 50 kilómetros de Ayutla de los Libres. Voy a ver cómo va la milpa, porque siempre he sido un hombre de campo, ya quiero sembrar mi maíz, mi frijol, mis calabazas, y quiero llegar con mi hija Felicitas, y mi esposa Eusebia, pero sobre todo, quiero seguir luchando por los derechos de nuestros pueblos indígenas.

Emocionado por su liberación comentó: Fue muy duro estar dos años y cuatro meses en la cárcel, porque no cometí ningún delito, más que luchar por los derechos de mis hermanos indígenas. Quiero regresar a mi pueblo, donde me esperan mi hermano, mis dos hermanas que ya se casaron, y mis papás que aún viven.

Vidulfo Rosales, abogado que designó Tlachinollan para su defensa, manifestó que el juez del juzgado mixto de Ayutla de los Libres, Alfredo Sánchez Sánchez, liberó al dirigente indígena porque “las pruebas en el expediente que había en su contra fueron insuficientes.

En este caso, dijo, los testimonios de Jesús Feliciano Ortega y Fidel Remigio Mendoza, que aseguraban que Raúl y otras cuatro personas sacaron a Feliciano García de la iglesia ubicada en El Camalote para asesinarlo fueron falsos.

Explicó que los dos testigos cayeron en contradicciones en la primera y segunda declaración. Fidel Remigio dijo que vio a Raúl cuando junto con los otros sacaban a García del atrio de la iglesia, ubicada a 10 metros de su casa, pero el juez, al hacer la inspección, corroboró que la distancia es de 200 metros y no de 10 como dijo Fidel, lo cual echó por tierra su testimonio.

Rosales Sierra consideró que la liberación de Raúl Hernández se debió gracias a la solidaridad de decenas de organizaciones no gubernamentales, de los movimientos sociales, y de diversas personalidades nacionales e internacionales, así como de Amnistía Internacional, que creyeron en las pruebas que la defensa presentó.

Es un triunfo contra la intransigencia de los gobernantes, y un logro para los defensores de los derechos humanos, no sólo en México, sino en todo el mundo, destacó.