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Ahora sí, a poner las barbas a remojar, advierte el matador Jerónimo a los taurinos

Tras la suspensión oficial de dos corridas en Quito puede cundir epidemia de antis

Son efectos colaterales de una fiesta de toros sudamericana elitista y dependiente, añade

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Oliver Godoy se luce con el capote en la novillada de ayer en la Plaza México, donde cortó una orejaFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de agosto de 2010, p. a42

Duele que en plena celebración del bicentenario de la Independencia de varios países latinoamericanos, aquellos donde tiene arraigo la fiesta brava muestren todavía confusión con respecto a tradiciones que, siendo de origen español, las hemos sabido hacer nuestras, señala el fino torero mexicano Jerónimo a su regreso de un frustrante pero aleccionador viaje a Quito.

Con motivo de las segundas Jornadas Culturales Taurinas, organizadas por la Unión de Toreros del Ecuador, del 19 al 23 de agosto –refiere Jerónimo–, con actividades como conferencias, exposiciones de pintura y fotografía, danza, novilladas y festivales taurinos, “fui invitado a participar en el festival de clausura en la plaza de Quito, con matadores de los otros países taurinos de América Latina: Erick Cortez, de Venezuela; José Gómez, Dinastía, de Colombia; Alfonso de Lima, de Perú; Martín Campuzano, de Ecuador; otro ecuatoriano triunfador en el festival de la noche anterior en la plaza Belmonte, y yo.

“Sin embargo, ya en el patio de cuadrillas y con la plaza a reventar, los toreros nos enteramos de que el festival, como el de la noche anterior, quedaba suspendido por órdenes de la intendenta general de Policía, Juliana Tamayo, aduciendo que en los dos primeros festejos los organizadores ignoraron una resolución emitida en noviembre de 2009, que prohíbe a nivel nacional el ingreso de menores de 12 años a espectáculos taurinos.

La presencia de cientos de niños en la plaza de toros Belmonte, en las novilladas del 19 y 20 de agosto, fue registrada por miembros del Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia y por organizaciones que integran una comisión multisectorial para dar seguimiento a la aplicación de dicha resolución. Las pruebas del incumplimiento, obtenidas por los observadores, motivaron la suspensión de los festivales anunciados para el sábado 21 y el domingo 22, no obstante la publicidad desplegada por los organizadores.

–¿Qué dice esa resolución?

–Además de prohibir el ingreso de menores de 12 años a todo festejo taurino, argumenta, al igual que el decreto del presidente Carranza que los prohibió en la ciudad de México de julio de 1917 a mayo de 1920, que en estos espectáculos se da un trato violento al animal y que se atenta contra el desarrollo moral y los derechos de los menores. Demagogia pura, cuando miles de niños son explotados en las calles y carecen de educación escolar básica.

–¿Implicaciones de lo de Quito en México?

–Más que implicaciones similitudes, diría yo. Crece el distanciamiento entre sociedad y fiesta de toros. En cada país hay presión de grupos subvencionados, así como de políticos seudoprogresistas. La autoridad se lava las manos, al igual que los sectores taurinos, y los medios de difusión abren sus espacios a la cultura anglosajona, mientras reducen espacios a la cultura hispanoamericana y a nuestras tradiciones, incluidos los toros. De aquí en adelante será el pan de todos los días.

–¿Medidas a tomar?

–Urge mayor comunicación y unión entre los sectores taurinos del continente y cabildear entre políticos de verdad interesados en preservar el patrimonio histórico-cultural de América Latina.

En Sudamérica la fiesta de toros ha perdido arraigo por su elitismo y dependencia casi exclusiva de toreros españoles, sin estímulo a la torería local. Otros sectores de la fiesta tienen demasiados compromisos con el gobierno de cada país, por lo que si los toreros no nos movemos, nadie o casi nadie lo hará. Ahora sí, los taurinos tendrán que poner sus barbas a remojar, concluye convencido Jerónimo.