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Asegura que los demócratas salvaron a Estados Unidos de una segunda Gran Depresión

El cambio no se da de la noche a la mañana, dice Obama al defender su gestión

El presidente intenta mantener la mayoría de su partido en el Congreso en la elección del martes

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El presidente Barack Obama recibió ayer en la Oficina Oval de la Casa Blanca a los estadunidenses que participaron en el esfuerzo del rescate de mineros en Chile. Entre los participantes había representantes de la NASA y de diversas compañíasFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 29 de octubre de 2010, p. 23

Nueva York, 28 de octubre. El presidente Barack Obama intenta rescatar su partido y su presidencia ante pronósticos de una derrota en las elecciones intermedias del próximo martes, con una intensa agenda de actividades por todo el país, incluida una entrevista televisiva sin precedente anoche, en la cual defendió su labor de los últimos dos años y sostuvo que los demócratas salvaron al país de una segunda Gran Depresión.

No es nada inusual que un presidente use el foro televisivo para fines electorales, pero sí que escoja hacerlo en un noticiero ficticio satírico-cómico. Al presentarse en The Daily Show with Jon Stewart en el canal cómico de cablevisión Comedy Central, Obama reconoció a uno de los programas más influyentes para sus bases liberales, sobre todo la de los adultos jóvenes, y a Stewart como una de las figuras más confiables en la televisión. De que sea un noticiero ficticio satírico el que ha ganado tal distinción es en sí un signo del estado del país, y de los medios.

Ahí repitió el mensaje que ha ofrecido por todo el país en el esfuerzo para intentar lograr lo que muchos ya consideran imposible: mantener la mayoría demócrata en las dos cámaras del Congreso. Afirmó que estos han sido los dos años más difíciles para los estadunidenses desde la Gran Depresión y reconoció la frustración y el desencanto porque no ha habido más cambio en la situación económica y política de este país desde su elección. Admitió que esto surge de una tasa de desempleo de 9.6 por ciento y la pérdida de 8 millones de empleos desde que estalló la crisis económica, pero subrayó que prevenimos la segunda Gran Depresión, y subrayó que además se promulgaron algunas de las iniciativas legislativas más ambiciosas en la historia del país, incluida la reforma de salud, una reforma financiera, y alguna recuperación económica, aunque rechazó que eso sea suficiente.

Defendió a los legisladores demócratas por atreverse a promover leyes que no necesariamente son populares, y elogió a aquellos que no estaban pensando en la próxima elección, sino en la próxima generación.

Interrogado por Stewart respecto de si cree que las dificultades para los demócratas en esta elección son resultado de la distancia entre lo que usted dijo y lo que se logró, Obama insistió en que se había logrado mucho, dadas las condiciones, y rechazó que él y su partido hayan sido demasiado tímidos en promover su agenda política.

Sobre la frustración del electorado por no ver el cambio que prometió en Washington y el sistema político, Obama respondió que dada la situación de emergencia y la necesidad de actuar rápidamente, optaron por trabajar con el proceso político en lugar de transformar el proceso político.

Insistió en que hay mucho más que hacer en los próximos dos años de su presidencia, y mencionó en particular la legislación sobre el cambio climático y la reforma migratoria. Agregó que el cambio no se puede lograr de la noche a la mañana, es una obra en progreso.

Anoche, como en múltiples foros por todo el país, el mensaje de Obama y los demócratas es: paciencia; recordar que fueron los republicanos quienes llevaron a esta crisis, y reiterar los logros de los últimos dos años.

Pero para millones de desempleados y subempleados (uno de cada siete estadunidenses), más las familias de los 2.5 millones de hogares embargados por no poder pagar hipotecas, más pobres y jóvenes que ven su futuro cada vez más anulado, paciencia y recuerdos de mejores tiempos no son un mensaje político muy efectivo, según se detecta en las encuestas. Sobre todo cuando los financieros de Wall Street, empresas petroleras, y los más ricos del país están gozando más prosperidad. El uno por ciento más rico del país capta casi 25 por ciento del ingreso nacional, nivel sin precedente desde 1928. Con estas desigualdades y con cada vez mayor desconfianza popular en toda la clase política, es difícil pedirle al electorado más fe y rogarle por otra oportunidad de gobernar.

Y, ¿cuál es la alternativa? El martes, muchos no acudirán a las urnas justo por no tener respuestas. Pero el problema con ello es que los que ganan con ese escenario son los mismos que llevaron al país a su peor desastre en 80 años. Tal vez por ello, un cómico está entre las figuras más confiables en este país: el bufón que se atreve a decir verdades que todos saben a la cara de los reyes.