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La francesa personifica a la esposa de un millonario en la cinta de Francois Ozon

Ningún hombre se ha atrevido a hablarme como en Potiche: Deneuve

Me gusta mucho hacer esos personajes en una comedia; me parecen graciosos, aunque nada tienen que ver conmigo en realidad, comenta

Es de las estrellas que llenan una sala con su sola presencia

The Independent
Periódico La Jornada
Martes 2 de noviembre de 2010, p. 8

Catherine Deneuve gusta de burlarse de sí misma en las películas de Francois Ozon. En cierta forma, con ello responde a los muchos que la han acusado de ser distante, fría, melancólica y seria. El lado amable del icono francés aparece también en la entrevista. Promueve su papel de esposa de un millonario metida a política en Potiche, y contesta sin perder el paso, aunque el humo que constantemente sale de su cigarrillo sugiere que no está del todo cómoda al hablar con libertad de su vida y su trabajo.

Ozon parece haber liberado el juguetón subconsciente de la actriz. En Ocho mujeres ella peleó con Fanny Ardent y luego la besó. Se sabe que las dos fueron amantes de Francois Truffaut; el triángulo se formó en el penúltimo filme de Truffaut, La femme d’à Cute (1981). Inspirada por Deneuve, Ardant representó el papel principal y, terminado el rodaje, remplazó a Catherine en la alcoba del director, así que Denueve fue magnánima al mostrar en público que no guarda rencores. Gerard Depardieu personificó en la pantalla al alter ego de Truffaut, lo cual también asegura que Potiche tenga un vínculo con Truffaut.

Mujer florero

Potiche significa mujer florero, es decir, la que sirve de adorno a un ricachón y no necesita trabajar para vivir; sin embargo, la nueva cinta de Ozon también se pudo haber llamado Pastiche. Abre con Deneuve corriendo por un bosque, guiñando el ojo a las ardillas, con rizadores en el pelo y un traje deportivo rojo. El atuendo y la imagen son tan memorables que, de manera nada sorpresiva, han sido usados en el cartel de la película.

Me encanta ese traje, es mi atuendo favorito de la cinta, dice Deneuve, tan elegante como siempre en un vestido formal durante la entrevista. Al verla tan estupenda, cuesta trabajo creer que cumplió 67 años el 22 de octubre. Sigue siendo una de las pocas estrellas que pueden alardear de tener esa aura que las hace llenar una sala con su sola presencia.

Ubicada en 1977, la película da a Catherine la oportunidad de lucir muchos atuendos fascinantes. Su ropa va cambiando según su estatus social. Su personaje, Suzanne, comienza como una esposa sumisa que observa a su marido flirtear abiertamente con otras mujeres. Es el dueño de una fábrica de sombrillas que alguna vez perteneció al padre de su esposa.

Deneuve comenta que no a menudo le ofrecen una comedia tan abierta, que es una de las razones por las cuales las partes que le ofrece Ozon siempre le resultan atractivas. Añade: Me gusta mucho representar esos personajes en una comedia; me parecen graciosos, aunque nada tienen que ver conmigo en realidad. No me imagino permitiendo que un hombre me hable así sin darle un portazo en las narices.

El mensaje de que no soporta la estupidez, en especial si es masculina, es claro y fuerte. Para una actriz famosa por vivir su vida en privado, Catherine ha ocupado bastante espacio en las columnas de chismes. Como al personaje de Potiche, los hombres de su vida han afectado sus decisiones a lo largo de su carrera. Las mayores influencias en sus albores fueron el director Roger Vadim, con quien tuvo un hijo, Christian, a los 19 años, y Truffaut.

Foto
El icono francés a su llegada a la función especial de Potiche, en la inauguración del festival de TokioFoto Ap

Tuvo una hija, Chiara, con el maestro italiano de la actuación Marcello Mastroianni, con quien vivió un romance luego de su matrimonio con el fotógrafo David Bailey. Ella y Bailey se conocieron durante una sesión fotográfica para Playboy, en 1965, se casaron 15 días después y se divorciaron en 1972. Cuando ella trató de abrirse paso en Hollywood, a mediados de la década de los años 70, su coestrella en Hustle, Burt Reynolds, se enamoró de ella.

Le pregunto cuántas veces ha tenido que abofetear a un hombre. “Ninguna –contesta–. Nadie se ha atrevido a hablarme como lo hacen con mi personaje en la película. Jamás estaría con un hombre que me hablara así.”

En cambio sí tiene mucho tiempo para Gérard Depardieu, quien en la cinta representa a un antiguo amante, comunista y sindicalista, que la ayuda a tratar con los alterados obreros de la fábrica. Dice que ambos trabajan de la misma forma: “Somos más instintivos. Nos gusta llegar al set y trabajar en el momento lo que vamos a hacer, más que ensayar antes”.

Ozon ha añadido a la historia, basada sin mucha fidelidad en una obra de teatro de Barillet y Grédy, un nuevo acto en el que Suzanne se postula a un cargo público. Pese al sesgo feminista de esta parte de la cinta, Deneuve no cree que la participación de las mujeres en el poder político necesariamente mejore al mundo. No veo por qué tendría que hacerlo. Sería mejor si hubiera más mujeres con mayor responsabilidad en la vida social, porque no es muy justa todavía la cantidad de mujeres en la vida pública.

Feliz con sus nietos y su jardín

Afirma que hace poco decidió reducir el número de cintas que hará, porque se siente feliz trabajando en el gran jardín de su casa, en las afueras de París, y dedicando tiempo a sus cinco nietos; el mayor tiene 20 años, y el menor, cinco meses.

Pronto, sin embargo, se le verá en otros dos filmes, entre ellos el fantástico documental sobre Yves Saint-Laurent llamado L’Amour Fou, dirigido por Pierre Thoretton, antiguo socio del diseñador. Laurent creó muchos de los atuendos que Deneuve vistió en sus papeles más emblemáticos. Es muy difícil decir lo que ocurre cuando desaparece alguien a quien se trató durante 30 años. Es algo muy extraño, siempre incómodo e irreal, pero hay que seguir.

También aparece en The Big Picture, adaptación francesa de una novela de Douglas Kennedy, en el que la acción se traslada de Estados Unidos a Europa. En realidad no lo considera un papel fílmico porque se trata de un cameo. Conocí al director, Eric Lartigau, y me simpatizó mucho; si fuera sólo por el argumento, tal vez no lo habría hecho. También me gustó representar una parte que en el libro original había sido escrita para un hombre.

Es como si Catherine Deneuve se hubiera dado cuenta de que ser distante no es tan divertido como desafiar expectativas.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya