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Narcoviolencia

Viajaron en calidad de turistas desde el DF; investigan cómo introdujeron la droga al avión

Detienen en Madrid a tres sobrecargos de Aeroméxico con 136 kilogramos de cocaína
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En el aeropuerto de Barajas se considera calientes a los vuelos procedentes de México y los agentes españoles intensifican su vigilancia al inspeccionar las maletas de las navesFoto Reuters
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El cargamento decomisado a los sobrecargosFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 10 de diciembre de 2010, p. 7

Madrid, 9 de diciembre. Tres sobrecargos de Aeroméxico fueron detenidos en el aeropuerto de Barajas de esta capital cuando intentaban introducir 136 kilos de cocaína pura que iban guardados en sus maletas en pequeños paquetes en forma de ladrillo. La Policía Nacional española –responsable de la seguridad fronteriza y aduanera– percibió nerviosismo en los tres ciudadanos mexicanos detenidos quienes, tras permanecer dos días incomunicados y sometidos a los interrogatorios policiales, fueron trasladados este jueves a la prisión de alta seguridad de Soto del Real.

El Ministerio del Interior español informó en un escueto comunicado que el pasado miércoles, cerca del mediodía, fueron detenidos en el aeropuerto madrileño los tres ciudadanos mexicanos trabajadores de Aeroméxico a quienes se identificó como Luis Avilés García, de 27 años; Eduardo Pérez Anaya, de 28, y Gerardo Zárate Álvarez, de 40. Los tres viajaban como turistas y no eran parte de la tripulación del avión que despegó de la ciudad de México el pasado martes con destino a Madrid.

El alijo de droga supone la mayor incautación de cocaína en la historia del aeropuerto madrileño, convertido desde hace unos años en un punto importante de tránsito de estupefacientes procedentes de América Latina y de Asia central. La policía española tiene catalogados como vuelos calientes (los de alta probabilidad de que haya tráfico de droga) los que salen de México, Colombia, Ecuador y Perú. Son vuelos en que los agentes suelen intensificar la vigilancia y movilizar a sus perros adiestrados para detectar productos ilegales, ya sea en las maletas de los pasajeros o en personas que han ingerido cápsulas de droga y a las que se conoce como mulas.

Los tres sobrecargos de Aeroméxico, suspendidos de su empleo unas horas después de conocidos los hechos, viajaron en calidad de turistas, pero utilizaron tanto su equipaje oficial como sus identificaciones para sortear los controles de Barajas. Sin embargo, guardias aeroportuarios les detectaron nerviosismo, pues lo primero que hicieron fue mostrar sus credenciales oficiales de la aerolínea mexicana, aunque los trabajadores de las líneas aéreas regularmente están exentos de controles exhaustivos.

Pero su conducta extraña y el excesivo peso de las maletas –todas iguales y con el logotipo de Aeroméxico– motivó una revisión más profunda en la que se halló el equivalente en cocaína a algo más de 5 millones de dólares en el precio de mercado en Europa. El informe policial explicó que “los arrestados, empleados de una aerolínea mexicana, portaban la correspondiente documentación corporativa que los identificaba como trabajadores de la compañía aérea.

Los mexicanos confirmaron trabajar para la citada empresa y constataron que aprovechaban su trabajo como sobrecargos de la aerolínea para intentar introducir droga en España, dijeron fuentes policiacas. Las penas por estos delitos pueden oscilar entre 12 y 18 años de cárcel, que pueden reducir en función de una serie de beneficios penitenciarios e incluso lograr la extradición en un periodo de tiempo de entre nueve y 11 años.

Mientras tanto, en México trascendió que las maletas en las que los sobrecargos transportaban la cocaína pudieron ser subidas desde la plataforma y no pasar los filtros de la terminal aérea de la ciudad de México, o incluso que el equipaje ya estuviera en el interior de la aeronave desde que se le asignara posición de embarque.

Se trata de dos pistas que sigue la Policía Federal para llegar al fondo de este caso.

Fuentes allegadas a la investigación precisaron que personal de la Policía Federal y de seguridad privada del aeropuerto revisa meticulosamente los videos de las cámaras colocadas en la Terminal 2 del aeropuerto, donde Aeroméxico opera y tiene sus hangares.

La investigación se inició en la terminal aérea, una vez que la justicia española notificó al gobierno mexicano de los acontecimientos detectados el miércoles a mediodía en la capital madrileña.

Respecto a la forma en que las maletas fueron subidas al avión las sospechas se derivan de la casi nula posibilidad de que dicho equipaje pudiera pasar por los filtros designados especialmente para el personal que labora en el aeropuerto y las tripulaciones, donde es revisado también por las máquinas de rayos X. Más aun cuando todo el movimiento es grabado y queda registro en las cámaras, según señaló una de las fuentes allegadas al proceso.

Además, de acuerdo con el personal de seguridad, la consistencia que tiene la cocaína empaquetada en ladrillo –como fue descubierta en el aeropuerto de Madrid– es muy similar a la que registra el material plástico que es explosivo y que detectan fácilmente las máquinas colocadas en los filtros.

Y aunque pilotos y sobrecargos están sujetos a una revisión menos escrupulosa, eso no implica que estén exentos de los filtros de controles, añadió la fuente.

Trascendió que autoridades del aeropuerto capitalino reforzaron la vigilancia en los filtros de pasajeros y tripulaciones.

Además se informó que las autoridades españolas no habían solicitado información de los tres mexicanos detenidos a la Procuraduría General de la República (PGR) ni tampoco acerca de las revisiones que se practican en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para evitar el traslado de droga hacia España.

Funcionarios federales señalaron que en los años recientes, el territorio mexicano ha sido utilizado por distintas organizaciones para realizar envíos de estupefacientes hacia España, como punto de entrada al mercado europeo, en donde según estimaciones de la ONU ya se consumen volúmenes de cocaína similares a los de Estados Unidos.

Con información de José A. Román y Gustavo Castillo