Sociedad y Justicia
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El Pride otorga incentivos para personal de tiempo completo; presentaron carta al rector

Profesores de la UNAM, inconformes porque quieren reducirles estímulos
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Estudiantes en clase en la Facultad de Derecho de la UNAMFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de enero de 2011, p. 34

Profesores de diversas facultades, institutos y centros de investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) acudieron a la torre de rectoría de la institución para entregar una carta a José Narro Robles en la que manifiestan su desacuerdo por el intento de reducir los estímulos salariales al personal académico de tiempo completo.

Ayer al mediodía unos 30 profesores –entre los que se encontraban María Luisa Marquina, decana del Consejo Técnico de la Facultad de Ciencias; Julio Muñoz, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), y Gerardo Vázquez, del Instituto de Física– demandaron una reunión con el rector para entregarle personalmente la misiva, firmada por 360 docentes e investigadores, en la que hacen patente el rechazo a las modificaciones que, dijeron, se pretenden hacer al Programa de Primas al Desempeño del Personal Académico de Tiempo Completo (Pride).

Sin embargo, los inconformes informaron que personal de mediana jerarquía de la Secretaría de Servicios a la Comunidad sólo recibió a cuatro académicos. En la protesta participó personal académico de las facultades de Ciencias y Medicina, del CEIICH y de los institutos de Física y de Investigaciones en Materiales.

Manifestaron en entrevista su desacuerdo con la reciente convocatoria para el Pride, a la que calificaron como un intento por reducir los estímulos salariales de los docentes de la institución. En respuesta, el rector José Narro Robles aseguró en breve declaración que no existe ninguna intención de afectar a los catedráticos de tiempo completo.

Los académicos aseveraron que en la convocatoria emitida en diciembre pasado por la Dirección General de Asuntos de Personal Académico (DGAPA) –organismo dependiente de la Secretaría General de la UNAM– se le resta importancia a la voz de los consejos técnicos en la asignación de las primas económicas y sólo se le da peso a la decisión de los comités académicos evaluadores, que en la mayoría de las ocasiones no conocen el trabajo de los profesores.

Surgimiento del programa

El Pride surgió a mediados de los años 90 del siglo pasado como una estrategia de apoyo al trabajo de los docentes, investigadores y técnicos académicos universitarios de tiempo completo, con el objetivo de fortalecer las tareas sustantivas de la universidad: docencia, investigación y difusión.

El 29 de abril de 1996 se publicaron en la Gaceta UNAM los lineamientos de este programa. Los requisitos, logros y habilidades que se evalúan desde entonces para acceder a las primas son: contar con la categoría de tiempo completo; tener formación académica y trayectoria profesional; desempeñar labores docentes y de formación de recursos humanos (asesorías a estudiantes, dirección de tesis, participación en comités tutoriales); productividad académica (publicación de artículos, capítulos de libros, traducción de materiales especializados); desempeñar labores de difusión, extensión y servicios a la comunidad (libros y artículos de divulgación, conferencias), y participación institucional (en cuerpos colegiados, comités editoriales, programas instituciones de servicio, diseño y revisión de planes de estudio).

Con base en los lineamientos de evaluación, el Pride proporciona un apoyo económico en cuatro niveles con base en salario y antigüedad. A quienes obtienen la categoría A se les otorga un 45 por ciento más de salario, 65 por ciento en el nivel B, y para los grados C y D el estímulo es de 85 y 105 por ciento, respectivamente.

Para el personal académico adscrito a las Unidades Multidisciplinarias (sedes foráneas) los porcentajes son más altos. El nivel A obtiene ingresos 50 por ciento superiores con base en salario y antigüedad, el B 70 por ciento, C 95 y D 115 por ciento.

Sin embargo, con el paso de los años el programa ha dejado de ser visto como un apoyo. La verdad es que estos ya no son estímulos, sino totalmente parte de nuestro salario, y ahora lo quieren reducir, afirmaron los denunciantes.

De las más de 35 mil personas que actualmente conforman la planta académica de la UNAM, 11 mil 668 son de tiempo completo. De éstos, más de 90 por ciento tienen Pride, la mayoría en los niveles más altos (C y D). Esto representa alrededor de 3 mil millones de pesos del presupuesto anual de la universidad.

En la carta al rector los inconformes consideraron que los apoyos otorgados por este programa son fundamentales en los ingresos del personal académico, toda vez que el sueldo base mensual de un profesor o investigador titular recién promovido a categoría A (la más alta) es de 15 mil 465 pesos. De obtener el nivel A del Pride (el más bajo) representaría prácticamente el doble de ingresos.

No es cosa sencilla. Para concursar por la categoría más alta como profesor se exige título de doctor o conocimientos y experiencia equivalentes, cuatro años de labores docentes o de investigación, publicaciones originales y haber demostrado capacidad para formar personal especializado en su disciplina, señalaron.

Hicieron hincapié en que la más reciente convocatoria eliminó algunas palabras que tradicionalmente aparecían en avisos anteriores, con lo cual se quita poder a los consejos técnicos.

“La legislación universitaria dice que el Consejo Técnico de cada entidad académica puede conocer, ratificar o rectificar cualquier decisión. Pero en la actual convocatoria dice que este órgano sólo ‘conocerá y en su caso ratificará los dictámenes de las comisiones evaluadoras’. Sí, es una palabrita, pero eliminan rectificar.

En la UNAM la diferencia de la actividad es enorme. Las formas de evaluación deben ser diferentes porque no es lo mismo alguien que trabaja en el bachillerato, centro, facultad o instituto, y los que de norman eso son los consejos técnicos, ellos son los que conocen la comunidad y ahora se les quita cada vez más importancia, aseguraron.

Otra de sus inconformidades es que la DGAPA pretende ampliar el periodo para el estímulo de tres a cinco años. Si te suben de nivel, a todo dar, pero si lo descienden tienes que esperar un lustro con un salario menor.

Una más de las inconsistencias del Pride que debe ser revisada, sostuvieron, es el artículo 61 del Estatuto del Personal Académico (EPA) –obligado para acceder a los niveles C y D del programa de estímulos–, que asienta el número de horas clase a la semana que debe cubrir la planta académica de acuerdo con su categoría.

El estatuto dice que un investigador debe dar tres horas, los profesores titulares seis y los maestros asociados nueve. Pero al menos en esta facultad (de Ciencias) un porcentaje altísimo no cumple con ese número de horas porque para empezar no hay tantos alumnos, y si así fuera, sólo los profesores titulares cubriríamos todo el horario y no dejaríamos dar clases a los investigadores.

Agregaron que de cumplir con el EPA muchos docentes “daríamos muchas horas sin ganas, no publicaríamos –porque te dedicas a dar clase– ni podríamos asesorar alumnos ni dirigir tesis. Las clases se tienen que preparar, eso implica más de nueve horas semanales. Con eso te nulificas para hacer investigación, y por tanto perderías la oportunidad de ingresar o mantenerte en el Sistema Nacional de Investigadores. La mitad de la jornada sería para dar clases”.

Para resolver este problema, los profesores consideraron que en principio se mantengan las reglas como han funcionado en años recientes. Y posteriormente sentarnos a discutir lo que la universidad es, tiene y puede, y cómo lo puede hacer mejor en todas las áreas. Hay gente que es un excelente profesor y no sirve para la investigación y viceversa. Hay que diferenciar los lineamientos. ¿Qué tenemos en común un investigador del área científica con uno de la Escuela Nacional de Música? Y hoy por hoy, nos evalúan de la misma manera.

Cuestionado sobre la inconformidad de algunos sectores académicos, el rector señaló que las autoridades universitarias no tienen la intención de perjudicar al personal académico.

Tenemos que revisar dónde están los temas y problemas. Se trata de un programa (el Pride) perfectamente instalado. Sí, tenemos que revisar cómo podemos hacer para mejorar, pero no hay ninguna intención de afectar a los académicos de la UNAM; (en una posible revisión) puedo decir que habrá toda la disposición para platicar, para argumentar las cosas y para que tomemos las decisiones que sean las más convenientes para la universidad y para su personal académico.