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Ultiman en el mismo estado a 12 personas, entre ellas el comandante de la policía de Balleza

Asesinan de tres balazos al ex subdirector de la cárcel estatal con billares de Chihuahua
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de junio de 2011, p. 15

Fernando Oropeza Oaxaca advirtió el lunes pasado que temía por su vida después de que fue despedido como subdirector de la cárcel estatal de Chihuahua, y a las 7 horas de este miércoles, cuando salía de su casa, varios individuos lo mataron de tres balazos: uno en el cuello, otro en un brazo y el tercero en la espalda, informó la Fiscalía General del Estado.

Oropeza Oaxaca fue despedido el miércoles de la semana pasada después de que agentes de la Policía Federal revisaron la unidad de bajo riesgo de la penitenciaría, donde encontraron tres mesas de billar, bebidas alcohólicas, armas y drogas.

El lunes pasado, Oropeza Oaxaca denunció en la plaza Hidalgo, frente a palacio de gobierno, a Luis Alfredo Franco García, director operativo de los penales del estado, de montar el escándalo por venganza, y aunque dijo que familiares y amigos le ofrecieron protección fuera del estado, no me escondo porque quiero dejar mi nombre limpio.

En lo que fue su última declaración pública, el ex funcionario reconoció que autorizó las mesas de billar para esparcimiento de los reos, pero es mentira que se acondicionó un lugar como bar, como se ha manejado, y niego el hallazgo de bebidas alcohólicas y mucho menos de armas de fuego.

Señaló que el cateo se llevó a cabo sin la presencia del Ministerio Público y sin actas que comprobaran que en ese lugar operaba un bar. Agregó que tampoco se habían mostrado las armas y la droga supuestamente localizadas.

José Luis Armendariz, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado, denunció también que visitadores del organismo fueron invitados a salir de la unidad de bajo riesgo antes de que empezara el cateo.

El martes, el gobernador César Duarte Jáquez pidió a Oropeza Oaxaca que presentara pruebas de la siembra de droga, armas y botellas, pero el aludido fue asesinado ayer en las calles Samaniego y 38 de la capital del estado, cuando salía a hacer ejercicio.

Duarte Jáquez mencionó que el contexto que rodea este homicidio lo hace muy sospechoso y anunció una investigación hasta las últimas consecuencias. Di instrucciones a la fiscalía para llegar al fondo de esta investigación, agregó el gobernador.

En la misma prisión, ayer fue encontrado sin vida Marcial Solorio Romero, quien pendía de una cuerda atada a su cuello, por lo cual las autoridades carcelarias dedujeron que fue suicidio, incluso antes de que se aplicara la necrocirugía al cadáver. El presunto suicida ingresó al penal el 7 de septiembre de 2004.

Entre la tarde del martes y ayer, en Chihuahua fueron asesinadas otras 12 personas, entre ellas Armando Sánchez, comandante de la policía en el municipio de Balleza, al sur del estado; un policía de Ciudad Juárez durante un asalto a una sucursal bancaria y tres personas que fueron emboscadas en la Sierra Tarahumara del municipio de Guadalupe y Calvo.

En presuntos ajustes de cuentas entre diferentes bandas del crimen organizado, otras 18 personas fallecieron ayer o sus cuerpos fueron localizados en siete estados: seis en Nuevo León (dos eran celadores del penal de Apodaca y uno policía de San Nicolás de los Garza), cinco en Jalisco (cuatro estaban enterrados en la ranchería La Loma, municipio de Jilotlán de los Dolores), dos en Sonora, dos en Tabasco y uno en cada uno de los estados de Sinaloa, Coahuila y Nayarit.

En Culiacán, Sinaloa, Berenice, una alumna de quinto año de primaria, y una vendedora de paletas resultaron heridas de bala durante un ataque perpetrado por hombres armados frente a la escuela Niños Héroes contra un transeúnte, que también salió lesionado. Entre gritos y sicosis, los alumnos se tiraron al suelo, pero una niña ya había sido alcanzada por las balas, aunque ya está fuera de peligro.

El martes pasado, efectivos del Ejército encontraron en el ejido Sardinas, ubicado a unos 30 kilómetros de la cabecera municipal de Nadadores y a 250 kilómetros al norponiente de Saltillo, Coahuila, siete fosas donde estaban enterrados 154 rifles de asalto, siete pistolas automáticas, cuatro granadas para mortero, un lanzacohetes, 4 mil 600 cargadores y 92 mil cartuchos, todo lo cual quedó a disposición del Ministerio Público Federal.