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A la mitad del foro

Los motivos del lobo

N

ada hay, a nadie se investiga. No, es negativo. Declaró con dobles negativos la procuradora general de la República: Nosotros no tenemos nada ahorita. Y ahorita no investigan a ex gobernador priísta alguno. Nada de consignar al pasado para eludir el futuro. Pero en Tijuana detenía el Ejército a Jorge Hank Rhon, el del hipódromo de Agua Caliente, los casinos, el gusto por los animales exóticos y el legado de la fama que lo llevó a ser alcalde de Tijuana de 2003 a 2006: Un político pobre es un pobre político, decía su padre, el profesor Carlos Hank González.

De pronto los desmemoriados panistas se acordaron de la frase del profesor. Los priístas favorecidos por el desastre de la década azul nada aprendieron de los motivos del lobo. Creyeron que al descarriársele el rebaño a Felipe de Jesús Calderón la junta de pastores resultaría en el proverbial cordero muerto. Cordero lechal, si atendían los despropósitos del joven heredero designado; a los 6 mil pesos mensuales con los que todo pueden los mexicanos hoy, felices habitantes de un país que no es pobre. Aunque al fin haya tenido que corregir el verbo el Cordero de las finanzas para aclarar que somos país de ingresos medios y tenemos un serio problema con los pobres que aquí están y se multiplican.

Negativo, dijo doña Marisela Morales. Y ya está en la cárcel el hijo pródigo, símbolo de la política como vía al enriquecimiento. Tanto, que le permitió a Jorge Hank Rhon acudir en ayuda de su amigo Roberto Madrazo y hacerse cargo del financiamiento del PRI en Baja California. En la cuna del fraude patriótico, en el Otro México de Fernando Jordán, en la península fracturada a riesgo de desprenderse de la República, más por ambición de los que hicieron del Pacífico un lago americano que por los terremotos profetizados. Lo que se perdió fue el gobierno del estado, primero en desprenderse del tronco del PRI. Cosecha para el PAN y, de inmediato, palos a los marginados por instrucciones de Ernesto Ruffo, el avanzado de la democracia.

El cambio en nada alteró la influencia de Jorge Hank. Las acusaciones por el asesinato de un periodista, columnista de fama, apodado El Gato Félix, condujeron al penal a un pistolero a su servicio. Y a las tercas conmemoraciones de crímenes no resueltos, o hundidos en el pantanal de un sistema judicial a modo para favorecer la impunidad de los culpables, encerrar a los pobres y atender a los ricos que llegan a pisar una celda como clientes de lujoso hotel. Pero los del priato tardío se quedaron huérfanos el año 2000. Jorge Hank se hizo cargo del gasto y Roberto Madrazo le entregó a cambio el PRI del estado. Luego perdió la elección presidencial de 2006. Y si te ví, no me acuerdo.

Las encuestas, las voces de los arúspices, anuncian urbi et orbi la ventaja apabullante del PRI en los procesos electorales en curso. En el estado de México, donde Eruviel Ávila ve a distancia el extraño estancamiento de Alejandro Encinas, el patético pasmo de Luis Felipe Bravo Mena; el de Nayarit, donde Gustavo Madero festina que doña Martha Elena García acorta paulatinamente la ventaja que le lleva Roberto Sandoval Castañeda, el del PRI aliado con el Verde y el Panal; en Michoacán fracasó la farsa del golpe de Estado a nombre de la sociedad civil, de la admiración por los conjurados de La Profesa: quedó firme Luisa María Calderón, que no es nepote, sino hermana del Presidente de la República; y Manuel Silva Tejada pudo dejar atrás a Fausto Trejo para quedarse con la candidatura del PRI.

Y la presentación en el templo, ante mil 800 acasillados, del Cordero que empezó a predicar de inmediato y despertó a los muertos, hizo que Santiago Creel se levantara y tratara de andar; que alzara la voz el gritón Javier Lozano, auténtico enano del tapanco que reta al mundo entero y se niega a debatir con el senador Ricardo García Cervantes sobre la situación de los mineros, muertos y abandonados en el socavón de Pasta de Conchos, muertos y desamparados en Sabinas. Y García Cervantes es panista, como Ernesto Cordero, el aspirante al que ya rinde pleitesía el demandante de la reforma laboral que salvaría vidas. Da grima. Pero el que manda sabe de tareas electorales y de los recursos a disposición de quien detenta el poder. Por eso temían los del PRI que se acudiera a guerra sucia judicial. Nada, no, es negativo. Pero el palo dado ni Dios lo quita.

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Marisela Morales, titular de la Procuraduría General de la República, durante la ceremonia en que se conmemoró el Día del Policía, el pasado día 2 en la ciudad de MéxicoFoto Cristina Rodríguez

En los sótanos elaboraban los cargos contra el hijo del profesor. Y en el aire enrarecido de la política de altura, Felipe Calderón promulgaba en Los Pinos la reforma constitucional en materia de amparo. Con ella, dirían el presidente de la Suprema Corte, Juan N. Silva Meza, la institución de amparo podrá volver a su origen: evitar los abusos del poder y garantizar nuestro régimen de libertades; no sólo las garantías individuales consagradas en la norma, sino los derechos humanos y garantías incluidas en todos los tratados internacionales ratificados por México. Estamos ante una reforma de enorme calado, dijo el presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones. El presidente Calderón subrayó las bondades de la reforma. La Corte podrá declarar la inconstitucionalidad de normas generales, con lo que ampara a toda la sociedad y no únicamente a quien lo solicite.

Y a los políticos crédulos: Dios los ampare. El secretario de Gobernación, Francisco Blake, ofreció garantías a los del tricolor, que anticipaban un golpe autoritario para enjuiciar en los medios de difusión, sobre todo ante las cámaras televisivas del ágora electrónica, a algún ex gobernador, conforme al rumor que corría en los comederos políticos. Esa no es mi función, dijo el que vino de Baja California. No hay nada contra nadie. Y subrayó el doble negativo al afirmar que lo habría en caso de descubrirse algún delito. Blake eludió el sitio de profesores venidos de Oaxaca y Michoacán para irse a la Conferencia del Episcopado Mexicano, donde informó a los obispos de los logros del gobierno en la guerra contra el crimen organizado. Alguna parábola oculta hay en la reaparición de Fernando Gómez Mont, quien dijo en Los Pinos: Nunca un secretario se pelea con el Presidente. Eso es una locura.

Para eso hay división de poderes, separación que permite el equilibrio al actuar como pesos y contrapesos. Y eso intentaron explicar los legisladores al irascible Javier Lozano: que el Poder Ejecutivo se deposita en un solo individuo y que él no es ministro, sino secretario, empleado del Presidente, al que éste puede designar y remover libremente. Se queja porque lo cuestionan y ellos no rinden cuentas; ignora, o finge ignorar, que es facultad del Legislativo vigilar y llamar a cuentas a los secretarios; ser contrapeso del Ejecutivo. Tendría que leer la Constitución. Y aceptar que no tiene derechos, sino facultades y la obligación de tutelar los derechos de los trabajadores.

Hoy cierra Andrés Manuel López Obrador su peregrinar concentrando a las izquierdas en el Zócalo capitalino. Y los de la Caravana Ciudadana por la Paz con Dignidad y Justicia llegan a San Luis Potosí. Y hubo marcha marcial de las falanges del sacerdocio civil al mando de Genaro García Luna. Se ha impuesto el estado de excepción ficticio.

Hace dos años murieron 49 niños y decenas más sufrieron graves quemaduras en el incendio de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, subrogada por el IMSS. En otras latitudes se tambalean, caen gobiernos por tolerar la impunidad de un crimen así. No necesitamos saber los motivos del lobo.