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Recuerdan a 30 argentinos muertos por la dictadura en municipio de Pilar
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 21 de agosto de 2011, p. 20

Buenos Aires 20 de agostoDesafiando el intenso frío, representantes de organismos de Derechos humanos recordaron este sábado la llamada Masacre de Fátima, cuando 30 detenidos por la dictadura militar fueron asesinados en Fátima, municipio de Pilar a unos 60 Km de esta capital y sus cuerpos dinamitados.

Los familiares de las víctimas encabezaron el acto en la entrada de la Superintedencia de la Policía Federal, en esta capital, donde colocaron hace un tiempo una placa que señala el sitio en que funcionó un centro clandesino de detención por el que pasaron decenas de secuestrados y desaparecidos.

El 7 de octubre de 2010 fueron condenados a cadena perpetua dos ex jefes policiales como responsables de la matanza Juan Carlos Lapuyole y Carlos Enrique Gallone.

Curiosamente la fotografía de Gallone abrazando a una de las Madres que marchaban en Plaza de Mayo, como consolándola, dio la vuelta al mundo; hasta que fue identificado como uno de los responsables mediatos de este crimen.

En el juicio se supo que los policías llamaban irónicamente a ese grupo de prisioneros RAF(Royal Air Force) porque “estaban en el aire" y no estaban registrados en ninguna parte.

Antes de sacarlos de la Superintendencia de la Policía Federal los drogaron con una inyección de pentotal y en la madrugada fueron subidos trasladados en un vehículo militar a los terrenos de estacionamiento de la fábrica textil Sudamtex, donde los mataron con disparos en la cabeza a menos de un metro de distancia.

Los cuerpos fueron luego llevados a Fátima, Pilar, a unos 60 kilómetros de esta capital, donde apilaron los cuerpos y los dinamitaron. Los restos, desmembrados por la explosión quedaron esparcidos en los alrededores del lugar y fueron encontrados por obreros que iban a trabajar esa mañana. Sólo 16 de los cuerpos han podido ser identificados hasta ahora.

En la provincia de Catamarca en el noroeste, hoy se conmemoró la llamada “Masacre de Capilla del Rosario cuando 16 guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que se habían rendido, y fueron fusilados delante de esa parroquia ubicada en el departamento en el Departamento de Fray Mamerto Esquiu, el 12 de agosto de 1974.

En esos momentos, el ERP había comenzado un movimiento de guerrilla rural en la provincia de Tucumán, desde donde el grupo llegó a Catamarca. El 12 de agosto, luego de un operativo de rastrillaje por tierra y con helicópteros se rindieron y fueron fusilados. Los medios informaron que los guerrilleros resultaron muertos en un enfrentamiento.

El año pasado, la Cámara de Apelaciones de Tucumán reconoció como delitos de lesa humanidad los crímenes que se cometieron en Catamarca en 1974 y así pudieron ser condenados los principales responsables.

Bajo el gobierno de María Estela de Perón (1974-marzo de 1976) se realizó el contrainsurgente Operativo Independencia, donde ya comenzaron a funcionar los primeros centros clandestinos de detención, como un antecedente de la dictadura.

Dolor entre las abuelas de Plaza de Mayo

Esta semana las Abuelas de Plaza de Mayo vivieron un momento muy doloroso al conocerse el pasado 16 de agosto el suicidio de Virginia Ogando, hija de desaparecidos quien buscaba a su hermano nacido en un centro clandestino de detención y apropiado por los militares de la dictadura.

Los padres de Virginia Stella Maris Montesano, embarazada de ocho meses, y Jorge Ogando, habían sido secuestrados en octubre de 1976 cuando ella tenía tres años. La niña quedó en una cuna y una vecina la rescató para entregarla a su abuela paterna

Delia Giovanola, una de las 12 fundadoras de Abuelas informó que la joven, en una última carta al

hermano que buscaba, publicada en su blog, hablaba de sus padres con amor y de un posible pronto reencuentro con ellos.

A pesar de su voluntad de hacer y de su compromiso militante, no pudo superar las profundas secuelas traumáticas de su historia personal, teniendo en cuenta el horror inimaginable a que fueron sometidos los detenidos-desaparecidos, y el no hallazgo del hermano que buscó afanosamente dijo el secretario de Derechos Humanos, Luis Eduardo Duhalde y señaló que también esta muerte es un crimen imputable a los genocidas.

Por eso los organismos de derechos humanos rechazan la ofensiva de ex militares de la dictadura y de algunos políticos de derecha por detener los juicios. Sólo buscamos justicia, nada más que justicia, por el pasado y por el futuro, ya que no se puede edificar una democracia verdadera con impunidad para crímenes semejantes.