París, 18 de septiembre. España y Argentina disputarán a principios de diciembre el trofeo de la Copa Davis de tenis, la popular Ensaladera, tras imponerse este domingo, en sus respectivos duelos de semifinales, ante Francia (4-1) y Serbia (3-2), los dos finalistas de 2010. Mientras tanto, en la primera ronda de repechaje del grupo 1 de la zona americana, Ecuador superó (3-1) a México que tendrá que luchar ante Guatemala el mes próximo para no descender al grupo II.

La final tendrá lugar en suelo español, ya que la última confrontación entre ambos en Copa Davis fue la final de 2008, disputada en Mar del Plata, y donde los europeos consiguieron la victoria.

España, con Rafael Nadal, es favorita ante la legión argentina, donde Juan Martín del Potro y David Nalbandián esperan poder conseguir un éxito histórico para su país, que nunca ha ganado el trofeo, al perder las finales de 1981, 2006 y 2008.

Los españoles aspirarán a su quinto título, ya que en siete finales anteriores han ganado en cuatro ocasiones, en 2000, 2004, 2008 y 2009, está última en Barcelona, ante la República Checa.

La elección de la sede para la final provoca ya debate, con Valencia y Madrid como primeros prospectos, y con dudas sobre si optar por un lugar emblemático como la capital o, como desean la mayoría de los jugadores, elegir una ciudad de menos altitud, más al nivel del mar.

En la semifinal, españoles y argentinos han seguido caminos similares, adelantándose por 2-0 en los individuales del viernes, perdiendo el dobles del sábado y consiguiendo el pase en el cuarto partido.

En el caso de Argentina, el reto parecía especialmente complicado, ya que tenía que jugar contra el número uno mundial, Novak Djokovic.

La estrella balcánica llegó a la eliminatoria muy cansado tras ganar el lunes el US Open y terminó abandonando por lesión en su partido ante Juan Martín del Potro, cuando el sudamericano iba ganando por 7-6 (7-5) y 3-0.

En esta ocasión, Nole se quejó de la zona de la cintura y también de la espalda, lo que le obligó a abandonar y le dejó desconsolado, con una toalla sobre la cabeza para ocultar las lágrimas, mientras el resto del equipo intentaba animarle.

Estoy decepcionado con que el partido haya terminado así. Lo intenté, pero no pude. Sólo estaba a un 60 por ciento, pero asumimos el riesgo de que la lesión pudiera ir a peor, señaló Djokovic.