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EU y Canadá, sin ley que limite el número de hijos por hombre que da su esperma, señalan

Uso excesivo de semen de donantes puede provocar incesto involuntario

Existe una norma internacional de 20 embarazos por individuo, expone canadiense

Hay un grupo de 150 niños del mismo padre biológico, según un sitio estadunidense

 
Periódico La Jornada
Viernes 30 de septiembre de 2011, p. 2

Montreal, 29 de septiembre. Recurrir en forma excesiva al esperma de ciertos donantes en Canadá y Estados Unidos aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades genéticas y de incestos involuntarios entre medios hermanos, advierten especialistas.

El tema, en debate desde hace varios años, inspiró recientemente un exitoso filme canadiense, Starbuck, del cineasta Ken Scott, que narra las aventuras de un donante de semen que sale a encontrarse con sus 533 hijos.

La historia es un poco como la de Barry Stevens, realizador de documentales, sobre la búsqueda de su padre biológico. Stevens, cineasta de Toronto nacido en Gran Bretaña hace 59 años gracias a un donante, descubrió que tenía decenas de medios hermanos en Canadá, Estados Unidos y Europa. Y estima que esa hermandad cuenta con entre 500 y mil integrantes en todo el mundo.

Si su caso es sorprendente, está lejos de constituir una excepción en América del Norte, pues contrariamente al Reino Unido o a Suecia, ninguna ley limita en Canadá o Estados Unidos la cantidad de hijos que pueden nacer de un único donante. La mayoría de los bancos de esperma tienen sus propios límites. Existe una norma internacional de 20 embarazos por donante, explicó Simon Phillips, director del laboratorio clínico Ovo Fertility, con sede en Montreal.

Este problema supera las fronteras del país. La gran mayoría del esperma utilizado en Canadá es importado de Estados Unidos, dijo Phillips. Desde 2004, los donantes no reciben más remuneración en Canadá, por lo que hubo una baja significativa en la reserva y se debió recurrir a la importación.

Pero el límite no parece ser respetado siempre. Las familias eligen por catálogo el perfil de progenitor (color de ojos, nivel de estudios, etcétera), por lo que algunos donantes son muy exitosos.

En el sitio estadunidense Registro de hermanos de donantes, que relaciona a los hijos de los donantes (anónimos pero identificados con un número que es proporcionado a las familias), los testimonios se multiplican.

Tenemos un grupo que reunió cerca de 150 niños de un mismo donante, y la cantidad no deja de aumentar, dijo Wendy Kramer, creadora del sitio web en 2000 y madre de un niño nacido de un donante. Otra hermandad reúne a unos 75 niños, algunos canadienses.

Para los expertos, recurrir a un mismo donante de forma excesiva empobrece la cruza genética y aumenta los riesgos de transmitir problemas hereditarios, sin contar el impacto sicológico.

Es difícil para estos niños y no se sabe cómo van a superar y hacer frente a esta situación, dijo Kramer.

Problema real

Más grave aún, los riesgos de incesto involuntario son reales. No se puede excluir la posibilidad de que los hijos de un donante se encuentren, tengan relaciones sexuales e incluso hijos sin saber que son hermanos y hermanas, o que el mismo donante tenga relaciones con su propia hija, dijo Barry Stevens, autor del aclamado documental Offspring.

Para Juliet Guichon, profesora de bioética de la Universidad de Calgary, en Canadá, esto ocurrecon más frecuencia de lo que se cree. Las personas que han recurrido a un donante de esperma a menudo descienden del mismo medio económico y social. Se conocen, se recomiendan médicos, viven en los mismos barrios.

Guichon propugna una limitación: La donación de esperma es un mercado. Y por el momento lo gobierna la ley del mercado, no el interés del niño. Ya vemos el porqué de esta situación polarizada.

Al final, estima que la solución reside en el abandono puro y simple del anonimato, lo que permitiría mayor transparencia y control del donante de esperma.