Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de febrero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Es la economía

E

n Estados Unidos (EU) se ha acuñado una frase que se repite en periodos electorales: “It’s the economy, stupid”, que pudiera traducirse como es la economía, estúpido. La ocasión más recientemente en la que se empleó fue en las elecciones de 1992, cuando Clinton derrotó a George Bush padre. Entonces la economía de EU pasaba por momentos desastrosos y le recordaban en tono de sorna que el problema era económico.

Con una sola excepción en los pasados 76 años, el presidente que ha buscado la relección en momentos de crisis económica siempre ha sido derrotado. Esto ha sido aún más evidente en momentos de alto desempleo. En 1956, Eisenhower se religió cuando el desempleo era de 3.9 por ciento; en 1972, Nixon se religió con 5.6 por ciento de desempleo; Carter perdió la relección en 1980 cuando el desempleo aumentó a 7.5 por ciento; en 1984 Reagan se religió no obstante el alto nivel de desempleo, 7.4 por ciento; en 1992, Bush perdió la relección cuando el nivel de desempleo era de 7.3 por ciento; en 1996, Clinton fue relecto con el desempleo más bajo de las tres décadas anteriores, 5.2 por ciento. En 2004 Bush hijo se religió cuando el desempleo era de 5.5 por ciento.

Pareciera una regla que cuando el desempleo está por arriba de 7 por ciento es el preludio para que el presidente en turno pierda la relección. La única excepción fue Reagan. La apertura en las relaciones con China y el apoyo en armamento a la guerrilla mujaidín en Afganistán fueron algunas razones para ello. Otra fue el efecto de la ola neoconservadora que, en EU y en Inglaterra, logró imbuir en los votantes la creencia de que mediante la reducción de la intervención del Estado en la economía estaba asegurado el crecimiento económico. Desde luego también influyó el carisma del ex actor convertido en presidente. Años después, las armas enviadas por el gobierno de Reagan a Afganistán han servido a la organización Al Qaeda para combatir a las tropas de la OTAN, integradas principalmente por las de EU.

Debido al desempleo que actualmente sufre EU, cualquiera apostaría por la derrota del huésped de la Casa Blanca. Sin embargo, pudieran suceder algunas cosas que marcaran la diferencia con esa regla no escrita. La primera es que el gobierno lograra una clara tendencia en la baja del desempleo, que por ahora es de 8.5 por ciento. Aunque se ve difícil, no es imposible que se reduzca por lo menos a 7.5 por ciento en las semanas previas a las elecciones. La otra, es que el presidente logre demostrar y convencer al electorado que el derrumbe de la economía y el alto desempleo son consecuencia de la desastrosa política de su antecesor, y establecer un claro contraste con los republicanos que prometen repetir una parte sustancial de ella. Hace unos días se anunció que el desempleo bajó a 8.3 por ciento, lo que puso muy nervioso a Mitt Romney, el más abocado a ser el representante republicano, ya que su apuesta es el deterioro de la economía para derrotar a Obama.