El ucraniano Sergey Fedchenko está flaco. Él mismo lo admite cuando se le pregunta si de verdad cree que tiene posibilidades de vencer este sábado al mexicano Juan Manuel Márquez en la arena Ciudad de México.

Dice que así es su físico, pero que eso no significa que carezca de fuerza y voluntad para llevarse la victoria. No dice mucho durante la conferencia previa a la pelea.

Márquez, en cambio, asegura que no hay enemigo pequeño y que no piensa en el ucraniano como en un peldaño para sus aspiraciones. Sin embargo, no quita el dedo del renglón y ya piensa en el cuarto combate ante el filipino Manny Pacquiao.

Esta pelea sigue en la mira del mexicano y de la empresa que lo maneja, Zanfer, que ayer anunció la posibilidad de que ese cuarto pleito se realice en la nueva arena de la Ciudad de México.

En el equipo de Pacquiao y Bob Arum no lo ven con malos ojos. Lo que ocurra el sábado será un anticipo, tomaremos la temperatura de cómo reacciona la gente en este tipo de funciones, dijo Fernando Beltrán, responsable de Zanfer.

Aseguró que en México existen condiciones para traer una pelea de esa magnitud y puso de ejemplo el nuevo recinto, el cual, aseguró, está a la altura de los mejores del mundo.

En tanto, Márquez trata de convencer de que lo que sucederá este sábado será digno de lo que esperan los capitalinos, después de casi 20 años de ausencia en los cuadriláteros del DF.

Es más grande la responsabilidad porque ellos conocen mucho de boxeo, no puedes engañarlos, por eso estoy comprometido en dar una gran pelea, dijo Márquez, cuya única preocupación es que el rival le impida lucirse ante su afición.

Sobre la otra arena, la política, Márquez insistió en que si nada se lo impide volverá a hacerle propaganda al PRI, a pesar de que fue amonestado por portar un parche con el logotipo del tricolor cuando enfrentó a Pacquiao, en noviembre pasado.