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Acusan a monja española de un tercer caso de tráfico de niños
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 8 de mayo de 2012, p. 22

Madrid, 7 de mayo. Sor María, monja de las Hermanas de la Caridad, es investigada por un tercer caso de un bebé presuntamente robado en el momento de su nacimiento y que ella se encargó de informar a los padres que el niño había nacido muerto. El modus operandi se utilizó de forma recurrente en la trama que afecta a varias órdenes religiosas católicas, médicos de varias regiones y funcionarios públicos que entre 1950 y 1990 habrían robado a más de 50 mil niños españoles.

La anciana religiosa de 87 años, de nombre María Gómez Valbuena, es la única imputada en una compleja y tenebrosa trama de niños robados, la mayoría recién nacidos, de quienes se informaba a los padres que habían nacido muertos para después entregarlos a otras familias –afines moral y políticamente a la ideología conservadora de las órdenes católicas– o se coaccionaba a los padres con amenazas y chantajes. Al menos así se desprende de la investigación que ha desarrollado en los últimos años la fiscalía española, a petición de las víctimas. Ya ha logrado presentar la denuncia para que se investiguen mil 500 casos.

La comparecencia

El pasado 13 de abril sor María compareció por vez primera ante un juez y decidió no declarar. No dijo nada ante el juez, medios de comunicación ni víctimas y familiares. Su comparecencia sirvió para que salieran a la luz otros posibles casos en los que estaría implicada, como el que investiga ahora la juez de instrucción número 52 de Madrid, que se refiere a la supuesta muerte de una niña nacida en 1980 en el hospital de La Paz. Más de 30 años después de que sor María informó a los padres que su hija nació muerta, una prueba de ADN con una joven que ahora reside en Murcia, localizada por casualidad, coincide en 99.97 por ciento con el mapa genético de los padres ultrajados. La prueba científica de ADN va acompañada por los recibos de la cantidad pagada por los padres adoptivos a sor María.

No la he visto ni he hablado con ella. No queremos hasta que un juez diga que es nuestra hija. No queremos hacernos ilusiones y que luego todo quede en nada, narró Luis Sánchez, supuesto padre de la niña robada, quien recordó que nadie del hospital nos comunicó que el bebé había muerto. Fue nuestra vecina quien llamó y dijo que había desaparecido. Siempre pensé que había fallecido.