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Salón Palacio

La congruencia de Carlos Fuentes

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Otro ángulo de La mafia en La Ópera, en la que aparecen Carlos Monsiváis, Fernando Benítez y Carlos Fuentes, en el emblemático bar de 5 de Mayo, en diciembre de 1969Foto Fundación María García y Héctor García
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n días pasados se han abordado prácticamente todos los temas en torno a la vida y obra del escritor Carlos Fuentes. Entrevistas inéditas, conversaciones, crónicas de su concurrido homenaje póstumo en Bellas Artes y así continuarán apareciendo referencias periodísticas, literarias y anécdotas sin fin sobre la prolífica obra y la enigmática personalidad del gran maestro. Sin embargo, seguramente en pocos espacios se abordará una perspectiva de vital importancia en la multifacética vida pública del autor de La muerte de Artemio Cruz: me refiero a su valiente y políticamente incorrecta postura ante la despenalización de las drogas desde hace varios años. Sus firmes argumentos para plantear la alternativa despenalizadora como solución ante el fracaso de las políticas antidrogas fueron planteados en diversos foros internacionales, como ocurrió hace dos años ante la Organización de Naciones Unidas, donde una veintena de personalidades del mundo político e intelectual signaron un documento intitulado Comisión Global sobre Políticas de Drogas (además de Fuentes, firmado por Mario Vargas Llosa y Kofi Annan, entre otros), el cual evidenció el fracaso de la Convención Única de Estupefacientes de Naciones Unidas, que el pasado 30 de marzo cumplió medio siglo de su entrada en vigor, tiempo durante el cual no sólo se ha incrementado el consumo de sustancias prohibidas, sino que dicha prohibición ha estimulado la corrupción institucional y recrudecido la violencia.

Esta postura de Carlos Fuentes fue inquebrantable hasta los últimos momentos de su vida, lo cual tiene infinito valor, si se considera la fatídica tragedia que vivió su familia cuando su hija mayor perdió la vida a consecuencia de su consumo de estupefacientes. Para Carlos Fuentes quedó muy claro que la postura despenalizadora va más allá de estar en favor de todo consumo. Los movimientos mundiales por la despenalización han perdido a uno de sus aliados más valiosos y congruentes. Lamentamos tu pérdida, querido tocayo.

¡Despenalización por el bien de la nación! Tal fue la principal consigna que se gritó durante la decimosegunda marcha mundial por la liberación de la marihuana, la cual se celebró de manera simultanea en más de 300 ciudades del mundo, el 5 de mayo pasado. En el folleto promocional que circuló en las redes sociales, se incluyó un pensamiento de John Stuart Mill (1806-1873): Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y mente, el individuo es soberano. Entre otras consignas plasmadas en improvisadas cartulinas y mantas se pudo leer lo siguiente: Porque la ciudad de México es vanguardista en libertad y derecho: ¡Sí a la legalización de la mariguana! y Manifiéstate por el derecho a cultivar tus propias plantas.

Esta pasada marcha reunió al menos a tres mil personas, quienes hicieron un extraño recorrido del Monumento a la Madre al dedicado a la Revolución Mexicana, por avenida Reforma, donde se entregó un documento en el Senado de la República, y que concluyó en Sullivan, donde, pese a la lluvia, centenares de jóvenes danzaron al ritmo de tambores hasta el anochecer, mientras en avenidas cercanas varios camiones con granaderos estuvieron expectantes. El saldo fue blanco. Felicidades al inquebrantable activista Leopoldo Rivera, presidente de la Asociación Mexicana de estudios del Cannabis.

Es importante resaltar que estas manifestaciones no son exclusivas para consumidores, ya que la urgente necesidad de legislar en torno a la despenalización, al menos de la mariguana, es un asunto que compete a todos los ciudadanos de un país que se pretende democrático, aun cuando haya quienes decidan ser abstemios de todo tipo de sustancias legales o ilegales.

El viernes pasado se presentó el libro La última pulquería del Pueblo de Santa Úrsula Coapa, de Baltazar Gómez Pérez, en Casa Talavera. Este texto fue el ganador del primer lugar del certamen Cuéntame la historia de tu barrio, por considerarse una investigación que denuncia nivel y capacidad verbal, en la que podemos revivir el sabor recóndito y particular de nuestras tradiciones, según el dictamen del jurado, entre quienes estuvo el cronista Guillermo Tovar y de Teresa.

La reinvención del pulque sigue su marcha. En la calle República de Cuba ya existe un establecimiento pulquero para la comunidad gay, comandado por el poeta Juan Carlos Bautista, y en la calle Sullivan se abrió La Poolquería, acogedor recinto con gabinetes de madera, en cuyas paredes cuelgan fotografías de la hacienda pulquera de la familia del Razo, en Nanacamilpa, Tlaxcala. Aquí se vende pulque natural, curados diversos, hay rocola, cerveza de barril y carnitas. Sus propietarios son los hermanos Jesús y Laura Cisneros.