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Elecciones 2012

Los estudios demoscópicos también se emplearon como arma sicológica, afirman académicos

Encuestadoras pagarán con credibilidad haber usado mediciones como propaganda
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de julio de 2012, p. 9

Las encuestas que, de acuerdo con algunos académicos, fueron usadas en este proceso electoral como propaganda e incluso como arma sicológica, dieron al priísta Enrique Peña Nieto más de 6 millones de sufragios por arriba de lo que obtuvo el 1º de julio.

En la jornada electoral del domingo pasado, 50.3 millones de ciudadanos acudieron a las urnas; con base en ello se desprende que cada punto porcentual equivale a alrededor de 500 mil votos. Así, la mayoría de los sondeos alzaron al ex gobernador mexiquense hasta con 12 puntos más, respecto de lo que revelaron los resultados preliminares, el conteo rápido elaborado por el Instituto Federal Electoral (IFE) y los que arrojaron los cómputos distritales.

Al cierre de los resultados oficiales de la elección presidencial, Peña obtuvo 38.21 por ciento (19.2 millones de sufragios), contra 31.59 del candidato de la coalición de izquierda, Andrés Manuel López Obrador (15.8 millones).

La diferencia entre el primero y el segundo lugar fue de 6.62 por ciento, equivalente a 3.4 millones de votos, esto es, la mitad de lo que difundieron la mayoría de los encuestadores y los medios de información que reprodujeron esos datos.

Sin embargo, desde enero pasado, la mayoría de las encuestas sostuvieron a Peña Nieto incluso por encima de 50 por ciento de las preferencias.

Al término del periodo de campaña (27 de junio), al menos cinco encuestadoras registradas ante el IFE siguieron colocando al priísta en el umbral de 45 por ciento de las preferencias (BGC, Buendía, Parametría y Mitofsky). Una de ellas, GEA-ISA, lo llevó nuevamente por encima de 47 por ciento.

Los consejeros del IFE aceptan que poco pueden hacer ante la proliferación de encuestas con bajo rigor metodológico, por lo que –comentan– un eventual nuevo contexto legal para este sector está en la cancha del Poder Legislativo.

Arma sicológica de la guerra electoral

El uso de encuestas en el proceso electoral como técnica de exploración de mercados de consumo no se limitó a generar falsas expectativas sobre un presunto ganador de los comicios: en los hechos se convirtió en el arma sicológica de la guerra electoral, al tener como caja de resonancia los medios de información, en particular los electrónicos, afirmó María Eugenia Valdés Vega, socióloga de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y experta en el sistema político mexicano.

Luego de que los resultados electorales han desmentido la diferencia de hasta 18 puntos entre Peña Nieto y López Obrador, destacó que las casas encuestadoras hoy piden disculpas por los errores cometidos, pero su credibilidad es la que pagará el costo de tantos excesos, pues hubo algunas que daban como ganador al aspirante del PRI con una diferencia de hasta dos dígitos. Es incuantificable el daño que ocasionaron, porque no sabemos cuántas personas dejaron de ir a votar porque lo daban como seguro triunfador.

En entrevista por separado, Javier Santiago Castillo, politólogo e investigador de la UAM, destacó que las encuestas son un instrumento que nos permite medir el ánimo de un sector de la población en determinado momento, por lo que sólo es una imagen instantánea de una preferencia que puede cambiar, que es lo que no se dice, por lo que fueron usadas como propaganda.

Si bien, señaló, todos los candidatos trataron de usar las encuestras en su favor, sin duda es evidente que uno de ellos recibió mayor atención, y que esto generó una percepción de ganador, incluso antes de que arrancara el proceso electoral. El papel de los medios de comunicación, indicó, es evidente, pero sus excesos es un tema que se remonta hasta 2006, que no es de ahora, por lo que consideró que hubo una incidencia sobre los votantes, el que se creyera que la elección estaba decidida.