Roma, 7 de agosto. La recesión de Italia se profundizó en el segundo trimestre, con una contracción de 0.7 por ciento respecto del desempeño observado entre enero y marzo, informó el gobierno. En términos anualizados, la caída ya es de 2.5 por ciento, de acuerdo con cifras oficiales que complican los planes de controlar una crisis de deuda que amenaza a toda la zona euro. La recesión en este país, la tercera economía en importancia de la región, se extiende por al menos un año, según la agencia de estadísticas oficial.

En tanto, el primer ministro italiano Mario Monti obtuvo un voto de confianza en el Parlamento sobre un proyecto para recortar el gasto social este año por 4 mil 500 millones de euros adicionales, con el fin de reducir el déficit y retrasar el aumento previsto en el impuesto a las ventas.

El voto de confianza se convocó para limitar el debate y acelerar la aprobación de la medida antes del receso veraniego. La reducción del gasto se suma al recorte de 10 mil 500 millones incluidos en el paquete de austeridad, aprobado en diciembre pasado.

La recesión golpeará la recaudación impositiva, el empleo y el gasto del consumidor, un círculo vicioso que hará las cosas más difíciles para el primer ministro Mario Monti, quien apunta a reducir el déficit presupuestario a 0.1 por ciento del PIB en 2014 para cumplir sus metas financieras, indicaron analistas.

Italia ha sido una de las economías de más bajo crecimiento dentro de la zona euro por más de una década, y ahora está inmersa en el torbellino de la crisis de deuda, mientras sus costos de endeudamiento coquetean con niveles considerados insostenibles.

Los inversionistas están cada vez más preocupados por la capacidad de Italia para reducir una deuda pública que equivale a 123 por ciento de su PIB.

Monti aprobó medidas de austeridad para ahorrar más de 20 mil millones de euros a fines del año pasado para contener la crisis, pero el plan golpeó la confianza del consumidor y profundizó la recesión.

Las medidas de austeridad obviamente están repercutiendo sobre la economía, señlaló Vincenzo Bova, de MPS Capital Services. La inversión y el consumo, tanto públicos como privados, son las áreas más golpeadas, agregó.

Las cifras del martes fueron levemente peores a lo esperado. La mediana de un sondeo de Reuters apuntaba a una contracción trimestral del PIB de 0.6 por ciento. El grupo Confindustria prevé que la economía se contraerá más de 2.4 por ciento este año, el doble que lo que espera el gobierno.

Un sondeo entre analistas prevé que el déficit fiscal cerrará este año en 2.3 por ciento del PIB, por encima de la meta de 1.7 por ciento fijada por Monti. Con los rendimientos de los bonos referenciales italianos persistentemente cerca de 6 por ciento, Monti ha alertado repetidamente a sus socios europeos de que a menos que muestren flexibilidad hacia las finanzas públicas italianas, el país podría encabezado pronto por un gobierno euroescéptico, con poco compromiso hacia la consolidación fiscal.

El primer ministro dijo al semanario alemán Der Spiegel que lo que él necesita de Alemania y de la Unión Europea es apoyo moral, no auxilio financiero, y agregó que está preocupado por el creciente sentimiento antieuro, antialemán, y anti UE en el Parlamento italiano.