Opinión
Ver día anteriorMartes 18 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El despido neoliberal
D

urante el sexenio que por fortuna se halla en sus últimos estertores, el gobierno panista estuvo demandando, porque así lo exigían los empresarios de aquí y de allá, entre otras cosas, una reforma laboral. Además el mundo desarrollado y parte del que no lo es, nos habían puesto el ejemplo, y nosotros seguíamos paralizados. Ya que los panistas están de salida, ahora a los priístas les ha cogido una prisa tremenda por que la reforma laboral tenga lugar a la voz de ya.

Como algunos conocedores del tema lo han dicho, desde el lado de los intereses de los trabajadores, el proyecto que veremos será un proyecto neoliberal, acaso con un barnicito en esta o aquella cláusula, para que quede claro que la reforma fue consensuada entre los representantes populares, porque claro, ya se sabe, la unanimidad no existe en ninguna parte, nos dirá la triunfante bancada del PRI, bien apoyada por el PAN, y nada tendría de raro que también lo fuera por alguna de las agrupaciones de izquierda.

Pero, como en todo el mundo ha ocurrido, será una reforma neoliberal. Como en todas partes, nos será presentada como una nueva ley que traerá consigo flexibilidad y creación de empleos…, y mucha facilidad para despedir asalariados, aumentos en la edad de jubilación, disminución de los tiempos del pago por seguro de desempleo, y algo más.

Hoy como nunca el sindicalismo se halla reblandecido por el desempleo, el subempleo, y el inmenso mundo de la economía informal. Probablemente UNT y alguna otra agrupación tendrán su espacio para el pataleo, pero hasta ahí llegarán las cosas. La reforma será aprobada a la brevedad.

Desmontar el estado de bienestar en Europa ha demandado diversas reformas que se operan mediante un mismo instrumento: la cuchilla del cadalso. Así, todas las llamadas conquistas históricas que conformaban el estado del bienestar, si antes no ocurre otra cosa, irán a dar al patíbulo.

Una reforma que flexibilice los despidos, por cierto, no tiene la capacidad mágica de crear empleos. Los empleos provienen de la inversión, y ésta a su turno, ocurre si existen clarísimas expectativas de ganancias, es decir, si hay mercados en expansión, aquí o en el exterior. Pero no es el caso; la economía mundial entre pequeñas altas y pequeñas o a veces pronunciadas bajas, tiende al estancamiento; de manera que vincular inmediatamente la flexibilidad de los despidos con una mayor creación de empleos es un cuento típicamente empresarial y político.

La reforma laboral se ha operado prácticamente por todos los países de la Unión Europea (UE), con modalidades diversas según la historia laboral y económica de cada uno de ellos, y es claro que el tema central de la misma es el despido.

En marzo de este año la Fundación 1º de Mayo, española, produjo un informe muy detallado jurídica y económicamente, en la que analiza el tema en un buen número de países de la UE. Ahí, entre muchas otras cosas, se dice (perdóneles la gramática): El despido es mucho más que un acto meramente económico, pero se intenta que se interiorice la idea de que se trata de un fenómeno socialmente irrelevante, banal, que no genera daños a nadie. Esta idea de ampliar las causas del despido a la vez que se abarata, se machaca constantemente. A toda costa, sostiene el profesor Baylos, que la idea de flexibilizar y abaratar el despido se quiere justificar en que hay que quitar el miedo a los empresarios a contratar consiguiendo que despedir sea mucho más fácil y barato. Esto nos lleva a que el sistema del derecho del trabajo, el sistema de garantías sobre el empleo, sea el culpable de los procesos de destrucción de empleo y de la crisis del mercado de trabajo. Es decir, hay una culpabilización del sistema de garantías que se mide en función de los procesos de creación o destrucción de empleo que se den en la economía y, por tanto, se crea una directa relación, no entre otras causas que crean esa alteración del empleo, sino fundamentalmente entre garantías y rigidez del mercado y políticas efectivas de empleo. Sin embargo, tales planteamientos son completamente inconsistentes. Una teoría ampliamente consensuada del mercado de trabajo destaca que la estabilidad en el empleo fomenta la confianza y la motivación de los trabajadores y, de esta manera, se promueve en paralelo la productividad de la empresa. Igualmente distintos análisis internacionales comparados demuestran que no existe ninguna relación clara entre el nivel de protección contra el despido y la situación del mercado de trabajo.

El crecimiento de la desigualdad en el ingreso a escala mundial halla una de sus explicaciones en el despido neoliberal.

¿Quiere usted aumentar la productividad a escala micro, señor empresario? Mejore la tecnología, capacite a sus trabajadores, y tendrá el resultado buscado. Pero, claro, es más simple alcanzar ganancias aplastando el ingreso de los trabajadores.