Sociedad y Justicia
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El aprovechamiento ilegal parece superar la capacidad de respuesta de la autoridad

No ceja la matanza de tortuga negra en Baja California, Sinaloa y Sonora

De nada sirve que en Michoacán se protejan si en el noroeste del país son capturadas

 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de septiembre de 2012, p. 53

En la península de Baja California, en Sinaloa y Sonora, donde se localiza el área de desarrollo y alimentación más importante de la tortuga negra en el océano Pacífico, la tasa de mortalidad directa e indirecta se estima en alrededor de 10 mil ejemplares al año, y la matanza no cede, advirtieron especialistas del Instituto de Investigaciones sobre Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Aunque hubo una tendencia positiva en la recuperación de la población de tortuga negra debido a los trabajos de conservación y protección que se han ejecutado en las playas de anidación de Colola y Maruata, Michoacán, desde 1981, cuando la especie estaba prácticamente al borde de la extinción, ahora está en riesgo.

Javier Alvarado Díaz y Carlos Delgado Trejo, científicos de la institución citada, advirtieron que se debe reducir la mortalidad en las zonas de crianza y alimentación como una medida emergente para mantener y aumentar la recuperación de la población de tortuga negra.

Señalaron que de nada sirve que en Michoacán –donde se encuentra uno de los sitios de anidación más importantes de la especie en el océano Pacífico oriental– se multipliquen las acciones de protección y conservación en las playas de anidación, si en el noroeste del país son capturadas para la comercialización de su piel y carne.

Lo peor es que el aprovechamiento ilegal de la tortuga negra parece que ha superado con mucho la capacidad de respuesta de las autoridades mexicanas en el combate. La especie está de nuevo en una situación vulnerable.

Recordaron que antes de la década de los 60 se reportaba cada año la presencia de unas 25 mil hembras de esta especie en Colola, pero como resultado del efecto combinado de la cosecha de adultos reproductores y la caza furtiva de nidos para la venta ilegal de huevos, a partir de 1960 y 1970 la población se redujo de manera considerable. En 1980 la tortuga negra prácticamente se extinguió, apenas llegaban a estas costas menos de 400 hembras anidadoras.

Durante la década reciente se observaron signos de recuperación de esa población, ya que en 2000 y 2007 se reportó el arribo de entre mil 500 y 2 mil 500 hembras, tendencia que es resultado de los esfuerzos de conservación de los habitantes de las comunidades nahuas en todo este tiempo, señalaron en un análisis. Desde que comenzó el trabajo de conservación, hace 30 años, al menos 15 mil hembras llegaron a anidar a las playas de Colola y Maruata y desde entonces se marcan y se hace un seguimiento.

Además, se han protegido unos 45 mil nidos naturales y en campamentos, lo que ha derivado en la conservación de más de 3 millones de huevos, así como en la producción y liberación de más de 2 millones 500 mil crías de tortuga negra, explicaron.