Como hace muchos años no sucedía, este lunes y el próximo miércoles se presentará ante el público mexicano uno de los grandes directores actuales, Riccardo Muti, al frente de su orquesta, ubicada a su vez entre las mejores 10 en el planeta: la Sinfónica de Chicago.

Este acontecimiento es, junto con la visita inminente del compositor estoniano Arvo Pärt, lo más elevado de la edición especial con la que el Festival Internacional Cervantino celebra sus primeros 40 años.

Esto amerita una revisión somera a la discografía de Riccardo Muti, quien tiene relativamente poco tiempo al frente de la Sinfónica de Chicago como para abrigar grabaciones juntos; no obstante, el contenido del programa que interpretarán en México es asequible en grabaciones anteriores del maestro.

En el Teatro Juárez de Guanajuato este lunes 8 y el miércoles 10 en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, Riccardo Muti dirigirá a la Orquesta Sinfónica de Chicago en la Obertura Nabucco, de Giuseppe Verdi. Enseguida, la Sinfonía Cuarta, conocida como Italiana, de Felix Mendelssohn y en la culminación, la Segunda Sinfonía de Johannes Brahms.

El inicio del programa resulta inmejorable, pues la marca de la casa de Riccardo Muti es la ópera en general y en particular la italiana, y en lo íntimo, las óperas de Verdi.

El Disquero tuvo oportunidad de presenciar el debut de Riccardo Muti en la Metropolitan Opera House de Nueva York hace un par de años, con una obra poco conocida pero exquisita de Verdi: Attila, con la participación de Ramón Vargas. Además del poderío vocal del tenor mexicano, que aumenta la leyenda de que cuando canta en México no se emplea a fondo, al final de la función el público literalmente deliraba, aplaudía a raudales y ovacionaba sin parar a ese monstruo benigno de la dirección operística que es Riccardo Muti.

Entre las varias versiones conseguibles, destaca un compilado de EMI Classics que conjunta la mayoría de las oberturas verdianas en manos mutianas.

También con el sello EMI se consigue un disco doble, a bajo precio, al igual que el anterior, de las oberturas de Verdi, con las sinfonías 3, 4 y 5, además de cinco oberturas de Mendelssohn, de las cuales la más popular es la que presenta Muti en México.

Hace un par de décadas grabó el director italiano las cuatro sinfonías de Brahms con la legendaria Orquesta Filadelfia, que heredó del creador del sonido de esa orquesta: Eugene Ormandy. Resulta sumamente interesante escuchar el nuevo Brahms que presenta Muti con su nueva orquesta, la de Chicago.

Transparencia, sobriedad, ímpetu volcánico, originalidad sin despegarse de los cánones que le dictan las partituras originales y las indicaciones del compositor, son algunas constantes distintivas en el trabajo de Muti sobre el podio y que pueden aquilatarse en otros buenos ejemplos de su profusa discografía: sus versiones de las sinfonías de Bruckner, una lectura impresionante de la Primera Sinfonía de Mahler, donde las danzas campesinas (laendler) suenan con vigor, al contrario del manierismo que acostumbran muchos mahlerianos, y sobre todo, una recomendación mayúscula: las grabaciones que ha hecho Muti de la música de su maestro: Nino Rota, en particular la destinada al cine.

¡Larga vida al Festival Internacional Cervantino!

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