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El futbol me ayuda a sacar la bronca por problemas en mi casa, cuenta la joven argentina

Constanza cambió la adicción a las drogas por la del balompié

Dice mi entrenadora que no estoy en la Copa Homeless por buena jugadora, sino porque ayudo a la gente, relata

A los 12 años me alentó a cambiar y luego ya no quería ir al colegio por jugar

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Yo robaba a mano armada para poder comprar drogas, confiesa Constanza Rojas, quien participa en la Homeless World CupFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de octubre de 2012, p. a13

Constanza Rojas –hoy estudiante y futbolista de 17 años– apenas tenía ocho años cuando comenzó a consumir drogas. Llegó a robarle dinero a su mamá, a dormir en la calles, a comer desperdicios de la basura y participó en asaltos para comprar mariguana o cocaína.

“Yo robaba a mano armada, con fierro (pistola), en restaurantes, quioscos y supermercados… Estuve tres meses en el Instituto Inchausti, para menores. Es un lugar muy bueno. Había sicólogos, teníamos peluquería, juegos, colegio. El lugar era maravilloso… no sé si lo merecíamos.

“Nosotros sólo queríamos salir por las crisis de abstinencia, no nos gustaba estar encerrados las 24 horas y no pisar la calle. Era muy difícil, fumábamos cigarro tras cigarro sí o sí, porque ahí te agarra bronca, le quieres pegar a la pared, quieres salir, escapar.”

Nació en Buenos Aires, es la menor de cuatro hermanos –dos varones y otra mujer–, hija de madre soltera. Teníamos nuestra casita que era precaria, mi mamá nos dejaba ahí encerrados porque tenía dos trabajos, en la mañana y en la tarde; llegaba un ratito y salía corriendo de nuevo. Todos nos hicimos adictos.

Hincha de River Plate

Desde que tiene memoria es hincha del River Plate, su afición era una de sus pocas razones de existir. “Sentía que no era nada, que nadie me quería. Pensaba que no servía para nada, ¡y qué me importa todo!... Pero algo me pasaba en la mente, en el fondo me decía ‘esto no es para mí’”, relata.

“Allá todos consumen el paco, es una droga muy potente que en cuatro meses te mata. Todos la compran por barata; además, es muy adictiva. Si la dejás es un milagro de Dios. En los barrios humildes también se usa el poxirán (inhalante).

“A las chicas las ‘endulzan’, primero les regalan, luego ya en la abstinencia les dicen vení, te voy a dar a cambio de esto, y tienen que hacer el sexo. Yo siempre digo que tengo un ángel, jamás tuve esa necesidad de entregar mi cuerpo por droga o algo. Mayormente robaba.

“Algunas personas me alentaron. Al momento no hice caso, engañaba a la gente. En la iglesia me decían: ‘Constanza, pórtate bien, haz bien las cosas, sos muy buena piba…’ Mi mamá lloraba.

“Fui creciendo y dije, tengo que cambiar, si no cambio me arruino la vida. A los 12 años encontré a Mónica, mi entrenadora, ella me alentó, ¡pero luego ya no quería ir al colegio por jugar futbol! (ríe)

“Desde hace año y medio ya no consumo. En mi barrio, los chicos a veces se juntan, son un montón y están ahí fumando, y ¿te digo la verdad? ¡Me dan unas gaaanas…!, pero les digo: no quiero, chicos.

“‘Dale, dale’, insisten… A veces he caído en la tentación de probar dos piteadas, nada más.

“Este año termino la secundaria con especialidad en aduanas, también me interesa la cocina y quisiera ser chef. Por necesidad empecé: vi en la tele una receta peruana: cebolla, tomate picado, carne, laurel, arroz graneado. Fríes la carne, le mandás la cebolla, el tomate, todo, y listo, queda muy rico. Hasta me sorprendí.

“Mi mamá ya cree en mí. Una vez me senté con ella y le dije: ‘Jamás te voy a volver a robar, nunca te voy a mentir, y si lo hago, me arrepiento y te digo la verdad’. Ella perdona todo y por eso no le puedo mentir. Me contestó: ‘está bien, hija’. Me arrepiento con toda el alma de haberle robado y de todo lo que le he hecho.

“Mis hermanos son más grandes, pero ahora yo parezco la mayor, siempre les hablo, les digo que ellos también pueden (dejar el vicio), que todo ser humano sirve para algo.

“Estoy acá no por gran jugadora, sino por ser buena persona –me dijo Mónica–, porque di la mano acá, di la mano allá y el futbol me ayuda un montón para sacarme la bronca o la impotencia que tengo a veces en mi casa. Estoy muy contenta, quería venir a México”, agrega.

De River Plate, recuerda el trago amargo: “Me dolió muchísimo el descenso, pero como dice la canción: ‘yoooo soy del avee…”’

El equipo femenil mexicano perdió 4-5 ante Chile y por la tarde goleó 19-0 a Paraguay, mientras el conjunto varonil se impuso 14-1 a Hungría.