Julio César Chávez Jr creció con la certeza de que la fama del padre le abriría todas las puertas en la vida. Llevar encima el apellido de un boxeador legendario era como tener una llave maestra que lo haría llegar de forma inevitable al éxito, pero ese mismo peso de la sangre también le acarreó la sombra de la desconfianza de mucha gente con malicia.

Así lo piensa José Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), quien ha sido testigo en primera fila del nacimiento y consagración de una saga que ha mezclado éxito y escándalo en una misma historia.

El dirigente lo dice un día después de que el suspenso se hace más largo en la vida de Julito, cuando la Comisión de Nevada ha extendido al mes que viene el plazo para dar el veredicto sobre el caso de dopaje en el que está involucrado el peleador mexicano.

Las consecuencias pueden ser una suspensión larga y una reducción sensible de la bolsa que ganó el 15 de septiembre de 2012 ante Sergio Maravilla Martínez.

El futuro del Junior es incierto, aunque para Sulaimán, el porvenir del pugilista se definirá este año, en el que confía que peleará en mayo y tendrá la revancha ante el argentino Martínez.

La inocencia de Julito, afirma el titular del CMB, no está en duda, pese al positivo por mariguana que arrojó en el test obligatorio para el combate que sostuvo contra Maravilla, y que tiene el antecedente de una suspensión por consumo de furasemida, prohibida por diversos organismos deportivos porque sirve para enmascarar la presencia de otras sustancias.

Los boxeadores son muy inocentes o tontos y se dejan influir por gente que les da pésimos consejo que les afectan no sólo durante los combates, sino que tienen otras consecuencias como ésta de Chávez o que les arruina en lo material, señala Sulaimán.

El verdadero problema que ha aquejado la biografía del heredero Chávez, opina, es que ha crecido envuelto entre algodones y esa sobreprotección le ha dañado la personalidad.

Ha vivido como rey, ha tenido todo lo que ha querido desde niño. Es indiferente al mundo; le falta pasión y experiencia en la vida y en el mundo del boxeo, refiere el dirigente.

Crecer bajo la sombra de una figura mítica en el boxeo como la de su padre ha sido una ventaja, pero también un elemento que ha jugado en su contra.

Sulaimán explica que gracias a ese apellido es que 90 por ciento de la gente quiere ver sus peleas, pero también un gran porcentajes de quienes siguen su carrera lo hacen con cierto morbo y con la mala intención de verlo fracasar. Por eso se le ha criticado con saña desde el lío con el dopaje de septiembre pasado.

“El valor que demostró contra Maravilla y la pegada brutal con la que casi lo noquea en el doceavo asalto quedó tristemente opacada por el caso del dopaje… no me queda ninguna duda”, reconoce el dirigente.

“Lo que urge es que la gente que lo maneja lo ayude a reformar su propia personalidad, para la mente, pero sobre todo que dejen de utilizar a Julito como una mercancía”, recomendó en espera de que se defina el desenlace de la historia.