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Ninguno de los institutos estableció indicadores y metas para ser evaluados

Incumplieron Bellas Artes e INAH en 2011 su obligación de impulsar la cultura: ASF

Señala que el INBA no desarrolló una programación con propuestas de entidades federativas

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Palacio de Bellas Artes. Un informe de la Auditoría Superior de la Federación reprobó la labor del INBAFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de febrero de 2013, p. 11

Los institutos Nacional de Bellas Artes (INBA) y Nacional de Antropología e Historia (INAH) incumplieron en 2011 con la política de impulso al desarrollo de la cultura, revela la auditoría aplicada a ambas dependencias coordinadas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Ninguno de los institutos acreditó los criterios mínimos para estimar el porcentaje de participación de los asistentes a actos artísticos y culturales.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF), en su informe del resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2011, refiere que el INBA realizó durante ese año 17 mil 203 actividades artísticas y culturales, mil 152 más que en 2010.

No obstante, “no estableció indicadores ni metas para evaluar el cumplimiento de la estrategia nacional –de mediano plazo– de promover la cultura nacional e internacional, mediante el desarrollo de una programación que considerara las propuestas de las entidades federativas y de los grupos independientes”.

Es decir, el instituto careció de un sistema de información adecuado para registrar sus operaciones y verificar la programación de la promoción cultural.

Para 2011 el INBA no estableció indicadores ni metas con objeto de evaluar el cumplimiento de la estrategia nacional de mediano plazo de impulsar la presentación de las manifestaciones artísticas contemporáneas, de frontera y ruptura de géneros, producciones interdisciplinarias y experimentación con las nuevas tecnologías, señala.

Las consecuencias sociales de que el INBA incumpliera con dotar de cultura a la sociedad se manifiestan de la siguiente forma –en el resultado de la fiscalización–: respecto del objetivo de lograr que todos los mexicanos tuvieran acceso a la participación del patrimonio artístico, en 2011 el instituto benefició sólo a 7 millones 536 mil personas, lo que representó 6.9 por ciento de los 108 millones 813 mil mexicanos.

Además careció de indicadores y metas que evaluaran el cumplimiento de sus estrategias.

El resultado de la auditoría aplicada fue negativo porque no impulsó la presentación de manifestaciones artísticas.

Tampoco desarrolló un plan sistemático de impulso a las manifestaciones artísticas de México en el extranjero ni estableció mecanismos de colaboración y fomento con la comunidad artística independiente, señala.

Agrega que no creó campañas ni productos dirigidos al público infantil y juvenil para difundir la cultura nacional con el fin de fortalecer los valores de México.

A su vez, el INAH no estableció indicadores ni metas que evaluaran la afluencia de visitantes a zonas arqueológicas con boleto pagado ni la promoción con trabajadores, profesores, estudiantes –de todos los niveles–, pensionados y jubilados.

Sólo asistieron a las zonas arqueológicas 7 millones 774 mil mexicanos (7.1 por ciento).

La fiscalización a la que fue sometido el instituto también reveló serias consecuencias sociales, porque incumplió con la política de facilitar el acceso a un mayor número de ciudadanos.

Asimismo, careció de indicadores y metas para evaluar el cumplimiento de las estrategias de promover y difundir el patrimonio arqueológico e histórico.

Al igual que el INBA, el INAH fue reprobado en la auditoría porque no cumplió con la política de desarrollo cultural ni diseñó indicadores y metas.

No utilizó los medios impresos, audiovisuales y foros públicos para difundir la investigación realizada por las áreas académicas y de conservación.

Tampoco mejoró los canales de comercialización y difusión de libros y revistas. Por si fuera poco, no organizó la información del sistema contable para determinas los costos de la promoción y difusión del patrimonio arqueológico e histórico.