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Sufrió una profunda depresión y hasta había anunciado su retiro

Tras una crisis, Joselyn Arroyo apunta hacia la cumbre del boxeo

La jalisciense, de 18 años, es campeona norteamericana del CMB

 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de marzo de 2013, p. a14

Desde los ocho años el boxeo se convirtió en su gran pasión. Una década después, cuando comenzó a conocer la fama por su habilidad sobre el cuadrilátero, Joselyn Arroyo, actual campeona norteamericana del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en peso mosca, cayó en depresión, un punto de quiebre que la orilló incluso a un intento de suicidio.

Con 12 peleas profesionales sin conocer la derrota y cuatro ganadas por nocaut, a los 18 años Arroyo ha demostrado su talento para derribar adversarias con los puños, luego de mandar a la lona a Yadira Trejo en el segundo episodio y ganar el cetro norteamericano.

El gran amor que siente por el deporte de las 16 cuerdas ha sido clave en su vida, pero esa misma pasión la envolvió en una presión más fuerte que frente a cualquier rival.

Ocho meses antes de ganar su primer título sufrió una depresión que la llevó a intentar terminar con su existencia: En ese momento, no quería saber nada del boxeo, pero después me di cuenta de que era lo único en lo que encajaba.

Princesa Tapatía recuerda que la desesperación por el ritmo de vida tan estricto –ya que debía mantener una excelente condición física–, así como ser figura pública y otros problemas personales, la afectaron tanto que me enfermé e intenté hasta matarme, en ese entonces tenía 17 años.

–¿Cuál fue el problema que desencadenó esa crisis?

–Los doctores me decían que como empecé el deporte muy chica, sin un descanso largo, siempre entrenando, a veces te enfadas de las cosas. Yo le dije a mi papá, cuando me sentía peor, que no quería saber nada.

En marzo de 2012, con la experiencia de dos años como boxeadora profesional, hizo frente a la batalla más importante y decisiva: seguir con vida o simplemente desaparecer.

Por casi seis meses Joselyn prefirió no tomar sus guantes y abandonó los entrenamientos que diariamente emprendía por casi nueve años en el Gym Willyboxing, ubicado al sur de Guadalajara, propiedad de su padre y entrenador.

Durante ese tiempo no aparecieron notas ni fotos de ella, se rehusó a dar entrevistas e incluso anunció su retiro del boxeo profesional, debido a lo que medios locales calificaron de crisis de adolescencia.

“Mi papá lo comprendió, le confesé que quería retirarme y me apoyó. Me dijo: ‘con todo el dolor de mi alma, si te vas a retirar está bien, porque quiero lo mejor para ti’.”

Tras haber estado dentro del mundo del pugilismo desde los ocho años y llegar a un punto decisivo para su carrera, Arroyo buscó alternativas en otras actividades, pero vi que el boxeo era lo único que me llamaba la atención, lo único que hacía con dedicación, por eso decidí regresar. Gracias a Dios me alivié y ahorita estoy aquí, otra vez echándole ganas.

Primera defensa

Princesa Tapatía se ha sobrepuesto a ese desánimo y volvió con tal motivación que en febrero salió vencedora por decisión unánime en su primera defensa y duelo internacional ante la japonesa Momoko Kanda, en contienda realizada en Zapopan, Jalisco.

“Contra Momoko estuvo durísima la pelea; ella decía en sus entrevistas que venía con todo, pero yo también me preparé muy bien y quedó muy claro arriba del ring”, narra la joven jalisciense, quien también se distingue por su notable belleza.

Su carácter extrovertido e inquieto fue el motivo por el que sus padres decidieron acercarla al deporte de los guantes cuando aún era niña: Yo era muy vaga y me metieron (al boxeo) para que me aplacara un poquito y para que supiera defenderme.

Foto
Princesa Tapatía incursionó en el mundo del pugilismo desde pequeñaFoto Zanfer

La elección de entrar a esta disciplina no fue del todo al azar. Wilibaldo Wili Arroyo, progenitor de Joselyn, también llegó a dedicarse al pugilismo, pero desgraciadamente su mamá falleció y era la única persona que lo apoyaba, por eso él me ayuda muchísimo, dice que soy su orgullo, tan chica y ya ser campeona.

Evoca el episodio de su primera pelea amateur, que llegó de manera espontánea y precoz a los 10 años de edad, cuando asistió como espectadora a un torneo y retó a una rival de 14 años.

No llevaba equipo ese día, la chava era más grande que yo y aún así le gané. Todos le dijeron a mi papá que yo tenía muchas cualidades en el boxeo. Así narra el momento en que conoció la adrenalina de estar arriba de un cuadrilátero y con los puños como única arma de sobrevivencia.

Luego de 32 contiendas amateurs, Princesa Tapatía llamó la atención de las grandes promotoras por su estilo y logros a tan temprana edad. Consiguió un contrato con la empresa Zanfer, la misma que firmó y llevó a la fama a la primer mujer que se coronó con un título del CMB: Jackie Nava.

Zanfer se fijó en mí y le preguntaron a mi papá que por qué no me debutaba; él les respondía que no, porque yo todavía estaba chiquita, estaba tiernita y la empresa le dijo que no, que nos arriesgáramos y pues ya, estamos en esta carrera tan dura y tan sacrificada.

El 4 de febrero de 2011 la Arena Coliseo de Guadalajara fue el recinto donde Joselyn Arroyo debutó como profesional, a los 16 años, en una contienda donde salió con la mano en alto ante Maricela Hernández Loyola, quien le doblaba la edad.

Con gran carisma por su estilo alegre e innegable atractivo físico, Arroyo realmente se ha convertido en la princesa de los tapatíos, quienes reconocen sus proezas arriba del cuadrilátero por su agudeza y velocidad.

Muy femenina y vanidosa

En su afán de ser heredera de los logros obtenidos por las pioneras del boxeo rosa, como Jackie Nava, Mariana Juárez y Ana María Torres, Joselyn ha llevado un estilo de vida muy diferente: Sí, golpeando costales, pero sin sacrificar su feminidad.

“Este deporte es muy difícil para las mujeres, porque somos más tiernas y hay veces que nos cuesta muchísimo trabajo levantarnos a correr andando en nuestro periodo. Ahorita veo a mis amigas que están en el ballet, haciendo cosas de niñas, y yo estoy metida en un gimnasio con hombres pegándole a un costal.

A pesar de que éste es un deporte de varones, yo soy muy femenina, muy vanidosa. Me dicen que me van a desfigurar la cara, la nariz o dar un mal golpe en alguno de mis pechos, pero para eso tengo una preparación y hay doctores que revisan que todo esté bien.

Su objetivo es claro: Superar a grandes boxeadoras, como Ana María Torres y Jackie Nava; ellas empezaron ya grandes y yo empecé desde chica, por eso sé que voy a hacer algo grande.

Aunque ha dejado la preparatoria en la Univer para enfocarse en su carrera deportiva, Arroyo se interesa en la criminalística, pues quiero trabajar con la policía en algo de narcóticos, algo que tenga peligro, adrenalina.

Mientras, se prepara para su siguiente defensa, que podría ser a principios de junio. “Quiero hacer cosas buenas, que cuando la gente hable de boxeo hablen de mí, que la gente diga: ‘Princesa Tapatía, la mejor’, pues ya me lo dijo Jackie Nava: ‘échale ganas, yo ya voy de salida y tú te tienes que quedar’”.