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El genio catalán y el conjunto mexicano se presentan en el Auditorio Nacional de Madrid

Savall y Tembembe Ensamble Continuo, en el encuentro de dos mundos musicales

Rescatan del pozo de la memoria, piezas, canciones y poemas de los siglos XVI y XVII

Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de abril de 2013, p. 6

Madrid, 16 de abril.

El genio musical catalán Jordi Savall se unió al Tembembe Ensamble Continuo, de México, para presentar uno de sus investigaciones más celebradas, alegres y vivaces: El nuevo mundo: folías criollas.

En el escenario del Auditorio Nacional de Madrid aparecieron tres conjuntos independientes –Tembembe Ensamble Continuo, La Capella Reial de Catalunya y Hesperion XXI– que, fusionados y dirigidos por Savall, rescataron del destierro del pozo de la memoria, piezas, canciones, poemas y obras de los siglos XVI y XVII.

Mediante la música se reflejó también el acontecimiento del encuentro de dos mundos: el español y europeo, con sus afanes de conquista, y el americano, con su perplejidad ante el invasor y sus costumbres. De ese encuentro nacieron piezas del barroco que, una vez recuperadas por las investigaciones que realizaron Savall y los integrantes del Temembe Ensamble Continuo, sonaron varios centenares de años después en Madrid.

Una de las máximas con las que ha trabajado Jordi Savall a lo largo de su trayectoria artística es que las músicas de un pueblo son las que deciden su alma y nos emocionan y sobreviven, porque son las que nos han salvado. De ahí su interés por buscar, fusionar y rebuscar en las raíces más inhóspitas de la tradición musical de las culturas para encontrar que al principio y al final del camino persiste un diálogo vivo, que permanece incluso en el aparente silencio.

Mezcla de ritmos

De ahí que en este espectáculo único, que ya ha recorrido parte de América Latina –incluido México– se mezclan ritmos o tradiciones tan diversas como zarabancas, tocatines, fandangos, peteneras, jácaras, canarios, guarachas y sones tradicionales huastecos y jarochos. Lo que obliga a mezclar en un mismo escenario instrumentos también rescatados: la viola de gamba, que es la lleva el tempo. Savall demuestra la profunda armonía y belleza de su sonido. A los que suman el arpa cruzada, las flautas y la chirimía, el sacabuche, la percusión, la vihuela, la jarana jarocha, el pandero, la guitarra barroca, la jarana barroca, la tiorba, el marimbol, el arpa llanera, la quijada de caballo y una diversidad de voces que van desde la soprano, el contratenor, el tenor y el bajo.

Una explicación que dio Savall sobre esta investigación singular y que unió dos proyectos tan similares, como los que representan Savall y el Tembembe Ensamble Continuo, es que parece que las folías antecedieron a los viajes colombinos, aunque su origen posiblemente portugués, tierra de descubrimientos, quizá la conecten también a otras tradiciones extraeuropeas. La romanesca y el passamezzo son aires de origen europeo, que sin duda cruzaron el Atlántico acompañando a sochantres, maestros de capilla, organistas, cantores y ministriles, quienes los devolvieron transformados al contacto con la realidad americana.

Una música que se expresa desde las formas poéticas más utilizadas en el Siglo de Oro español: las décimas espinelas, cuartetas octosílabas, romances, octavas reales, seguidillas y hexasílabos

Así lo explicó Savall en un breve comentario entre canción y canción: “La conclusión es que el camino no fue solamente de ida, sino de ida y vuelta. No sólo los españoles trajimos músicas, sino que de estas mezclas surgieron sonidos que en un momento pensamos que eran españoles, pero no lo eran. Por ejemplo, habíamos pensado que la chacona era una danza europea, pero un testimonio del año 1600 nos confirma que llegó del Nuevo Mundo. De hecho Lope de Vega escribió de la chacona: ‘Esta indiana amulatada que nos viene de las Indias. Hubo un verdadero diálogo. Lo mejor que hicimos los españoles en el Nuevo Mundo fue la música, casi todo lo demás fue un desastre’”.

Homenaje al son jarocho

El concierto y, por tanto el disco, también es un homenaje al son jarocho, a sus improvisaciones, a su ingenio y frescura. Así lo explicaron en el programa: La pervivencia de muchas de esas tradiciones se documenta en el son mexicano, una forma musical que aún se canta y se baila en todo tipo de festejos populares y de la que hay seis variantes principales, de las cuales el Tembembe Ensamble Continua se apoya fundamentalmente en dos, sin duda, las más difundidas en nuestros días: el jarocho y el huasteco. Todo ello junto conforma un variopinto y colorido muestrario de músicas en las que lenguas, ritmos, timbres, melodías... se entrecruzan en un mosaico cultural que nos habla de un tiempo en el que los conquistadores acabaron convirtiéndose, también ellos mismos, en conquistados.

O, como diría el propio Savall, todas las músicas tradicionales son sobrevivientes del paso del tiempo y del olvido, porque han ayudado a la gente que las cantaban a sobrevivir a circunstancias difíciles, momentos trágicos. Las músicas las han salvado, y por eso las han conservado durante siglos y aún hoy nos tocan profundamente el alma.

Al final, el público aplaudió de pie más de 10 minutos mientras se escuchaban gritos eufóricos de ¡Viva Savall!, ¡Viva el Tembembe!, ¡Vivan todos!