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La pintora Sandra Pani inauguró ayer su exposición en la galería Juan Martín

Mi columna vegetal, una reflexión sobre lo maravilloso del cuerpo

Somos una máquina perfecta, donde se encuentra nuestro ser, detalla la artista

Resalta que en el arte contemporáneo hay mujeres que decidieron explorar su propia corporalidad

 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de abril de 2013, p. 2

El cuerpo humano, la máquina perfecta y sus sorprendentes funciones, ha sido la inspiración en la composición artística de la exposición Mi columna vegetal, que la pintora Sandra Pani inauguró ayer en la galería Juan Martín.

“Todo mi acercamiento al cuerpo –explica Sandra Pani– ha sido desde el lado del asombro, somos una máquina perfecta. Es el lugar donde se encuentra nuestro ser. Mi trabajo es una especie de búsqueda a través de mi experiencia corporal, de una identidad más profunda y de plantear una reflexión en torno a lo maravilloso que es un cuerpo.

Trato de representar esa parte del cuerpo como un espacio sagrado y crear conciencia sobre esa sacralidad. Creo que en el arte contemporáneo hay mujeres que decidieron explorar la cuestión de su propia corporalidad y estamos en esa búsqueda.

La muestra pictórica de Pani mantiene ese vínculo entre la naturaleza y lo vegetal, y da continuidad a la temática que desde hace años ha trabajado la pintora en torno a los aspectos comunes de la corporalidad humana con el mundo vegetal.

En la obra aparecen juegos de columnas vertebrales hechas con sus manos, y a la vez esas manos se convierten en ramas y se forma una columna vegetal.

La exposición tiene que ver con similitudes síquicas y simbólicas de lo que es un ser humano y un árbol. El público encontrará obra muy diversa: dibujo, pintura, polípticos e impresión litográfica sobre seda. Se trata de nueve piezas en su mayoría óleos de gran y mediano formato, detalla la artista a La Jornada.

En esta nueva serie de obra, Pani explora por primera vez la impresión litográfica sobre seda con la intención de reflejar la sutileza de los dibujos sobre el cuerpo humano y el mundo vegetal. Recurre a la reducción mínima de lo representado con mucho color y mediante una línea super sutil fragmenta a los seres vivos.

Después de su exposición De Ser Árbol, que realizó en colaboración con el músico Mario Lavista el año pasado, Pani regresa al color porque sintió la necesidad de retornar a lo terrenal: “Tengo elementos que aparecen con mucho más color. Creo que esta serie continua con todo lo que he realizado; por ejemplo, en la muestra Dualidad y transformación, que se exhibió en el Anahuacalli, están presentes las manos y en esta nueva exhibición es un elemento constante en las piezas.

Foto
La artista explora la impresión litográfica sobre sedaFoto Cortesía Sandra Pani

Hay muchos elementos de exposiciones anteriores que se pueden reconocer como la representación simbólica de la mano, pero aquí hay una exploración de nuevas técnicas.

La artista fiel al color y a la figura humana decidió dibujar no en papel, sino sobre lino preparado con la finalidad de dejar el dibujo sin enmarcar, de tal forma que los linos preparados son como unos cuadros que no requieren de un marco o una caja de vidrio.

“Toda la exposición –aclara la pintora– es una reflexión sobre mi corporalidad, sobre una búsqueda de identidad y que pretendo, como diría mi amigo Alberto Blanco, inspirar a otro y que se pueda conectar con estas imágenes, que aunque son personales son también universales.

Pani con pocos elementos busca un diálogo con el espectador y crea mundos paralelos entre lo corporal y lo vegetal. Al principio de la serie presenta muchos elementos y al final se van reduciendo hasta llegar a la forma más mínima, pero siempre con la presencia de su cuerpo, la representación de un tórax, de los pulmones, de las manos y de la columna.

Otro aspecto que se repite en la exposición es un juego relacionado con la simbología del número 36, que algunos le llaman el gran cuaternario pitagórico. La artista realizó polípticos que miden 36 por 36 por 6 centímetros de fondo, pues considera que el número es muy poderoso y simbólicamente es una cifra donde se juntan los cuatro elementos. Es un número que habla de totalidad y la exposición es esa búsqueda de totalidad desde el cuerpo y el vínculo con el mundo de la naturaleza.

Mi columna vegetal se exhibirá hasta mayo en la galería Juan Martín (Dickens 33-B, Polanco). El horario de la galería es de lunes a viernes de 10:30 a 14:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas. Sábados de 10:30 a 14:00 horas.