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Montan exposición en la UANL en reconocimiento al pintor, grabador y escultor

El arte de Manuel Durón es muy potente, expresivo y recoge personajes marginales

La muestra Imágenes desde la oscuridad reúne 60 trabajos, informa la curadora Sofía Gamboa

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Dos de las 60 obras de Manuel Durón (1939-1966), que se exhiben en la Universidad Autónoma de Nuevo LeónFoto Miguel Ángel Reyna
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 13 de julio de 2013, p. 6

Monterrey, NL, 12 de julio.

La pobreza en que vivió toda su vida el pintor, grabador y escultor Manuel Durón y acabó con él a los 27 años, cuando murió de anemia, se refleja también en su obra.

El artista no sólo recoge personajes marginales de su entorno vital de los años 60 en Monterrey, sino que su obra fue plasmada en papel de muy baja calidad y tintas corrientes que dificultan su conservación, destacó la curadora e investigadora Sofía Gamboa, durante un recorrido por la exposición Imágenes desde la oscuridad, que reúne 60 trabajos.

Personajes de diferentes estratos: urbanos, obreros, artistas indígenas e indigentes, de distintas edades, y los cuales en su mayoría están inmersos en una cotidianidad que los mantiene atrapados, forman parte de la crónica que permite armar la obra del artista.

Sufrimiento y soledad de la mujer

En la muestra destaca el tema de la mujer, no sólo como elemento físico, sino en su aspecto sicológico, destacó la curadora: El artista plasmó sobre todo su sufrimiento, donde queda prohibido preguntarse, ¿por qué a mí? Ni para qué llorar si primero es obligatorio sacar adelante a los hijos.

La soledad de la mujer queda plasmada en múltiples cuadros, en algunos sólo se pueden ver sus zapatos y éstos narran la historia. El arte de Durón es tan potente y expresivo que con sólo un elemento el espectador puede construir la historia, aseguró Gamboa.

Hijo de campesinos, Manuel Durón nació en 1939 en una de las comunidades más pobres de Zacatecas, El Lobo, en el municipio de Loreto, donde, junto con su madre y hermana, fue abandonado a los ocho años por su padre, quien era alcohólico.

La familia emigró a Aguascalientes, donde murió su madre; Manuel quedó al cuidado de su hermana, quien lo sacó adelante. A los 14 años, el joven llegó a Monterrey, donde murió tres lustros después, en 1966.

La obra de Manuel Durón documenta que al mundo femenino corresponde lavar, planchar, la lucha por alimentar y cuidar a los hijos y también atender a los niños de otros. Además de muchas otras actividades que en la muestra más que un símbolo estético, son un símbolo de supervivencia, destacó la curadora.

Dividida en cinco salas –figura humana, mujer, retrato, autorretrato y paisaje– la muestra montada en la pinacoteca de Nuevo León, fue restaurada por Roberto Ortiz, luego de que el gobierno de Zacatecas propuso rendir homenaje al artista.

Presente en el recorrido, la directora de la pinacoteca, Elvira Lozano de Todd, señaló que Durón todavía no ha recibido el reconocimiento que merece, el cual es el propósito de la muestra.

Lozano recordó que a la edad de 14 años el artista, quien era vendedor en el mercado Juárez de Monterrey, descubrió su vocación al entrar en contacto con el Taller de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

En ese entonces en la capital regiomontana, caracterizada por la industria, había un despertar cultural que promovió el rector Raúl Rangel Frías, quien creó el Taller de Artes Plásticas que impartía la catalana Carmen Cortés, donde se formaron grandes artistas regiomontanos, como el propio Durón, además de Javier Cantú, Guillermo Ceniceros, Esther González, Rodolfo Ríos y Águeda Lozano.

En el taller, Durón fue estudiante y luego coordinador del área de grabado de la Escuela de Artes Plásticas de la UANL. Su trabajo artístico, desarrollado en los años 60 del siglo pasado, es considerado producto de un excepcional estilo personal y expresionista, concluyó Lozano de Todd en la rueda de prensa.