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Grandes proyectos, inútiles impuestos
B

ajo este bonito nombre, Grands Projets Inutiles Imposés (GPII), una red de movimientos sociales europeos celebra en Stuttgart a fines de julio de 2013 su tercera reunión. Los primeros socios fueron los grupos que en Italia se oponen al nuevo túnel ferroviario para la alta velocidad entre Turín y Lyon (el célebre movimiento NO TAV) y quienes en Francia se manifiestan contra el absurdo aeropuerto de Notre Dame des Landes, cerca de Nantes. Se apuntan ingleses contra trenes de alta velocidad de Londres a Birmingham y Manchester que duplican los ya existentes y se apuntan españoles más que quemados de tanta corrupción y obra pública absurda que se indignan ahora contra el complejo de casinos y hoteles llamado Euro-Vegas cerca de Madrid.

En Stuttgart, la población protestó contra la nueva estación subterránea que se quería construir. El 30 de septiembre de 2010 iban a empezar los trabajos en el Schlossgarten, parque ubicado al costado de la actual estación donde según los planes llamados S21 se construiría la nueva estación. En defensa del parque y de la vieja estación llegaron miles de manifestantes, algunos intentaron proteger los árboles subiéndose a ellos. Hubo centenares de heridos al intervenir brutalmente la policía. En 2011 ganaron los Verdes las elecciones al gobierno regional de Baden-Württemberg pero una leve mayoría en un referéndum posterior defendió la nueva estación. El tema sigue en discusión. Por eso se realiza allí el tercer fórum GPII.

Hay muchísimos proyectos de obras públicas inútiles, absurdas, impuestas a la fuerza. Eso ocurre en todas partes. En Barcelona construyeron un enorme puerto del cual se usa menos de la mitad, construyeron una desaladora de agua del mar que no funciona casi nunca… Todo eso anticipando un crecimiento económico y demográfico sin fin. Se crea deuda pública inútilmente. Se garantiza a las concesionarias de autopistas y a las empresas eléctricas unos ingresos que compensen sus inversiones y den ganancias. Si falta después la demanda para cubrir esas inversiones sobredimensionadas, se fuerza al Estado a pagar la diferencia o el Estado permite aumentos de tarifas eléctricas.

Por eso han surgido esos movimientos que ahora se coordinan a nivel europeo y que pronto se coordinarán a nivel mundial. En Turquía, los manifestantes de mayo y junio protestaban contra la corta de árboles de un parque municipal donde se iba a hacer un shopping mall y también contra grandiosos planes de obras públicas que incluyen duplicar el estrecho del Bósforo con un canal de 50 kilómetros. En Brasil, los manifestantes de junio y julio protestaban contra la corrupción en el PT y también por las grandes obras públicas con standard FIFA cuando el transporte público es deplorable y a tanta gente le falta dónde vivir.

En la India se sueña con el interlinking of the rivers desde el Himalaya al sur y para no ser menos, en América (dentro de los grandes planes del IIRSA) se plantea un megaproyecto para unir las cuencas del Orinoco, el Amazonas y el Plata, a través de la interconexión de 17 ríos, lo que permitiría el transporte fluvial entre el Caribe y el Río de la Plata.

Las megainfraestructuras reflejan el poder político de empresas multinacionales como Odebrecht de Brasil. Hay corrupción expresada en comisiones pagadas a políticos (para sus partidos o para sus bolsillos privados) y todo esto se apoya en una visión del mundo económico en constante crecimiento material.  Da lo mismo que los gobiernos sean neoliberales o de la izquierda nacionalista progresista latinoamericana, que sean capitalistas de estado o social-demócratas. Los islamistas moderados que planean un nuevo Bósforo no están muy distantes en su manera de pensar las relaciones entre economía y ecología, del gobierno de Nicaragua que con dudosos capitales chinos planea un canal paralelo al de Panamá. Mientras, el presidente Rafael Correa se imagina navegando como en una película de Herzog desde Manta a Manaos y viceversa.

En Europa, tras el primer foro GPII (grandes proyecto inútiles impuestos) en Val di Susa en 2011 en Italia y el segundo en Notre-Dame des Landes en Fracia, el tercer foro se realizará en Stuttgart del 25 al 29 julio 2013. Sus propósitos son: a) el intercambio, el apoyo mutuo y la coordinación de la resistencia contra los GPII en Europa y en otros lugares; b) la salvaguardia de nuestras condiciones de vida en la naturaleza y en la sociedad; c) la discusión de las causas y consecuencias de esos grandes proyectos, sus perspectivas sociales y las alternativas posibles. Para quienes quieran y puedan acudir a Stuttgart o ver lo que sucede allí, hay aquí información en varios idiomas, http://drittes-europäisches-forum.de/tag/gpii/

*Universidad Autónoma de Barcelona