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La idea es que las personas vean que trabajar con desechos no es de gente sucia, afirma

Latin Latas recicla y transforma la basura en instrumentos musicales

Su Babycatre está hecho con la pata de una cama, la bisagra de una puerta y un sistema eléctrico

 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de agosto de 2013, p. a10

Bogotá, 27 de agosto.

La pata de una cama es la pieza principal del bajo de la agrupación musical colombiana Latin Latas, que hace suya la premisa de que la basura no existe al elaborar sus instrumentos con desechos y promover la defensa del medio ambiente en sus canciones.

Mientras va en bicicleta por las calles de Bogotá o durante jornadas de reciclaje, el lutier del grupo, David Castiblanco, rescata de la basura las piezas con las que luego construye instrumentos llamativos y llenos de color.

El bajo de Latin Latas, llamado Babycatre y primer instrumento construido por Casti- blanco para el grupo, incluye, además de la pata de una cama, la bisagra de una puerta, un sistema eléctrico reciclado y el micrófono de una vieja guitarra.

También la Llaverimba, como bautizaron a su marimba, toma el nombre de otro de los artículos reciclados que componen al instrumento: viejas llaves de puertas por cuyos orificios, en vez de un llavero, pasa el cable que mantiene suspendidas las piezas de madera que hacen de teclas.

Con mucha historia

Pero el objeto más raro que Castiblanco ha usado en los instrumentos –que fabrica de forma autodidacta y tras mucha investigación en Internet– es una máquina de diálisis, de la que ha tomado pequeñas piezas que incorporó a casi todos los instrumentos de Latin Latas.

Algo genial con estos instrumentos es que tienen mucha historia. Cuando uno compra un instrumento nuevo, la historia empieza desde la tienda. En cambio, quién sabe cuántas personas durmieron en esta cama, dijo Castiblanco, también baterista del grupo, mientras sujetaba el Babycatre.

Latin Latas, creado hace dos años por Castiblanco, Andrea Defrancisco y Diana Higuera, ensaya en un garaje cercano al centro de Bogotá, donde un gran letrero con la inscripción 100% reciclaje les recuerda el mantra del grupo: La basura no existe.

Pero además de promover el reciclaje mediante sus instrumentos, estos músicos transmiten en las letras de sus canciones mensajes ambientalistas y en defensa de los animales.

La canción Son del libre animal, que los seis miembros del grupo tocan disfrazados de animales, cuenta la historia de una gata callejera adoptada por una familia y de un caballo que lidia a diario con los automóviles en las calles de Bogotá.

Los instrumentos son una herramienta visual que es impactante y que abre puertas, pero detrás de eso nuestro mensaje se reafirma en las letras, dice Defrancisco, directora musical, vocalista y bajista de la agrupación.

Con la idea de llevar su mensaje a más personas, el grupo decidió no limitarse a un género musical. Somos rock, somos reggae, somos cumbia, somos pop, somos funk y esa es una idea muy importante para nosotros: que como existen muchos gustos, pues hay muchos públicos a los que llevar nuestro mensaje, explica Defrancisco.

Latin Latas también forma parte del Colectivo Arte y Basura, que reúne a 20 agrupaciones bogotanas que trabajan con desechos para hacer bolsos, juguetes y hasta actos circenses.

Además, participan en la campaña Basura cero, que la alcaldía de la capital colombiana arrancó a fines de 2012 para promover el reciclaje, y a través de esa iniciativa llevan su música a colegios e instituciones públicas.

La idea es que la gente vea que trabajar con basura no es algo (...) de gente sucia, sino una propuesta nueva, asegura Higuera, que toca la flauta, el clarinete y el saxofón.

Según los miembros del grupo, los instrumentos, que Castiblanco construye tanto en una noche o tras más de un mes de estudios, suenan diferente a sus originales y hay que estudiarlos para sacarles sus mejores notas.

Se ha convertido en un proceso casi que nuevo, porque uno tiene experiencia con instrumentos pero esto es un mundo distinto, la afinación es distinta y los materiales muy diferentes, dice Higuera, de 23 años y quien desde los ocho se dedica a la música.

Para ella, el trombón de Latin Latas es el más alejado del instrumento original. Bautizado como Trombalapiñotubón fue construido con la hélice de una lavadora, una copa de plástico, una pistola de agua y partes de una bicicleta.