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Hoy arranca la segunda temporada de este proyecto en una casona de Santa María la Ribera

El microteatro te hace vouyerista, un fantasma que rebasa el espacio vital: Luis Felipe Tovar
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Silvia Santoyo y Mariana Azcárate, dos de las protagonistas de La vengadora, de Juan José ArjonaFoto Elizabeth Pérez Islas
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de septiembre de 2013, p. a10

Microteatro es histrionismo en un palmo de terreno. Es arte escénico en close up. Es sentir la respiración de la actriz o el actor; sus gestos y sus movimientos que devienen narración de una breve historia. Es, para el espectador, casi una observación participante.

Microteatro, que consiste en la representación de una obra de unos 15 minutos de duración para alrededor de 15 personas en un espacio no mayor a 15 metros cuadrados, regresa con otra temporada a partir de este jueves.

Sus foros: los cuartos de una casona ubicada en la colonia Santa María la Ribera, en los cuales se escenificarán 13 montajes fugaces, rápidos y explosivos. Historias en breve cuyo tema, en esta ocasión, es el sexo.

Microteatro es una iniciativa emergida en España por un grupo de dramaturgos, productores y actores que buscaban una alternativa de expresión ante la falta de foros, y también de trabajo.

En México es la segunda ocasión que se realiza (antes se hizo en una casa de la Narvarte), pero el proyecto continúa con la premisa de acercar el teatro a toda la gente, ofreciendo la misma calidad en contenido dramatúrgico que las grandes producciones, sólo que en un breve espacio; en el intimismo absoluto.

Voltear la mirada ante los monopolios

Además de su esencia subterránea, Microteatro, cuya selección de montajes es por medio de una convocatoria, pretende abrir camino a incipientes escritores, ser incluyente y plural. El único requisito: tener una buena historia. Busca además promover el teatro independiente y hacer voltear la mirada ante los monopolios de productoras que tiene control de los foros.

“Es como un corto de cine llevado al teatro. Provoca que surja una nueva generación de espectadores. Es estar tan cerca de los actores que no se puede más. Es como convertirse en un vouyerista, en un fantasma que rebasa el espacio vital… Ese nivel de riesgo es el que me gusta. Se trata de una vulnerabilidad del actor y del espectador. Es la interacción más fuerte que he conocido. El público está involucrado y no te puedes salir. No hay ruta de evacuación”, comenta en entrevista el actor Luis Felipe Tovar, quien es el productor de la microobra El ídolo, de Mario Ramírez, y en la que actúan Alessandra Pozzo y José Antonio de la O.

Dice Luis Felipe que estas iniciativas le hacen bien al espectador, sobre todo a ese que le caga ver obras aburridas y mamonas de dos horas en las que no te puedes ni mover a ningún pinche lugar. Esto es una excelente opción, porque aquí es duro y directo a la cabeza.

Son montajes efímeros, pero de impacto inmediato. Son una muestra tangible de la forma más stanislaswaskiana posible.

Las 13 micropuestas hacen sentir y vibrar.

Además de la mencionada se montan también La vengadora, de Juan José Arjona. En ésta, una mujer engañada por su marido decide contratar los servicios de una dulce asesora medio dominatrix, que le dará detalles para ejecutar su acción, con todo y sus juguetitos (entre los que destaca un machete y un rifle). Actúan: Silvia Santoyo, Mariana Azcárate, Rumania Olivares y Saúl Hernández. Tanga de jamaica, escenificada por Laura de Ita y Jorge Karlóz. Es de Jorge Carlos Ramírez, y tiene la asesoría de tres expertos: Bruno Bichir, Emilio Portes y Agustín Tapia. Afrodita al sol, de Verónica Falcón, quien también actúa a lado de María Goycoolea Artís. Gerontofilia, de Ignacio Flores y la representa Alejandra Maldonado. Aplausos, escrita y dirigida por Antón Araiza, con la actuación de Nora del Cueto y Nicolás Mendoza. 100 cosas que tienes que hacer antes de morir, de Beto Cohen, y la representan Julio Bekhor y Rodrigo Virago.

Complementan las obras: Besito soñador, de Sergio Galindo, que es producida por el actor Jesús Ochoa; En cuerpo presente, de Eduardo Castañeda; Hora de trabajar, de Luis Eduardo Yee; Ilusión, de Alberto Estrella; Luna, de Sandra Orive, y Rosa, Venus y tamales oaxaqueños, de Carlos González Sariñana.

Las obras se representarán de manera simultánea. Es decir, seis funciones diarias en sesión continua a partir de este jueves. Los miércoles inician las funciones a partir de las nueve de la noche. Los jueves y viernes a partir de las 20 horas. Sábados a las 19 horas. Domingos a las 18 horas.

La aportación para cada microbra es de 60 pesos e incluye una bebida. Además, el espectador podrá observar las exposiciones montadas en varios rincones de la casa, ubicada en Roble número 3, casi esquina con Insurgentes Norte, Santa María la Ribera (frente a un Suburbia). Habrá valet parking, aunque la estación del Metrobús Buenavista queda a unos metros.

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