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La banda británica hizo alarde de su dominio sobre el sonido alternativo y sideral

Muse extiende sobre el Palacio de los Deportes su halo de prog-rock

¡Gracias, México, son la mejor ciudad para tocar!, dijo el vocalista Matthew Bellamy en el primero de los cuatro conciertos que ofrecerán el recinto como parte de la gira The 2nd Law

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Matthew Bellamy, cantante y guitarrista de la banda, utilizó todos sus recursos para deleitar a sus miles de seguidores que corearon sus rolas. El público encontró a su musaFoto Fernando Aceves
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de octubre de 2013, p. 8

¿Se oye a todo? Ese es Muse, que se presentó la noche del pasado viernes en el primero de cuatro conciertos con boletaje agotado en el Palacio de los Deportes, como parte de su gira The 2nd Law, título de su nuevo disco dado a conocer en 2012, cuyo primer sencillo es Madness.

El grupo telonero fue The Ruse, que fue bien recibido y mejor despedido.

En la tercera visita del grupo inglés a México, la expectativa por verlo fue en aumento y eso se reflejó en la taquilla. No obstante, antes del concierto, en la reventa se podían conseguir boletos para arriba y para abajo, y algunos revendedores afirmaron que tenían para las tres tocadas restantes.

Miles de jóvenes siguieron el recital con la guía de su celular, donde se enteraban del setlist y entraban en Internet para leer las letras de las canciones, con lo que podían corear cada pasaje musical. Otros grabaron algunas canciones, para prenderse después, en su cuarto o con sus cuates, o para enviarlo como mensaje a su novia, que no tuvo el varo para acompañarlo.

Gritería ensordecedora

Cuando se apagaron las luces y era inminente la aparición del grupo la gritería fue ensordecedora. Una muchacha tenía tan alto registro que destacaba. Si había llegado al Palacio de los Rebotes con un trauma, ahí lo sublimó con sus alaridos.

La escenografía es importante en los conciertos de Muse, y en esta ocasión no fue la excepción: con pantallas se creó una pirámide que por momentos estaba invertida. También podía ser una forma de mostrar el aumento del sonido.

Sonidos electrónicos inundaron el domo. Brincos y la catarsis por la larga espera. Entraba a escena el conjunto que en sus inicios surgió con una influencia más que mimética de Radiohead. Por ello la atmósfera de sus presentaciones es oscura y con ciertas paranoias. Se extiende el halo del prog-rock y art-rock. En el manto estelar de Muse las estrellas que rigen su sino son Nirvana, Jeff Buckley, Smashing Pumpkins, Queen, Pink Floyd. Y hasta la voz se encima con la de Bono, de U2.

Se integraron en el ya lejano 1997, en Teingmouth. Ahí, tres amigos: Matthew Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard formaron un grupo. Matthew se ocupó de la voz, la guitarra y los teclados; Chris, del bajo y los coros, y Dominic, de la batería. Los nombres del proyecto son un ensayo: Gothic Plague o Rocket Baby Dolls. Su debut fue con Muse EP, de 1998. Con Muscle Museum, de 1999, lograron cierta fama. De ahí vinieron sus discos Showbiz (1999), con rolas como Sunburn y Muscle Museum.

Con ese pesado cargamento sonoro arribaron al Palacio de los Deportes, donde el vocalista dijo que les era algo especial regresar una vez más. Lo que se escuchó en adelante fue un alarde de rock progresivo, alternativo sideral, con profundidades en la electrónica y en el heavy metal.

Según los organizadores, la asistencia fue de 24 mil 500 seguidores, que reaccionaron como tocados por un rayo con Isolate System y Supremacy. Matthew Bellamy comprendió que la noche debería ser especial y utilizó todos sus recursos, incluidos el bajar en un momento entre las primeras gradas, correr una y otra vez en una larga pasarela que lo acercaba con público de más atrás.

¡Gracias, México, son la mejor ciudad para tocar!

Los coros propios de las rolas fueron seguidos por súbditos de los inspirados. Cada ser humano tiene una musa. La musa de Muse es el público.

Como si no pasara nada, los chavos se divierten; ¿que los impuestos al litro de refresco? ¡Más chelas, por favor! ¿Que no hay empleo para todos? ¿Que ya no se hace la ola en el Azteca por la decepción nacional? Aquí, en el Palacio, la hacemos una y otra vez. Es el rock contra los impuestos, contra las marchas. Ya se verá qué cambia en 2014 con tanto pago, con tanto descuento.

Polvo de estrellas

El ánimo hasta arriba. Muse se va para regresar en un ruidoso encore. Y agazajaron con Starlight, émula de Radiohead a más no poder, en la que la musa es colocada en el firmamento, hasta el cielo, idolatrada. Cada noche, él se asoma y ella ahí está, brillando con luz propia. El Palacio de los Deportes se convierte en un ámbito gótico donde miles de ojos de murciélagos (los celulares) se denotan en la oscuridad visible, en el momento sublime. Cada quien un día volverá a ser polvo de estrellas.