Opinión
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Atrapados sin salida
E

l director quebequense Denis Villeneuve se ha distinguido en su corta filmografía por examinar secretos morales que atormentan a sus personajes. Y aunque Intriga (el título soso y perfectamente olvidable que se le ha puesto en México a Prisoners) significa su debut hollywoodense en plan grande –con un reparto muy conocido, notables valores de producción y ambiciones de colocarse en la contienda por los Óscares– el cineasta ha seguido en esa misma vena, bajo la forma de un thriller de la especie whodunit.

Bien escrita por Aaron Guzikowski, la película trata sobre la desaparición de dos niñas, hijas respectivas de dos familias amigas de un pequeño poblado de Pennsylvania. El padre de una, Keller Dover (Hugh Jackman, más rabioso que Wolverine) se pone frenético en su propia búsqueda del culpable, mientras la investigación oficial corre a cargo de un recio policía, el detective Loki (Jake Gyllenhaal), cuya fama es de no haber perdido uno sólo de sus casos. Un primer sospechoso es la patética figura de Alex (Paul Dano), un débil mental que ocupaba una camper en la calle en que se vio a las niñas por última vez.

A falta de pruebas, Alex es soltado por la policía, pero secuestrado por Keller, quien está seguro de que el joven está involucrado en el caso. Como ya hemos visto que el padre de familia es un católico devoto, un creyente en la acumulación de víveres y pertrechos para un posible holocausto y un aficionado a la cacería, no es difícil adivinar su ideología. Así, las acciones de ese fascista ordinario de encerrar y torturar brutalmente a Alex son coherentes con el personaje; no así su amistad con una pareja negra, los Birch (Viola Davis y Terrence Howard), padres de la otra niña secuestrada, un detalle liberal contradictorio.

Ignorante de las acciones de Keller, Loki investiga por su cuenta diversas pistas –algunas falsas, otras engañosas–, lo cual lleva al espectador a mantenerse atento a una posible deducción de quién ha sido el culpable. Vano intento, pues Intriga es un thriller truculento que serpentea entre sus diversos elementos para resultar, como es costumbre, con el personaje menos sospechoso.

El factor importante es cómo Villeneuve y Guzikowski administran hábilmente esa truculencia de tal manera que la tensión dramática se sostiene de principio a fin, a lo largo de dos horas y media de duración. No hay tiempos muertos en una narrativa sostenida por el contraste entre los métodos de Keller y Loki, y las actuaciones de los actores. Si Jackman sobreactúa su empeño irracional en un solo registro, Gyllenhaal da una sugerente interpretación de un hombre a punto de reventar por una presión interna, que lo obliga a comportarse como un representante de la ley. (De ahí la pertinencia del título original: las niñas no son las únicas prisioneras; otros personajes viven atrapados por su conciencia).

Otra cualidad convincente de Intriga es su atmósfera. Gracias a la fotografía del gran Roger Deakins, el ambiente se construye con tonos lúgubres que permean la acción con un sentido de desesperada urgencia. A eso contribuye también el que quizás sea el thriller transcurrido bajo el clima más inclemente, pues buena parte de la acción se lleva a cabo en medio de aguaceros y nevadas, detalle que añade a la sensación de amenaza y misterio.

Tal como demostró en su anterior La mujer que cantaba (2010), Villeneuve es un eficaz manipulador de emociones. A fin de cuentas Intriga es como la versión de lujo de la serie televisiva The Killing. Pero da la impresión de ser más profunda.

Intriga (Prisoners) D: Denis Villeneuve/ G: Aaron Guzikowski/ F. en C: Roger Deakins/ M: Jóhann Jóhannson/ Ed: Joel Cox, Gary Roach/ Con: Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Viola Davis, Terrence Howard, Maria Bello/ P: Alcon Entertainment, 8:38 Productions, Madhouse Entertainment. EU, 2013.

Twitter: @walyder