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La Fuerza de los Bíceps antes del músculo
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Periódico La Jornada
Sábado 23 de noviembre de 2013, p. a16

Frescura, fulgor, sonrisas, ingenuidad, esplendor. La alegría de vivir. He ahí el secreto a voces de la erupción de un volcán que jamás dejará de tener actividad: The Beatles.

La aparición del segundo volumen de las sesiones que cuatro jovencitos ofrecieron, en vivo, al aire, en directo al mundo a través de la radioemisora BBC de Londres, entre 1962 y 1965, nos devuelve a uno de los grupos musicales definitivos en la cultura occidental, en su condición de embrión.

El disco doble ’On Air-Live at the BBC Volume 2’ contiene 63 tracks, divididos entre diálogos, triálogos, monólogos, versiones en vivo de piezas hoy clásicas, muchos covers de artistas que de otra manera no se hubieran hecho tan famosos y, como regalo principal (jeje): inéditos.

Además de disfrutable y gozoso la tercera palabra que me viene luego de escuchar muchas veces este par de discos, es: interesantísimo.

Porque resulta sumamente interesante escuchar las versiones más inocentes, casuales, espontáneas y sinceras de canciones que ya habíamos escuchado hasta el (casi) hartazgo.

Entre las muchas bondades de estas grabaciones, resulta casi una paradoja que en plena era de la mejoría y/o recuperación de la calidad del sonido en los discos grabados, escuchemos dos discos enteros en sonido ¡monaural!

Y eso es, precisamente, lo que dota de frescura, honestidad, verosimilitud a este álbum fabuloso: el sonido mono, como es conocido familiarmente, literalmente desnuda a todo músico.

Eso, música desnuda, sonido en cueros, exposición total, vulnerabilidad inclusive: todos los errores se notan, toda desafinación resulta mayúscula, todo tropiezo es una caída monumental, toda costura es visible. Y eso, señoras y señores, es la música: un ente vivo preñado de imperfecciones en busca de la verdad, es decir, de la belleza, es decir: la perfección.

Los cuatro muchachitos provenientes de un poblado de marineros llevaron a la capital británica su virginidad en todas sus significaciones, el fuego prometeico, la verdad desnuda.

En 1956 había llegado, apenas, la música de a deveras a territorios flemáticos: el blues, blús, bluuussss, en forma de rhytm and blues y en lo que se empezaba a conocer como rock and roll. Los medios de comunicación, precisamente la BBC entre ellos, difundían otras cosas más domésticas, insulsas y constructivas; el rock era una amenaza. Y así entró: de manera inocente, cual inofensiva intrusión, cuando en realidad el mundo ya estaba en espera de la gran revolución cultural de los años 60.

The Beatles. The Bíres. The Virus. Los Bítles, The Beaceps (mi maestro José Agustín dixit). La Fuerza de los Bíceps. The Fab Four. El Cuarteto de Liverpool. El Cuartito de Liberen al Poor. The Beatles: Juanito Lenin, Ringo Lilingo Starr, Jorgito Jarri Song y el famoso músico vegetariano don Polma Carne. Los Bítles.

La novedad discográfica que hoy nos ocupa es un precioso testimonio que documenta el instante en que los pubertos se convirtieron en adultos porque, como dijera Werner Herzog, Los enanos también comenzaron desde pequeños, de manera que podemos exclamar con júbilo al escuchar este disco doble y noble: inchis Bítlis, en su primera etapa eran bien cursilotes y rudimentarios; pero eso sí, le echaban todo el pulmón. Desde el principio destacó el único músico completo entre ellos: George Harrison.

Por supuesto que esto no va en demérito de ninguno de los otros tres. Que quede bien claro: The Beatles fue uno de los mejores grupos en la historia de la música del siglo XX. Cada uno de sus integrantes tiene su propia valía y no es necesario, a estas alturas, reducirlos a la condición de fenómeno social ni a sus escuchas a la condición de meros fans que no es otra cosa que el apócope de fanáticos: esos cuatro músicos existieron en la vida real, dos de ellos aún conservan carne y hueso y cada quien es libre de elegir a su favorito. Yo me quedo con el grupo, con el ímpetu revolucionario de Juanito Lenin (no en balde murió a consecuencia de un crimen de Estado), la genialidad musical de Yorch Harry Up, Son; Ringo como uno de los mejores bateristas en toda la historia del rock y con las cualidades asombrosas como melodista de don Polma Carne.

Todas las cualidades, todos los defectos, todo el encanto y toda la magia de Los Bítles está al desnudo en, aunque parezca increíble, el nuevo disco de Los Bítles, que aparece nada menos que a 34 años de su desaparición como tales, como The Beatles.

Hay quienes dividimos la magia Bitle en dos etapas: la de antes y la de después del disco Revolver.

He aquí, en este álbum doble, el misterio develado de la primera etapa, la de los jovencitos comiéndose el mundo a puños. Aprendiendo.

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