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Se trata de que las orquestas las toquen y se difundan; se escucha la de Harry Potter, dice

Necesario, hacer las partituras de la música para cine, insta el compositor Omar Guzmán

Importante, que en México se reconozca el trabajo de este arte en todas sus especialidades, destaca

 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de noviembre de 2013, p. a13

Con una experiencia de 20 años de componer música para cine, Omar Guzmán expresó que es necesario hacer las partituras de la música de las películas mexicanas, primero porque son casi inexistentes y, segundo, para que se toquen las obras y se den a conocer.

“Hace tiempo hubo un concierto con obras de algunos autores que hicieron música para ese fin, pero puede afirmarse que es prácticamente nula. De otras cinematografías oye uno a Williams y a Enio Morricone, por ejemplo; en México hay autores destacados, como Raúl Lavista, tío de Mario, pero la gente lo ignora.

“Se trata de que existan las partituras y de que las orquestas del Conservatorio, por ejemplo, las toquen. No hay conciertos porque no hay qué leer. Tocan, eso sí, lo de Harry Potter o lo de La guerra de las galaxias, o Rocky. Yo admiro a varios, como Morricone, pero hay un mundo de música en el cine mexicano. El cine es muy complejo y hay sonidistas, que crean una multitud de efectos, como el viento”.

Santa, un ejemplo

–¿Por qué no se han hecho las partituras?

–Porque nadie se ha interesado. Hay un desconocimiento general en las instituciones, pero no se trata de un asunto frívolo. Es importante que en México se reconozca el trabajo cinematográfico en sus diferentes especialidades.

“Un ejemplo de música de cine es la de Santa y en los demás casos se podría evaluar cuáles convendría trabajar, porque son muchas. Una vez hicimos un historial del cine nacional por medio de canciones. Empezamos con Redes. Podría grabarse y publicar varios discos. Si existieran las partituras podría tocarse, prevalecer, conservarse y evitar que se pierda esa riqueza. Podría avanzarse por décadas”.

En la AMACC, en el área de música, están Lucía Álvarez, Daniel Hidalgo y Guzmán. “Hay otras disciplinas, como la de los documentalistas, actores y fotógrafos.

Señaló como urgente y justo que haya una caja con discos de la música para cine que hizo Manuel Esperón. Murió y aún no existe, ni la de Silvestre Revueltas. A pesar de sus cien años nadie editó una caja maravillosa. Hay cosas en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero nada que se parezca a una caja con una obra completa o casi completa. Imaginemos tener una caja con la obra de músicos como Carlos Chávez, José Pablo Moncayo o Candelario Huizar. No hay preocupación porque prevalezcan los materiales de música de concierto y, específicamente, de cine.

Otra asignatura pendiente es la falta de escuelas para aprender a hacer música para cine. “Nosotros aprendimos sobre la marcha, porque aquí no es como en Estados Unidos o España. En mi caso desde los 16 años. Buscaba la partitura y así fui aprendiendo. Fue talacheando, como se dice. Hay momentos en una película en los que el silencio se agradece, pero eso hay que aprenderlo. Si logramos hacerlo será previo arduo trabajo de investigación. Para empezar se requiere de un equipo de personas capaces, recursos económicos y un programa para definir a partir de qué se va a rescatar. En Estados Unidos hay material por película, lo mismo que en Europa.

“En México está la partitura de Redes, pero no más. Hay fondos musicales y canciones. Sería un proyecto interesante, para llevarlo a las escuelas de música. Rosino Serrano tiene un trabajo nutrido en esta materia, y otros colegas”.

Dijo que en México hacer una partitura suele ser apresurado, porque en una película lo último que se pone es la música.

Otro asunto es la moda de usar canciones de un grupo o cantante, pero eso es para el jale, dijo. A mí me parece un poco cliché cuando ves películas estadunidenses en las que se oye una cancioncita de fondo mientras la pareja camina por el súper o por parque. Eso no me gusta. Hay que trabajar el lenguaje de la música mucho más, más profundamente. Se trata de que sea un personaje más. La música determina una mirada.

Ahora ha aparecido un personaje que se llama productor musical, que se dedica a buscar canciones, de bajo o alto costo. Cosas grabadas. Eso quita trabajo a los que componemos. Ese es su trabajo, ni modo. Nosotros, como dice mi compadre Rosino, hacemos trajes a la medida.

Premios a su carrera

Guzmán es miembro activo de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. En 2001, obtuvo el Ariel a la mejor música compuesta para cine, por la película Escrito en el cuerpo de la noche, y en 2003, por Exxxorcismos. También ganó el premio Pantalla de Cristal a la mejor música original por la misma cinta del director Jaime Humberto Hermosillo. En 1992, fue nominado al Ariel por Tequila, de Rubén Gámez.

Ha realizado la música para puestas en escena. Para cine, ha compuesto la música original de seis cortometrajes y de 12 largometrajes. Actualmente es director académico de la escuela de música DIM (Desarrollo Integral Musical).