Javier Soto da unos pasos al frente cuando lo presentan como el atleta líder de Olimpiadas Especiales, porque ha ganado 42 medallas en futbol y volibol, pero además es el de mayor edad (45 años) y promete que para las siguientes competencias internacionales irá por más metales.

El capitalino platica que cuando era niño en la colonia Doctores se burlaban por su discapacidad intelectual. Tenía dificultades con el habla, en ocasiones tartamudeaba o no se le entendía nada, y tenía pavor a una sociedad que rechazaba, marginaba y excluía a las personas que, como él, les daba vergüenza.

Su papá, que era plomero, le enseñó el oficio y así creció. Ahora es mensajero en Olimpiadas Especiales desde hace 12 años.

El máximo líder de la institución enviudó joven cuando su esposa dio luz a su primera hija, que ahora tiene 22 años. Me casé otra vez y soy abuelo, se sincera.

Aquí ha conocido a niños y jóvenes que siempre están sonrientes, como los de síndrome de Down, que estuvieron representados por Rodrigo Morales, de siete años, campeón de triatlón.

Ayer, Olimpiadas Especiales recibió un donativo de 10 mil dólares canadienses de una empresa bancaria para seguir apoyando sus programas.