Moscú, 19 de diciembre.

El ex magnate petrolero Mijail Jodorkovsky, tras permanecer en la cárcel más de diez años acusado de distintos delitos en dos juicios y que debía terminar de cumplir su condena en agosto de 2014, quedará en libertad después de recibir dentro de poco el indulto del presidente Vladimir Putin.

El propio mandatario ruso lo anunció hoy, en una conversación informal con un grupo de reporteros, al término de la conferencia de prensa con que suele cerrar la agenda política de cada año antes del receso por los festejos navideños y de año nuevo.

En lo que toca a Jodorkovsky, ya he hablado de esto muchas veces, Mijail Borisovich (su patronímico) de acuerdo con la ley debió de haber escrito la solicitud correspondiente, lo que no quiso hacer, pero hace muy poco escribió ese papel y me solicitó el indulto, comenzó a explicar Putin a los reporteros.

Lleva en prisión más de 10 años, un duro castigo, y se basa en circunstancias de carácter humanitario: su madre está enferma. Creo que se puede tomar una decisión y, dentro de muy poco, firmaré el decreto sobre su indulto, informó Putin.

La noticia tomó por sorpresa a todos, incluidos los familiares y los abogados de Jodorkovsky, que nada sabían acerca de la petición del indulto.

Desató también toda una polémica sobre si el antiguo dueño de la petrolera Yukos admitió ser culpable de los delitos que se le imputaron, estafa, lavado de dinero, robo de petróleo y otros, como aseguran los políticos oficialistas, o apeló sólo a la enfermedad de la madre, como creen sus abogados.

El Kremlin sostiene que sin aceptación de culpa no puede haber perdón, pero los constitucionalistas afirman que la Carta Magna no establece ningún tipo de condición para otorgar el indulto, prerrogativa que el presidente puede aplicar en favor de cualquier recluso y en cualquier momento.

Sea como fuere, Jodorkovsky no representa ningún peligro para Putin, toda vez que queda inhabilitado para un cargo de elección durante mucho tiempo y carece de los recursos que llegó a tener cuando se le consideró el hombre más rico de Rusia.

Además, pende sobre la cabeza de Jodorkovsky, cual espada de Damocles, la posibilidad de iniciar un tercer juicio en su contra, que lo mandaría otra vez a prisión un mínimo de 10 años más.

Y para Putin, en vísperas de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, liberar a Jodorkovsky, considerado el preso político más antiguo del país, junto con la amnistía que beneficia a las muchachas de Pussy Riot, los activistas de Greenpeace y parte de los detenidos por los disturbios del 6 de mayo de 2012 en Moscú, es un intento de mejorar la imagen de Rusia en el mundo.

En cuanto a la conferencia de prensa –lo anticipó ayer su vocero, Dimitri Peskov: no es formato para declaraciones espectaculares–, Putin no dijo nada que no haya dicho ya, al responder durante cuatro horas a preguntas anodinas de medios locales y a unos cuantos cuestionamientos de la actualidad noticiosa por parte de los corresponsales extranjeros.

Cabe destacar, si acaso, que Rusia no ha tomado aún una decisión acerca de los misiles Iskander que podría instalar en Kaliningrado, cerca de la frontera con Polonia, que se consideran una medida para contrarrestar los efectos del escudo antimisiles de Estados Unidos en Europa.

Dijo no conocer personalmente a Edward Snowden y negó que los servicios secretos rusos traten de sacarle información. Gracias a Snowden mucho cambió en la cabeza de millones de personas, entre otros de grandes políticos de la actualidad, apuntó.

Respecto al espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Putin señaló que se lleva a cabo para combatir el terrorismo, justo es reconocer que es una medida antiterrorista, pero hace falta establecer reglas más claras y ciertos entendimientos, incluidos de orden moral.

El titular del Kremlin dijo sentir lástima por las muchachas de Pussy Riot, pero sólo en la medida en que llegaron a un punto en que quisieron impresionar, en mi opinión, denigrando la dignidad de la mujer, se pasaron de la raya.

Putin aseveró sentir simpatía por todos los que defienden la naturaleza, aunque me parece inaceptable que se haga de eso un instrumento de autopromoción y una fuente de enriquecimiento, respondió en el contexto de una pregunta sobre los activistas de Greenpeace.